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"No sabemos ir a la playa sin toldo"

Donostia sorteó ayer los 1.521 parasoles de la Concha, Ondarreta y la Zurriola en un acto algo revuelto

"No sabemos ir a la playa sin toldo"Foto: ruben plaza

¡NO se oye!". Los ánimos estaban caldeados ayer al mediodía en el frontón Atano III de Donostia. Algo más del centenar de personas que acudieron a asistir en directo al primer sorteo abierto de los 1.521 toldos de las playas de la ciudad esperaban el desenlace algo nerviosos y con la libreta en la mano. Cuando tomó la palabra la concejala de Servicios Urbanos, Nora Galparsoro, para explicar cómo sería el procedimiento, esos nervios afloraron en algunos.

En lugar de un bombo, utilizaron un programa informático para decidir los números de los agraciados. Una mano inocente del público paró el ordenador en el número 1.629 para adjudicar los toldos de La Concha. A partir de ahí, los 440 números siguientes tuvieron suerte.

"No me ha tocado y llevaba con el toldo... ni sé... ¡desde que Franco era sargento! Me da pena pero seguiré yendo a la playa con una sillita", comentaba Isabel Biurrun, que asistió al sorteo desde la primera fila de las gradas del frontón.

"¿Cuál toca ahora? ¿Otro número?" Después de una ligera desbandada tras el sorteo de los toldos de La Concha, sacaron el número para las carpas y parasoles de Ondarreta. Entre el público, la gran mayoría de edad avanzada, había cierto desconcierto. "¿Te ha tocado? Pues no sé", comentaban unos y otros. Y, mientras, la gente empezaba a agolparse en el hall del frontón donde, instantes después de sacar cada número, los técnicos municipales colgaron la lista entera con el número y el DNI de los agraciados. También se especificaba el sector en el que le correspondía a cada uno su toldo.

Y ahí llegó la segunda parte del proceso para los que sí habían sido agraciados: la búsqueda de otros para cambiarse el toldo. Algunos tuvieron suerte y minutos después del sorteo apuntaron el número de teléfono de otros interesados en el trueque. Porque, para la mayoría de los presentes en el sorteo de ayer, no era lo mismo un toldo en un sitio que en otro. "Si nos toca en otro sitio seguramente no lo cogeremos", comentaba Javier Mendialdua, que explicaba que su familia lleva "toda la vida" en un toldo de La Concha. "No sabemos ir a la playa sin toldo", comentó en broma. Al final le tocó, aunque todavía tenía que comprobar dónde.

"Estaba apuntada para Ondarreta. Hemos estado allí siempre, en la zona más cercana al Pico del Loro", comentaba resignada Carmen Basagoiti, que ayer no tuvo suerte y se quedó sin parasol.

insistencia

"Dos de siete"

Aunque, para algunos, más que cuestión de suerte fue de insistencia: muchos presentaron solicitudes en nombre de todos los miembros de la familia. Algunos de los asistentes tenían listas de cuatro, cinco y hasta ocho números y, entre todos, a alguno le tocó el ansiado toldo o carpa.

"Nos han tocado dos de siete solicitudes en Ondarreta", comentaba la joven Natalia Azkorain mientras comprobaba en qué zona de la playa se asentaría este verano su familia.

En algo menos de una hora concluyó el sorteo, aunque muchos continuaron en el hall comprobando si habían sido agraciados o no o buscando gente a la que cambiarle el puesto. También hubo muchos que acudieron a los representantes municipales con dudas y quejas. Entre la aglomeración, hubo incluso un susto para una mujer, que tuvo que ser atendida por los voluntarios de la DYA que acudieron al frontón. Muchos volverán a encontrarse a partir del día 15 debajo de un toldo.