"Animo a los niños y chavales oñatiarras a que conozcan el mundo de los caballos y disfruten con ellos"
El oñatiarra Jon Elorza es un enamorado de los caballos. Con mucha ilusión afronta la inminente puesta en marcha de su Pottoka Leku: un centro enclavado en pleno corazón de la naturaleza que permitirá al visitante disfrutar del mundo equino. Tiene diferentes proyectos entre manos
oñati. Juanlu, Ekain, Darkus, Airos, Soria... son sus joyas equinas. Habla de ellas con verdadera pasión. Las mima y las acaricia mientras sigue el hilo de esta entrevista. Jon Elorza no se amedrentó ante la crisis y tras dos décadas trabajando en la fábrica, decidió emprender su propia aventura. O, mejor dicho, hacer su sueño realidad: vivir de los caballos y enseñar a la gente a disfrutar de ellos. "A mí me lo han dado todo. Mucha paz, sobre todo", asegura rotundamente este oñatiarra al referirse a sus esbeltos amigos. Estos días ultima la puesta en marcha de Pottoka Leku: un espacio rodeado de una naturaleza privilegiada, tranquilo y alejado del ruido urbano, que se encuentra ubicado en el barrio rural de Uribarri. En las faldas del Aloña.
¿Cómo comenzó su vínculo con el mundo equino?
De siempre me han llenado los caballos. Hace ya unos años que en el caserío dejamos las vacas y empezamos con pottokas. Entonces tomé parte en un curso de doma natural que me abrió los ojos. Sin embargo, en aquella época estaba todavía trabajando en la fábrica y no pensaba dedicarme a este mundo. Aunque era consciente del poder terapéutico de estos animales: los malos rollos del curro se esfumaban cuando estaba con ellos.
¿En qué momento decide emprender su propio proyecto?
A raíz de la crisis me quedé en paro y pensé: esta es la mía. Hice el curso de equinoterapia avalado por la Universidad de Barcelona, empecé a trabajar con niños, me formé en coaching con caballos, he impartido cursos... Hace ya dos años que me sumergí en este apasionante mundo, que es muy abierto. Hay veces que me pregunto si estaré haciendo lo correcto, pero tengo claro que voy a intentar hacer realidad este sueño.
De hecho, está a punto de inaugurar su nueva base de operaciones: Pottoka Leku.
Así es. Hasta ahora he estado trabajando en una campa cercana a donde vivo, junto a la ermita de San Esteban del barrio de Lezesarri, pero al estar a la intemperie dependía del tiempo. Pottoka Leku (en la carretera a Arantzazu) me va a permitir disponer de una infraestructura en condiciones. Es un centro de 400 metros cuadrados que albergará una cuadra para alimentar los animales, un picadero cubierto, la sala de espera, una aula de formación, servicios, office y la zona de administración y personal. Aquí van a estar los caballos, que tendrán acceso a la comida, agua... y que vivirán en libertad.
El estreno está previsto para el próximo día 25, coincidiendo con el arranque de la campaña deportiva de verano (Uda Kanpaina) a la que este año se ha sumado.
Pottoka Leku estará rematado al completo para finales de año, pero teníamos que cubrir la temporada de verano y esta es una buena opción. El objetivo es que los escolares oñatiarras conozcan el mundo del caballo, entiendan sus movimientos, los interpreten, aprendan a manejarlos y luego monten a pelo, sin silla. Se impartirán cursos por la mañana y por la tarde, en días salteados. Animo a los niños y chavales a que disfruten de los caballos, siendo parte de la manada, y gocen de la paz que te transmiten.
Pottoka Leku se escapa del concepto de picadero al uso para convertirse en un centro en el que tienen cabida otras actividades equinas relacionadas con las emociones, la comunicación, el conocimiento personal... ¿Qué servicios ofrece?
El proyecto nació con la idea de hacer equinoterapia, principalmente dirigida a niños con discapacidades motoras o mentales y, en esta línea, llevo un tiempo trabajando. Pero me he abierto a otros campos. Este año he colaborado con el módulo de actividadesfísico-deportivas en el medio natural del instituto Zuazola-Larraña. También estoy intentado acercarme a las empresas mediante la formación del coaching con caballos, que ayuda a profundizar en el autoconocimiento y a saber comunicar, trasmitiendo confianza y seguridad. Ellos hacen de espejo nuestro, perciben nuestro estado de ánimo y nos hacen sentir emociones. Por otro lado, quiero organizar talleres de fin de semana y aprovechar las visitas de los escolares a Arrikrutz o a la Artzain eskola para, de un modo didáctico, enseñarles la comunicación corporal del caballo, explicarles la historia de las pottokas...
Además, para el mes de octubre tiene programado un taller de educación emocional exclusivo para mujeres que coordinará la experta Talia Soldevilla.
Sí. Será de un fin de semana y podrán participar hasta quince mujeres. Está abierto a todo el territorio y para apuntarse pueden ponerse en contacto conmigo (670 274461).
¿Cuáles son las propiedades terapéuticas de la equinoterapia?
Se aprovecha el movimiento tridimensional del caballo para estimular los músculos y articulaciones. La transmisión de impulsos rítmicos y el calor corporal a la columna y piernas del paciente contribuye a relajar los músculos, generando sensaciones positivas. En la parte emocional, el contacto con el caballo aporta facetas terapéuticas a nivel cognitivo, comunicativo, mejora la autoestima, la confianza en uno mismo...
Y en su caso, ¿qué le han aportado los caballos?
Mucha paz. Me han ayudado a a conocerme mejor, a disfrutar del ahora, a saber lo que quiero y a vivir de otra manera.