"UNA biografía colectiva: una gran novela contada a 25 voces". De esta manera define el escritor pasaitarra Koldo Izagirre el libro que ha presentado esta semana en Pasai Antxo y en Donostia, titulado Voz y vida obrera, Luzuriaga. 25 lekukotasun que recoge la historia de 25 trabajadores de la fundición Victorio Luzuriaga que se ubicó en Antxo.

A través de los recuerdos y anécdotas de estos testigos de la historia contemporánea, 22 varones y tres mujeres, se recoge no solo la vida de lo acontecido en la fábrica desde los años 40 hasta su cierre en 1994, sino la de Pasaia y parte de la comarca Oarsoaldea.

Tal y como recordó Izagirre en la presentación de su trabajo, Antxo fue un referente en las luchas sindicales, ya que en este pequeño distrito se forjaron líderes muy importantes.

"En la segunda mitad del siglo XX los obreros se hicieron oír, crearon eslóganes, hicieron arte mural, tiraron panfletos e incluso analizaron problemas técnicos de la fábrica. Sin embargo, la palabra obrera ha sido acaparada por organismos obreros que funcionan de manera burocrática", denunció.

"Cuando comencé a hacer el libro empecé a encontrar en los archivos historias de sindicatos, historias ideológicas realizadas desde oficinas, pero no había nada sobre la realidad obrera", recordó el escritor.

De ahí la originalidad de este libro compuesto por 25 entrevistas, 17 en castellano y ocho en euskera, a personas de diferentes edades, ideologías y de todos los cargos que el propio Izagirre eligió.

Por fin esta obra va a permitir a los verdaderos protagonistas de la historia más reciente del distrito a expresarse con sus propias palabras que Izagirre las calificó como gente culta, inteligente y solidaria.

El libro se pondrá mañana a la venta al precio de diez euros en las librerías de Pasaia y en las más conocidas de Donostia y Errenteria.

Edificio oficinas

Patrimonio industrial

Izagirre también es miembro de la asociación Antxotarrok Historia Mintegia que desde 2006 trabaja para investigar y dar a conocer la historia de Antxo y para recuperar y proteger su patrimonio.

En concreto, en 2008 comenzaron una movilización para proteger el último vestigio de Victorio Luzuriaga, el edificio de oficinas. Izagirre no desaprovechó la ocasión que le brindó la presentación para recordar esta lucha que hasta el momento ha sido infructuosa.

Tal y como se recoge en la página web de la asociación, "cuando se supo que en los terrenos de las antiguas fábricas de Luzuriaga iba a desarrollarse un proyecto urbanístico importante, Antxotarrok se puso manos a la obra para rescatar el único edificio que queda en pie y convertirlo en un centro de servicios sociales y culturales".

"Para ello hemos trabajado varios aspectos: sensibilizar a los vecinos con el patrimonio industrial, informar sobre la necesidad de un centro social y cultural en el pueblo, documentar el avance de las obras de urbanización y solicitar por vías administrativa y jurídica a las instituciones que protejan el edificio", añade la web.