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"Sigo con la misma ilusión que el primer día y trato de transmitir a mis alumnos el amor por la pintura"

Los alumnos de la pintora tolosarra May Colmenero exponen sus trabajos en el Palacio Aranburu hasta el día 25. Ella fue pionera en la enseñanza de la pintura en Tolosa y defiende que las clases han de ser muy pictóricas: "Nos tienen que dar ganas de pintar"

"Sigo con la misma ilusión que el primer día y trato de transmitir a mis alumnos el amor por la pintura"Foto: M.s.s.

Tolosa. ¿Es la primera vez que organiza una exposición colectiva?

No, hace ocho años, cuando cumplí 25 años como maestra de pintura, hicimos una exposición en los bajos de la casa de cultura. Yo quería hacer otra exposición cuando cumpliese 35 años, es decir, el próximo año, pero finalmente lo hemos adelantado. 64 alumnos míos han participado en esta ocasión y se pueden ver todo tipo de trabajos: acuarelas, óleos, ceras, pasteles... todos enmarcados. Me parece que es una exposición muy digna, con mucho color, una señora exposición. Por desgracia es difícil ver exposiciones con trabajos realizados por niños y necesitan motivación.

¿Y cómo los motiva?

Antes se hacían muchos concursos, certámenes y exposiciones, pero poco a poco han ido desapareciendo muchos y es una pena. Para los chavales era un aliciente. Yo trato siempre de motivarles: en Navidad hacemos felicitaciones, recordatorios de Comunión, salimos a pintar a Zabalarreta...

¿Cómo han cambiado los chavales desde que empezó?

Han cambiado muchísimo. Ahora hay que decirles qué tienen que hacer y cómo, ¡a veces hasta me piden que les saque punta a los lápices! Antes se trabajaba más en grupo, pero ahora vienen y algunos se ponen su música. Y sus conversaciones también han cambiado mucho... ¡tengo que oír cada cosa! Yo siempre trato de crear vínculos, y para mí hay una cosa importante: siempre tienen que trabajar de cara a mí, nunca de espaldas. Les voy explicando cosas, porque lo que le estoy explicando a uno le puede interesar a otro.

¿Cómo son sus clases?

Son muy pictóricas; creo que hay que pintar mucho para que te entren ganas de pintar. También me parece que es importante tener un poco de cultura para desenvolverte en la vida y hablamos mucho de pintores, historia del arte, estilos, técnicas... Además, en mi academia es importante tener unos mínimos de educación, no se dicen palabrotas y todo el mundo saluda al entrar.

¿Son una pequeña familia?

Sí, y con los padres también me llevo fenomenal. Son mis amigos. En la inauguración de la exposición del Palacio Aranburu varios padres se encargaron del aperitivo, porque veían que estaba muy liada. Ver cómo se implican me emociona. Cuando vienen los padres a la academia siempre les explico qué están pintando sus hijos y se quedan maravillados de lo que son capaces de hacer en pocos meses.

Los chavales ahora tienen muchas actividades extraescolares, ¿hay sitio para la pintura?

Yo soy partidaria de probarlo todo. El fútbol lo prueban todos y mí me parece bien, pero cada uno debe hacer lo que realmente le gusta. Hay padres que traen a su hijo a pintura porque a ellos les hubiese gustado saber pintar. Pero a su hijo no le gusta. Yo me doy cuenta enseguida. Hay otros a los que les cuesta más, pero tienen ilusión. Con esos me tengo que esforzar mucho más, pero pongo toda mi paciencia y dedicación. Merece la pena.

¿Qué les aporta la pintura?

Tranquilidad, sosiego y mucho más. Cuando están de exámenes muchas veces me dicen que quieren venir; hacemos un paréntesis, dejamos de lado lo que estaban haciendo, las clases más académicas y empezamos a hacer otra cosa para que les sirva para desconectar.

¿Nunca es tarde para aprender a pintar?

Nunca. Si no has pintado nunca, no sabes si puedes hacerlo. Además, creo que pintar es una base importante para toda la vida, a la hora de empezar estudios como diseño, arquitectura u otros oficios.

¿Hoy en día los colegios se encargan de enseñarles a pintar?

A nivel académico no sé cómo se trabaja, pero al igual que se les lleva a ver marionetas o payasos, creo que también se les debería llevar a visitar exposiciones para que adquieran la costumbre y tengan cierto gusto cultural.

Lleva toda una vida dedicándose a enseñar a pintar, ¿cómo se siente?

En julio cumpliré 34 años dando clase a niños y adolescentes. Tengo la misma ilusión que el primer día y trato de transmitir a mis alumnos esa ilusión y el amor por la pintura. La pintura me lo ha dado todo, y me siento muy afortunada.

Con tanta clase, ¿le queda tiempo para pintar a usted?

Ahora estoy pintando cerámica, un juego de tazas de café. Antes trabajaba mucho por encargo, ahora menos. Para mí es muy importante el color, y mi debilidad son las acuarelas, porque es una técnica muy exigente. Me dedico a mis alumnos, que nunca me han faltado, y me parece que soy una afortunada porque me dedico a lo que me gusta. Vamos a ser optimistas: dentro de diez años haremos otra exposición.