Donostia. El polideportivo de Altza, el primero de los construidos por el Ayuntamiento de Donostia hace más de dos décadas, se encuentra en una encrucijada. El Consistorio ha encargado un estudio para conocer el estado real de su estructura y saber así con exactitud qué se puede hacer con el edificio, aquejado de goteras y otros desperfectos motivados por el paso del tiempo. Por el momento, el Patronato de Deportes ha invertido cerca de 30.000 euros para acondicionar el edificio.
En los últimos diez años, el polideportivo de Altza no ha sido objeto de grandes arreglos ya que estaba llamado a desaparecer. De hecho, en el Plan General aprobado por el Consistorio este edificio no se encuentra contemplado. Los planes urbanísticos aprobados preveían construir un nuevo polideportivo junto al desarrollo residencial de Auditz Akular, una zona de viviendas que, por el momento, el Gobierno de Bildu ha descartado. Las dificultades económicas para financiar la operación y la idea de Bildu de evitar comer más terreno a las zonas rurales deja en el olvido el tan mencionado proyecto de Auditz Akular.
goteras En la actual situación, el Consistorio ha decidido invertir dinero para suprimir los desperfectos más evidentes que aquejan al viejo edificio. Recientemente, se han bajado los techos de los vestuarios, con el fin de crear un aislamiento y evitar el frío y las corrientes de aire que solían aquejar a estas dependencias. También se han eliminado goteras y en las paredes de las salas polideportivas se ha suprimido el revestimiento cerámico, ya que las losetas se caían, y se han saneado. En la actualidad, solo falta pintarlas.
El polideportivo de Altza dispone una piscina cubierta, de 25 x 12,5 metros, así como de otra para niños de 12,5 x 5 metros. Asimismo, cuenta con una pista polideportiva de 50 x 30 metros, divisible en tres módulos diferenciados, en los que se pueden desarrollar otros tantos partidos. Además, cuenta con otra pista polideportiva, de 30 x 18 metros, un gimnasio de musculación de 120 metros cuadrados y un gimnasio para usos múltiples, de 100 metros cuadrados.
La instalación también dispone de un gimnasio cardiovascular, de 100 metros cuadrados, y de cuatro minifrontones.
se abrió en 1989 La instalación se abrió al público en mayo de 1989, después de varios aplazamientos y un cierre posterior a la apertura, ya que el edificio no estaba realmente listo para funcionar.
El inmueble, de color blanco y construcción económica (611 millones de pesetas de la época: unos 3,6 millones de euros), se levantó en los terrenos de la antigua fábrica de uralistas Toschi-Ibérica. Ya en los primeros tiempos de edificio, que comenzó a gestarse en los despachos municipales en 1984, se habló de que la instalación contaría con una parte cubierta y otra descubierta, con una gran piscina al aire libre y otras instalaciones para el esparcimiento y el ocio de los vecinos de la zona.
Esta segunda parte del plan nunca se hizo, a pesar de que las piscinas al aire libre llegaron a tener un proyecto, que redactó el arquitecto Pedro Fernández Plaza en noviembre de 1990. Incluso, el anterior alcalde, Odón Elorza, llegó a anunciar que las piscinas descubiertas comenzarían a construirse a finales de 1991.