"Nos enorgullece recibir esta medalla, pero nos enorgullecen más los motivos por los que nos la dan". El director gerente del instituto Onkologikoa, Jon Etxeberria, fue el encargado de recibir ayer por la mañana la Medalla de Oro de la ciudad, el máximo galardón que concede Donostia.
El servicio y la atención cercana y humana al paciente, el trabajo de los médicos, oncólogos y cirujanos y, también, la dedicación a la investigación contra el cáncer. Son los tres pilares del instituto Onkologikoa y, también, las tres características que destacaron ayer en el acto de entrega del galardón, que tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento donostiarra, engalanado para la ocasión y que contó con la presencia de decenas de profesionales y miembros del equipo de Kutxa y el instituto, además de representantes institucionales.
"Esta medalla tiene una profunda dimensión humana", destacó el alcalde, Odón Elorza, que agradeció, precisamente, la humanidad y cercanía en el trato al paciente de los profesionales de Onkologikoa. "La humanidad, proximidad y esa sensibilidad son la base de este reconocimiento", coincidió Etxeberria.
"Recibimos la medalla los que estamos ahora, pero somos deudores de los que nos han precedido. A ellos también les corresponde participar de este honor, el galardón más importante que hayamos recibido", continuó el director gerente. El responsable actual del instituto recordó los orígenes de Onkologikoa, inaugurado en Aldakonea en 1933. Desde entonces han cambiado muchas cosas y, la principal en los últimos años, fue el traslado del centro especializado a las nuevas instalaciones de Miramon en 2009. "Este nuevo hospital es signo de la apuesta del área social de Kutxa por este proyecto y, por eso, gran parte de esta medalla es de ellos y la comparto con ellos", señaló Etxeberria.
Además de a la entidad de ahorro, agradeció también a Osakidetza su colaboración con el centro y, asimismo, "a todos los pacientes que depositan su confianza" en el equipo de Onkologikoa: "Ellos son la vocación de nuestro centro".
Etxeberria insistió en que Onkologikoa es un centro sanitario diferente, "que nació de la iniciativa ciudadana y que hoy en día es un instituto", dos propuestas modernas con total cabida en la sociedad actual, subrayó.
pacientes y profesionales
"Hila nintzen eta bizia eman zidaten"
Precisamente porque Onkologikoa no es un centro sanitario al uso fueron cinco las voces que, desde distintas perspectivas, tomaron la palabra en el acto de ayer para referirse al instituto en los momentos previos a la entrega. "Primero fui paciente, y el Oncológico fue mi familia", confesó Txaro Beobide, de la asociación de afectadas por cáncer de mama Kattalin.
Mertxe Argarate, la empleada más veterana del instituto (lleva 42 años trabajando en él), insistió en la entrega de los profesionales que forman Onkologikoa: "El centro es puntero y los que estamos en él estamos a la altura". El médico de cirugía y miembro de la tercera generación de la familia que impulsó la creación del centro Eduardo Ayestarán agradeció "a la ciudad" la "palmadita" que esta medalla significa para ellos, para continuar trabajando. Los tres tuvieron, además, palabras en recuerdo de Juajo Albistur, uno de los especialistas más veteranos de Onkologikoa que falleció, precisamente, el viernes.
Fernando Pesquera, de la Asociación Contra el Cáncer de Gipuzkoa, fue el siguiente en tomar la palabra para subrayar que aunque el cáncer no ha sido vencido aún, "esto es una carrera de fondo".
"Hila nintzen hemen, eta bizia eman zidaten hemen" (aquí estaba muerto y aquí me dieron la vida), declaró Jokin Otamendi, antiguo paciente del instituto y, también, trabajador de Kutxa ya jubilado. "Por eso creo que parte de esta medalla también es mía, y vuestra", añadió.
Etxeberria, que agradeció a la ciudad y a todos los donostiarras la entrega de este galardón, firmó en el libro de oro del Ayuntamiento antes de dar por concluido el acto, en el que también interpretaron el aurresku de honor.