"Un vestuario es todo un mundo y no descarto escribir algún día algo ambientado en el baloncesto"
Itziar Sistiaga, de 33 años, administrativa de profesión y conocida como jugadora de baloncesto, dejó su deporte del alma hace un año. En diciembre pasado se lanzó a autoeditar y autopromocionar 'El Veto', su primera novela. Ya tiene en la calle la segunda edición, tras agotar la inicial
Irun. Itziar Sistiaga está "feliz y encantada" por la buena respuesta que ha tenido su primera novela, ambientada, como ella dice, en su "mundo propio", concretamente entre La Rioja, la tierra de su madre, e Irun, su ciudad. Un libro con el que se ha lanzado tras llevar "media vida" escribiendo y leyendo, su "gran pasión junto al baloncesto".
A más de uno le sorprenderá su faceta de escritora. ¿Cómo empezó en esto y por qué?
Llevo toda la vida leyendo y escribiendo, desde los nueve años. Empecé a jugar al baloncesto ya con once, o sea que es incluso anterior a mi faceta como deportista. Siempre me ha gustado leer y he escrito mis diarios, mis bitácoras de baloncesto, mis relatos cortos...
¿Y cómo da el paso de lanzarse con una novela? ¿No le daba un cierto miedo o vértigo?
A cualquier persona le gusta leer historias que le tocan, que le emocionan y le dicen algo. Llevaba mucho tiempo escribiendo cosas y poder despertar en otros las emociones que un libro despierta en mí era una ilusión que tenía. El Veto hace referencia al Camino de El Veto, un lugar de Arnedo, el pueblo de mi madre, en La Rioja. En el verano de 2010, estando allí, se me vino una historia a la cabeza y escribí un resumen de lo que luego fue la novela. Antes de dar ese paso, cuando nació mi hija, creé un blog en Internet bajo seudónimo, que tuvo casi 20.000 visitas en menos de un año, y con comentarios de gente a la que le gustaba lo que escribía. Fue el empujón que me llevó a El Veto.
¿Y por qué la autoedición? ¿Está contenta con las ventas?
Llamé a imprentas y pedí presupuestos después de probar suerte en concursos y editoriales. Algunos respondían con comentarios duros y otros ni siquiera eso. Por eso me lancé a autopublicarla y autopromocionarla. Estoy encantada con la respuesta de la gente. El libro está a la venta en lugares como Madrid, Barcelona, Valencia, Salamanca, Galicia, en Hontza en Donostia y en Magda y Oskarbi, aquí en Irun. También ha sido fundamental la página en Facebook (www.facebook.com/pages/EL-VETO/) y su capacidad de difusión, gracias a la gente que comparte sus impresiones sobre el libro. Estoy muy contenta por las ventas, nunca habría imaginado ir ya por la segunda edición.
Además, en diciembre, tuvo la oportunidad de presentar su libro en la biblioteca de Irun. ¿Qué significó para usted y para el libro?
Fue una experiencia increíble, me quedé casi sin palabras. Vino toda esa gente, amigos y familia sobre todo, que sabe lo que me gusta la escritura y el esfuerzo que ha supuesto para mí escribir esta novela. Además, fue un lujo estar acompañada de José Monje, el archivero municipal, y de Maite González Esnal, mi profesora en el taller de escritura de Ikust-Alaia. El acto le dio eco y publicidad al libro en los medios, sobre todo en el ámbito comarcal.
¿Tiene ya en mente una segunda novela? ¿Le gustaría escribir algún día algo ambientado en el mundo del deporte y más concretamente en su otra pasión, el baloncesto?
Estoy trabajando en una idea para una segunda novela, una historia de nuevo ambientada en mi entorno cercano, que es el que siento, huelo y percibo. Me gusta una literatura más intimista, mezclando fantasía y realidad. No podría escribir sobre algo que no conozca o que no haya vivido. En cuanto al baloncesto, no descarto escribir algo ambientado en ese mundo. Convivir con doce chicas en un vestuario es toda una escuela de vida, es muy difícil que un grupo de personas, todas ellas distintas y con sus cosas, se compenetren para lograr un objetivo común. El deporte y el baloncesto me han enseñado mucho.
Fue jugadora del Hondarribia-Irun, en los años de la creación de Txingudi Saskibaloi Elkartea como único club en la comarca. ¿Qué le ha hecho sentir la desaparición del primer equipo tras tantos años en la elite?
Ante todo, me ha dado mucha pena. Por otro lado, soy de las que tuvo la suerte de poder estar ahí, mientras muchas compañeras y también los chicos, que jugaban en el histórico club Amigos del Baloncesto de Irun, se quedaron atrás, sin equipo. A las chicas les ha faltado un equipo en categorías que hicieran de trampolín a la elite, para que Hondarribia-Irun hubiera podido tirar, en un momento dado, de una cantera propia. Los chicos, directamente, se quedaron sin baloncesto, porque en aquel momento interesó hacer un club únicamente femenino. Por suerte, clubes como Erroibide Irun, donde jugué tres años hasta retirarme, están rehaciendo ese camino y volvemos a tener baloncesto de chicos en la ciudad. Ojalá sigan esa senda y sobre todo, que los niños y niñas que empiezan puedan mirar arriba y decir: "Yo puedo jugar con el equipo de los mayores".