Luz
Se inaugura la nueva parroquia Iesu de Riberas de Loiola
EL olor a incienso impregnó ayer las blancas paredes de Iesu. Doce imperceptibles cruces de aceite poblan en la iglesia de Riberas de Loiola, que lleva el especial sello de Moneo, autor de esta nueva obra de arte de grandes dimensiones y cargada de espiritualidad. Con la mirada puesta en el cielo consagraron ayer la nueva obra del afamado arquitecto.
La verticalidad del edificio y la mano del artista consiguieron que el día de ayer pareciera resplandeciente dentro del templo. En la nueva iglesia destaca la luminosidad gracias a los rayos que entran por las distintas vanos -rendijas- abiertos en el techo, luz reflejada en el estuco blanco que cubre el hormigón de las paredes por dentro y por fuera del templo. Precisamente el juego de luces dibuja una cruz en el techo.
El templo contemporáneo evoca estilos artísticos pasados. Sus altos techos recuerdan al estilo gótico desarrollado entre los siglos XII y XV. La planta del edificio, simulando a las grandes catedrales e iglesias, tiene forma de cruz y a su lado se encuentra un edificio con planta en L. A la izquierda de la nave principal están la sacristía y el baptisterio y a la derecha, la capilla de la reconciliación. La también especial vidriera está hecha de alabastro procedente de Cintruénigo. El ventanal, que evoca a tiempos del románico, cuenta con cuatro motivos hechos con cristal: una cruz que representa la imagen de la propia iglesia, un sol y dos figuras de la luna en fases distintas. Se trata de poner "la cruz en el centro del tiempo y el cosmos", explicó el párroco de la nueva parroquia Jesús Mari Zabaleta.
En definitiva, ya está abierto este nuevo espacio que Moneo desea permita "la pluralidad de encuentros".