HORAS de ensayo y preparación tuvieron que pelearse ayer con las inclemencias del tiempo, que jugaron una mala pasada a las distintas comparsas de Caldereros, que recorrieron la ciudad tocando con martillos y sartenes la música que escribió Sarriegi para esta fiesta, enriquecida con los años con nuevas composiciones.
La comparsa Tradicional de Caldereros inició su recorrido musical a las 21.50 horas en la calle Fermín Calbetón. Pasaron, como es habitual por el Bar Bartolo, y llegaron a la Consti para ofrecer todo su repertorio: Caldereros Húngaros, Mazurka, Begi Urdin bat y Hungariako kantua. En esta ocasión, la reina de la fiesta estuvo encarnada por Haritz Barela, miembro de Donostiako Piratak, grupo juvenil organizador de fiestas alternativas que ya ha cumplido diez años. El personaje, junto a sus damas, pudo viajar en su calesa, mientras que los miembros de la tribu tuvieron que caminar, cantar y tocar las sartenes con los martillos, con numeroso público a pesar del viento.
Mientras esta comparsa ofrecía su música, la Primitiva comparsa, en la que las composiciones de Sarriegi están interpretadas por voces masculinas y las mujeres cantan otros tema (No siamo Zingarelle y Gitano come ricotta), hacía lo mismo, aunque por distinto recorrido. Iniciaban su periplo musical en el atrio de Santa María y se asentaban en la plaza de Sarriegi para el tradicional campamento, en el que echan el resto musical.
La comparsa del barrio de Gros, que salió por la tarde, no llegó a instalar su campamento en la plaza del Txofre, como tiene por costumbre, ya que el fuerte viento y la lluvia arreciaban lo bastante como para fastidiar el acto. Los integrantes de la comparsa tuvieron que se refugiarse en los arkupes de esta plaza y cantaron ante un público valiente, pero menos numeroso que en otras ediciones de la fiesta.