Síguenos en redes sociales:

Bergara fabricó cuchillos y tijeras

josé antonio azpiazu presentará el viernes el libro digital sobre la industria de estos instrumentos cortantes

Bergara fabricó cuchillos y tijerasN. G

tRADICIONALMENTE relacionado con la fabricación de armas y, más tarde, con la industria algodonera, lo cierto es que a lo largo de su historia el municipio de Bergara también se ha caracterizado por la producción y comercialización de cuchillería y tijerería. La actividad económica generada en torno a los llamados instrumentos cortantes teje un importante capítulo histórico, para muchos novedoso y desconocido a la vez, que tuvo lugar en la Edad Moderna, durante al menos dos siglos.

"La inmensa mayoría de los bergareses, entre los que se incluyen muchos campesinos, se dedicaba a tareas relacionadas con esta poderosa industria, cuyos productos eran sumamente apreciados en los principales mercados castellanos, además de los franceses y americanos", explica el historiador y antropólogo José Antonio Azpiazu.

Todo un experto en acercar al presente los episodios más destacados y curiosos del pasado, este legazpiarra afincado en Oñati ha recogido una de sus últimas investigaciones en el libro Cuchillería y tijerería deBergara en la Edad Moderna, que podrá consultarse a través de la Red.

El proyecto se enmarca dentro de la iniciativa promovida desde el archivo municipal mahonero en su empeño por potenciar el estudio de la historia más cercana: la local. Así que la que firma Azpiazu es la segunda publicación digital, después de la que escribió el bergarés Mikel Larrañaga sobre el papel de las seroras en Debagoiena, que ve la luz gracias a las ayudas que concede el citado servicio para emprender este tipo de trabajos. La puesta de largo del ejemplar, que queda en manos del archivo y puede leerse y descargarse en www. bergarakoartxiboa.net/argitalpenak, tendrá lugar el viernes en la conferencia que su autor pronunciará en el salón de plenos del consistorio a las 19.00 horas.

periodo dorado

'Acero de Mondragón'

El propio archivo bergarés, junto con el de protocolos de la universidad de Oñati y los fondos de la Chancillería de Valladolid son las fuentes de las que ha bebido Azpiazu para hilvanar el libro que ve la luz en versión digital. "Disponía de una enorme cantidad de documentación de Bergara relativa a los siglos XVI y XVII. Al realizar la tesis doctoral sobre los mercaderes guipuzcoanos, en la que el Valle del Deba adquiere una gran vitalidad, comprobé que esta localidad se revela como un centro mercantil e industrial de gran relieve. Situada a media distancia entre el mar y Gasteiz, su importancia estratégica en las relaciones del propio valle y entre Castilla y el Atlántico la convierten en un poderoso centro en el flujo de relaciones entre Europa y la Península", relata Azpiazu.

El periodo dorado de la mencionada industria se remonta a los primeros siglos de la Edad Moderna. "Antzuola, que durante largo tiempo perteneció a Bergara, disponía de muchos artesanos que trabajaban en el negocio, y en Oñati hubo fabricantes de cuchillos y tijeras, muchas veces en conexión con los grandes mercaderes bergareses", recuerda el historiador. Incide en que a finales del siglo XVII "las minas de Udalatx (Arrasate) se gastaron, lo que supuso un duro problema para la calidad de la cuchillería y tijerería. Si bien, tampoco les ayudó a mantener dicha actividad el contrabando de instrumentos traídos del extranjero, que fue permitido por el Gobierno de la Corte".

De todas formas, mientras perduró esta empresa, siempre estuvo a expensas de las "necesidades del mercado", que exigía una enorme variedad de instrumentos cortantes, cuya lista "sería tan amplia que su sola mención ocuparía una larga columna de texto", señala Azpiazu.

Cuchillos de carniceros, de mulateros, de soldados, de escribanías, cuchilleras canaladas, de espadas, de sastre, de zapateros...; tijeras de barberos, finas de Oñate, de cirujanos, costureras... conformaban la rica y variopinta producción de una industria cuyo estudio ha pasado "prácticamente desapercibido" y que confirma "la modernidad de nuestros antepasados que supieron estar a la altura de su tiempo fabricando utensilios que se vendían en un amplio mercado", considera el autor del libro.

Para Azpiazu resulta "asombroso" que a mediados del siglo XVI "uno de los elementos claves de la producción de cuchillos bergareses provenía de ultramar: las barbas de ballena que traían nuestros marineros de Terranova se utilizaban para el mango de cuchillos de lujo". Asimismo, "lo que daba calidad" a estos útiles era que se hacían con acero de Mondragón, "un material altamente cotizado en el mercado europeo del momento", añade el prolífico investigador legazpiarra.

Con este trabajo Azpiazu profundiza en un tema "muy poco estudiado" que al lector, en mayor medida al bergarés, "le proporcionará un nuevo motivo de orgullo de sus ancestros. Y quizá ayude a despertar la curiosidad en conocer otros tiempos de los que tal vez tengamos un concepto equivocado o negativo". "Apreciar los detalles que rodeaban aquella industria nos puede llevar a interrogantes y al interés por la historia, que muchas veces no resulta apreciada por culpa nuestra, de los propios historiadores, que no sabemos revelar con acierto los modos de vida del pasado", sostiene Azpiazu.

El historiador tampoco se olvida de las nuevas generaciones, a quienes el contenido de esta publicación, según opina, "les puede enseñar a apreciar que sus antepasados descubrieron mundos que pueden parecerles inimaginables y, por cierto, muy modernos".