a veces el descuido es inevitable. Hay ocasiones en las que la cabeza juega una mala pasada y olvida una pertenencia en un rincón de la vía pública. En Arrasate, la oficina de atención al ciudadano (BAZ) es la encargada de dar cobijo a aquellos objetos extraviados en la calle y que algún alma caritativa entrega en las dependencias de este servicio municipal. Su misión es que vuelvan a manos de sus dueños.

Ropa, paraguas, gafas, bolsos, documentos (de identidad, carné de conducir...), balones, cuadernos, llaves...; una larga lista de artículos son custodiados en la oficina situada en el número 8 de la calle Arano eta Garcia maisu-maistrak. La tarjeta que se cae de un monedero al abrir el bolso, el teléfono móvil que en un descuido se ha dejado olvidado en un banco o el jersey que aparece en un parque infantil se almacenan en estas instalaciones municipales a la espera de ser reclamados por sus propietarios. "Se entrega cualquier tipo de objeto encontrado en la calle; al mes una media de 40", explica la responsable del BAZ, Edurne Muxika.

Ropa, llaves y gafas suman el mayor número de registros de entrada, en los dos últimos casos, a veces incluso a diario. Pero también hay episodios que se desmarcan de lo común. Más anecdóticos. "Un día nos trajeron una dentadura postiza; fue muy curioso", recuerda Muxika mientras esboza una sonrisa.

Cuando un artículo extraviado va a parar al BAZ se sigue un protocolo. Tras su registro se expone al público durante seis meses en una vitrina junto al resto de hallazgos, donde se clasifican por meses y según la fecha de entrega. "Cuando se los devolvemos al dueño, que debe acreditar su propiedad, recogemos sus datos y su firma en el expediente. Muchas de las historias tienen un final feliz. "En total, entregamos más del 75% de los objetos perdidos", detalla Muxika.

Los bienes personales de valor, entre ellos joyas o relojes, siguen otro procedimiento. "Los guardamos en la caja fuerte hasta que aparezca el titular y verifique que es de su propiedad, aunque no suele haber problemas", señala Muxika, a la vez que precisa que en el caso de los móviles "pedimos el número del PIN y el cargador para poner el teléfono en marcha, porque es habitual que se queden sin batería hasta que pasan a recuperarlos".

Si estas pertenencias de valor no son demandadas por nadie, la persona que las haya depositado tiene su recompensa. "Si no se reclaman, al pasar dos años como marca la ley se las devolvemos a quien las haya entregado", expone la responsable del BAZ.

reciclaje y acciones solidarias ¿Qué ocurre con los objetos que pasan al olvido? "Procuramos buscarles la mayor utilidad posible. La ropa se deposita en los contenedores para su reciclaje, los juguetes se los hacemos llegar a las monjas que los emplean en acciones solidarias, las gafas se las damos a las ópticas para su posterior envío a los países en vías de desarrollo, y las llaves se llevan al almacén del ayuntamiento para venderlas como chatarra", indica Muxika.

Con la documentación, por ejemplo el carné de identidad -las tarjetas de crédito suelen entregarse en el banco al que pertenecen-, se le notifica el hallazgo directamente al propietario si es de vecino de Arrasate. Por contra, si es de fuera, desde la oficina de atención al ciudadano se ponen en contacto con la Policía Municipal del municipio en cuestión. Estos agentes son los que asumen normalmente la labor de gestionar los artículos extraviados (también lo hacían en la villa cerrajera hasta la apertura del BAZ).

Además de servir de cajón de objetos perdidos, este servicio, que inició su andadura en 2006 a modo de ventanilla única, afronta otras muchas tareas. "Ofrecemos información general tanto de la localidad como del propio ayuntamiento, junto con el desarrollo de aquellos trámites administrativos municipales que tienen una relación más directa con la ciudadanía", comenta Muxika.

Volantes de padrón, compulsa de documentos, obras de pequeña entidad, cobro de multas, expedir billetes de autobús para transeúntes, domiciliaciones bancarias, cobro de recibos, cálculo del impuesto de plusvalía, modificación de datos fiscales, alta del impuesto de vehículos, gestión de las citas previas con los técnicos del ayuntamiento, entrega de material municipal (callejeros), solicitudes del Imserso, avisos y sugerencias... conforman, entre otros, los numerosos trámites que se llevan a cabo desde la oficina situada junto al Portalón.

"Atendemos a unas 200 personas al día. En momentos puntuales esa cifra puede ascender, sobre todo, si coincide con los días en que venzan los plaza o se trata de un trámite específico que se gestione en periodos concretos como la tarjeta OTA", apunta Muxika, al tiempo que precisa que el perfil de usuario es muy variado: "Puede ser desde un transeúnte o un vendedor ambulante, hasta un estudiante, jubilado, ama de casa, arquitecto o, incluso, un cargo político". " En estos últimos años hemos visto un incremento muy importante de personas inmigrantes de origen extranjero", añade la responsable del BAZ.

La valoración que hacen de estos ocho años de recorrido es "muy positiva". "El servicio que ofrecemos de manera presencial y telefónica (943 252000) está consolidado; estamos reforzando el servicio telemático. Nuestro objetivo actual es la incorporación en el mundo de la administración electrónica, dando respuesta a las necesidades y exigencias de la sociedad actual", manifiesta Muxika.

quejas Las quejas ciudadanas engrosan otro de los apartados que se tramitan desde la citada oficina. "Al año recibimos una media de 650 quejas, que pueden presentarse de manera presencial (oralmente o por escrito), por teléfono, correo electrónico o en la web municipal", comenta Muxika.

El departamento de Obras, Servicios y Mantenimiento encabeza la lista con un 64% del total de reclamaciones que se formalizan en el BAZ (las protestas están relacionadas con el mobiliario urbano, alumbrado público, contenedores, baches o socavones en la calle....). El 15% (multas, señalización, ruidos en locales...) de las quejas son competencia de la Policía Municipal y un 8% del área de Urbanismo. "Todas las quejas se centralizan en el BAZ, donde se registran, y tras editarse en un programa informático, se dirigen al departamento responsable, quien se encargará de su gestión", sentencia Muxika.