EL hotel Castillo de Olaberria es uno de los establecimientos hosteleros más emblemáticos de Gipuzkoa y de la N-I. Su apertura, hace 55 años, coincidió con el desdoblamiento de esta carretera. Por él pasaron tanto los artistas, toreros y políticos más importantes de aquella época como los conductores que sufrían algún accidente o una avería. Y, por supuesto, era el lugar elegido por muchos goierritarras para celebrar su banquete de boda. Recientemente el hotel ha renovado sus habitaciones y NOTICIAS DE GIPUZKOA ha aprovechado la ocasión para hablar con el cocinero José Juan Castillo, hijo del hombre que abrió el establecimiento: el restaurador y empresario Juan José Castillo.
Este hombre regentaba el restaurante Zubizarreta de Ordizia, que estaba situado junto a la antigua N-I. Su hijo recuerda que era "listo y emprendedor" y, cuando supo que se iba a desdoblar la carretera, decidió comprar un terreno en Olaberria. "Le ofrecieron el Parador Nacional de Jaizkibel y trabajó allí durante un año para poder pagar la parcela". El hotel se inauguró en 1957 y creó una gran expectación: "El edificio lo diseñó el famoso arquitecto Urkola. Era una monada de casa y dio mucho de qué hablar".
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El Cordobés, Luis Mariano...
A Castillo no le faltó trabajo, pues a la nueva carretera se le unió el boom de la industrialización en Goierri y Urola Garaia: CAF de Beasain, Patricio Echeverría de Legazpi, Esteban Orbegozo de Zumarraga... surtieron de clientes al nuevo hotel-restaurante. Además, aquel mismo año Aristrain abrió su fábrica de Olaberria.
El cocinero y empresario acertó de pleno: "El aita era un fenómeno. Hoy en día sería también un crack. Recuerdo que en el restaurante de Ordizia colocó un letrero en el que se podía leer on parle français (se habla francés) y después empezó a estudiar este idioma. Cuando pasaba un coche con matrícula francesa, iba a por él".
No en vano, la apertura del hotel coincidió también con una tímida apertura del régimen franquista. Empezaron a llegar extranjeros y Castillo consiguió que su establecimiento fuera un referente para ellos: "Tras la visita de Eisenhower a España, comenzaron a entrar coches y los primeros que pasaron por aquí fueron los franceses que poseían haciendas en el norte África. Hasta entonces tenían que dar un rodeo por Italia. Durante aquellos años se abrieron más hoteles en la N-I. Por ejemplo, los de Etxegarate".
José Juan Castillo tiene una memoria prodigiosa y recuerda perfectamente los años del desarrollismo: "La N-I era el paso principal para ir de París a Madrid, Algeciras y Lisboa. El avión no era un medio tan accesible como ahora, por lo que esta carretera era el nexo de unión con África. Pero atravesarla era toda una aventura y hacía falta todo el día para llegar a Madrid".
Su padre era "un gran cocinero con un gran don de gentes" y consiguió que muchos automovilistas cogieran como costumbre parar en el Castillo: "Por el hotel pasaron actores, políticos, toreros, los camiones y los pilotos de la Fórmula 1...". El secretario de defensa estadounidense y después presidente del Banco Mundial Robert McNamara; los toreros El Cordobés, Ordóñez y Camino; la duquesa de Alba y el cantante Luis Mariano fueron algunos de los ilustres clientes del hotel-restaurante de Olaberria.
La N-I se encargaba de proporcionar todo tipo de clientes. "En Etxegarate había accidentes bastante a menudo y los heridos iban a la clínica San Miguel, los coches al taller Ifarra y los que habían salido ilesos a nuestro hotel. Como no había tarjetas de crédito, el aita les fiaba el dinero. Era el banquero de los accidentados. Además, un par de veces al año los automovilistas se quedaban atrapados por las nevadas y tanto el Ayuntamiento y los bares de Idiazabal como nuestro padre les daban cobijo. Les llevábamos a los comedores y les servíamos café con leche. ¡Igual se juntaban 200 personas!", recuerda.
José Juan Castillo dice que los años que van desde 1957 hasta 1970 fueron "impresionantes". Así, su padre tuvo que ampliar el negocio: en 1963 construyó 20 nuevas habitaciones y en 1971, la cafetería. Además, el restaurante llegó a contar con una estrella Michelin. Pero no era un lugar elitista: "Las familias de Goierri y alrededores celebraban aquí sus bodas, bautizos y comuniones. Los años 60 fueron de un crecimiento increíble, la gente trabajaba seis días a la semana y los sábados por la noche esto era una locura".
José Juan Castillo trabajó en el hotel que lleva el apellido de su familia desde niño. En 1987 vendió el establecimiento. "En 1986 compré el restaurante Nicolasa de Donostia y durante dos años no tuve ni un solo día de fiesta. En 1987 Usabiaga me hizo una buena oferta por el hotel y se lo vendí. Para entonces mi padre era mayor, mi hermana trabajaba como andereño... Me dio pena vender el Castillo, pero la vida es así. Me quedan los recuerdos bonitos. Lo pasé muy bien", declara.
Como muestra de ello, una anécdota protagonizada por su padre. Genio y figura: "El aita envió cartas a todos los embajadores pidiéndoles las banderas de sus países. Se las mandaron todos, menos el de Bélgica. Este le mandó una carta en la que mostraba su enfado. No era de extrañar: ¡el aita había escrito en la carta República de Bélgica y es una monarquía!".