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El renovado albergue de Ulia estrenará un comedor abierto al público este verano

hoy se cumple un año desde que se reabrieron las instalaciones Un moderno edificio y cinco bungalows sustituyen al viejo caserón calcinado en 2006

El renovado albergue de Ulia estrenará un comedor abierto al público este verano

Donostia. El renovado albergue de Ulia cumple hoy un año desde que se inauguraron sus nuevas instalaciones y está a punto de estrenar otro servicio, el de comedor. Será en cuestión de unas semanas y servirá comidas también al público general que se acerque a Ulia, además de a los clientes de la instalación, con impresionantes vistas sobre la bahía.

Las mismas mesas que hasta ahora se utilizan sólo para ofrecer los desayunos a los ocupantes de las habitaciones del albergue empezarán a funcionar como un comedor abierto, cuya explotación se adjudicó a principios de julio, por lo que empezará a trabajar en breve. "Esperamos que pueda ser en agosto", explica Pello Larretxea, el responsable del albergue municipal.

Larretxea señala que, en principio, el objetivo era poder ofrecer comidas y cenas a los alberguistas, aunque finalmente se decidió abrirlo al público para que pudiera ser rentable y hubiera profesionales interesados en explotar el servicio. Supondrá un cambio importante en el funcionamiento del albergue, que nada tiene que ver ya con las antiguas instalaciones.

incendio Un incendio acabó con el caserón en junio de 2006 y, tras el suceso, el Ayuntamiento decidió reconstruirlo de inmediato. Finalmente, la elección del proyecto y las obras se prolongaron durante tres años, hasta que el 10 de julio del año pasado abrió sus puertas el albergue completamente renovado con 62 plazas. Las instalaciones actuales, modernas y con un mobiliario simple bastante minimalista y funcional, además de accesible, constan de ocho habitaciones para cuatro personas y cinco bungalows equipados con cocina y con capacidad para seis personas. Cuatro de ellos cuentan con camas dobles, pensados para acoger a familias.

Porque, contrariamente a lo que cabría pensar, no son sólo jóvenes los que se alojan en Ulia. "Vienen grupos de amigos, familias, adultos... de todo", incide Larretxea. La gestión del albergue se hace de manera conjunta con el de Ondarreta (La Sirena), de manera que, normalmente, se derivan a las instalaciones de El Antiguo las personas que viajan solas y vienen a conocer la ciudad y a Ulia los grupos o familias que buscan más tranquilidad. El propio Ayuntamiento envía a este albergue, también, a grupos que vienen a participar en actividades organizadas por el Consistorio. Estos días, por ejemplo, hay varios equipos de la DonostiCup alojados en Ulia.

Gracias a este tipo de público han funcionado bastante bien también durante la temporada baja de invierno, y el verano se presenta completo. "Tenemos ya reservas en torno al 80% y con las de última hora se llenará seguro", apunta Larretxea. Porque, al igual que el resto de establecimientos hoteleros, los responsables de Ulia destacan que la crisis sí ha aumentado las reservas que se hacen en el último momento.

ecológico El establecimiento recibirá, además, un certificado que acredita su esfuerzo por ser sostenible, lo que significa que separan y reciclan los residuos, utilizan bombillas de bajo consumo, limitadores de agua... "Seremos el primer establecimiento hostelero guipuzcoano en contar con la etiqueta Eco", señala Larretxea.

Uno de los pocos peros que los clientes que lo han visitado apuntan es la falta de transporte público hasta el albergue. Hubo un proyecto para implantar un microbús hasta el albergue, pero coincidió con el incendio de la instalación y la iniciativa se aparcó. Sí hay un servicio de taxi bus (un taxi que hace el recorrido hasta el albergue) que gestiona Donostibus, con las tarifas regulares del resto de sus líneas, aunque Larretxea incide en que el albergue (y el nuevo comedor) ganaría bastante con una conexión directa con el transporte público.