alrededor de 300 millones de hogares en el mundo están equipados con los componentes que fabrica, 380 millones de electrodomésticos llevan en sus entrañas su marca. Cuenta con siete plantas productivas en otros tantos países, incluida su sede central de Aretxabaleta, donde se emplean a más de 1.500 trabajadores. Dispone de más de 280 patentes, incorporando cada año nuevas innovaciones. El 2012 lo cerró con un nivel de facturación de 200 millones de euros y un crecimiento del 10% con respecto a 2011. Estas son solo algunas de las cifras que maneja la cooperativa Copreci, integrada dentro de la Corporación Mondragon, que este año cumple su 50º aniversario. Medio siglo de vida "en el corazón de tu electrodoméstico".

El 13 de noviembre de 1963 abría oficialmente sus puertas Copreci (al parecer un año antes había dado sus primeros coletazos). Entonces, un grupo de 40 personas decidió embarcarse en la gestación de esta cooperativa de componentes para electrodomésticos, mediante la fabricación de grifos de gas y válvulas de seguridad electromagnéticas destinadas a cocinas, estufas y calentadores. Así se alumbró un proyecto que en todo este largo recorrido ha llevado a la práctica las recetas de la innovación, la calidad o el desarrollo. Pero quienes han jugado un papel destacado en estos 50 años, haciendo posible mirar al futuro con "gran ilusión", han sido los trabajadores. Tres de estos protagonistas, en su papel de socios, desgranan en estas líneas distintos pedacitos de una historia que da mucho de sí. Ellos son Iñigo Albizuri y los aretxabaletarras Jokin Antxia y Oier Etxebarria.

"El nacimiento de Copreci se sitúa en un contexto en el que ya estaban en marcha Fagor, Caja Laboral..., era una ebullición de nuevas empresas alrededor de la Corporación Mondragon. Su peculiaridad es que no se asienta en Arrasate, sino en un municipio, Aretxabaleta, donde existía una tradición de empresas de capital familiar: Azbe, Beroa, Cerrajería Valle Leniz...", relata Antxia.

Este aretxabaletarra se imagina la creación de esta cooperativa como "una revolución". "Era una época en la que estaban saliendo las primeras promociones de peritos, maestría industrial, de la Escuela Politécnica de Mondragón; gente bien preparada técnicamente. Supongo que a los jóvenes se les abrió otro mundo con esta fórmula cooperativa. En gerencia, en ingeniería, jefes de personal... comenzó a haber peritos; asumieron responsabilidades que en las fábricas de corte tradicional no era posible al estar a merced del dueño. El concepto de empresa cambió, se empezó a viajar, a aprender idiomas", rememora Antxia.

rápida evolución

Al igual que la exportación

Esta cooperativa de componentes de precisión, la primera del sector en estampar toda su gama de grifos y válvulas en aluminio, siempre ha estado ubicada en el mismo lugar. Aunque ha afrontado distintas remodelaciones y ampliaciones. "Después del primer año de andadura había 200 trabajadores, mayoritariamente de Aretxabaleta. La evolución fue rapidísima, al igual que el tema de la exportación. Nació fundamentalmente para proveer de componentes a Fagor y enseguida se dio a conocer en el mercado. La táctica era comprar licencias, formar a la gente y empezar a desarrollarlas", explican.

"Entró a trabajar gente de la misma quinta, de la misma familia y se han formado no pocos matrimonios. Son historias paralelas a la fundación de la empresa. El peso de Copreci para un municipio del tamaño de Aretxabaleta ha sido muy importante", añade Albizuri, que recaló en el valle de Leniz desde Bilbao.

Antxia lleva 31 años vinculado a esta cooperativa del Grupo Mondragon, inspirada en el movimiento impulsado por José María Arizmendiarrieta. "Mi padre trabajaba en ella y de críos, cuando no había tantos controles como ahora, solíamos andar hasta por el taller", recuerda, al tiempo que detalla que la primera vez que coqueteó con una máquina de Copreci fue a los catorce años. "Entonces en agosto no se cerraba y los veranos se cogía a estudiantes. Con los años aterricé de nuevo aquí por medio de Alecop", comenta.

Antxia, Albizuri y Etxebarria inciden, asimismo, en la importancia de la presencia de la mujer en Copreci, sobre todo, "en las líneas de montaje donde se manejan piezas muy pequeñas". "Hasta 1969 por una norma de la cooperativa, toda mujer que se casaba tenía que dejar su condición de socia. Luego se revocó y a partir de ahí estamos todos en las mismas condiciones", agrega Antxia, a lo que Albizuri matiza que la citada normativa era por "un supuesto de reparto de trabajo; en la perspectiva de la época se veía mejor que cada familia tuviera un sueldo".

Copreci es la primera empresa del Grupo que contó con una filial en el exterior. Hoy en día opera en México, Chequia, Italia, China, Turquía y Brasil. Desde Fagor Electrodomésticos hasta firmas como Bosch-Siemens, Whirlpool, Electrolux y General Electric e Indesit figuran entre sus clientes.

Entre México y China vivió precisamente su propia aventura el ingeniero Oier Etxebarria. "En 1996 entré en Copreci como técnico de calidad. Durante cinco años ocupé seis puestos diferentes de trabajo y en el 2000 pasé a ser jefe de fabricación en estufas. Después de dos años estaba un poco quemado y se me dio la oportunidad de ir a China. Tenía 32 años", expone Etxebarria. Hizo las maletas y partió rumbo a tierras mexicanas donde pasó cuatro meses familiarizándose con el producto que tenía que lidiar. Pero también conoció a la que ahora es su mujer, Paloma. Después viajó a China donde vivió cuatro años. "Mis hijos dicen que son mejivascos", sonríe.

actos conmemorativos

El lunes, 50º aniversario

Con vocación pionera, Copreci celebra sus bodas de oro. "Nos pilla en un momento dulce con la que está cayendo. Los resultados son positivo y las perspectivas buenas", concluye Albizuri.

Los actos conmemorativos, que se prolongarán todo el año, arrancarán el lunes con la celebración institucional del 50º aniversario en un evento al que asistirán la presidenta de Copreci, Ane Gaztañaga, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, entre otros. En noviembre, además, se hará un homenaje a los primeros 50 socios.