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Un año de las nuevas escaleras de Hondarribia

Mañana se cumple un año de la apertura de las escaleras mecánicas entre Madalen Karrika y Donostia kalea de Hondarribia. Un proyecto con cierta polémica que parece haber quedado atrás.

Un año de las nuevas escaleras de Hondarribia

fue un proyecto rodeado de polémica en su concepción, ya que la ubicación propuesta despertó el recelo de algunos vecinos, pero mañana se cumple un año de la apertura de las escaleras mecánicas que comunican Madalen Karrika y Donostia kalea de Hondarribia. O lo que es lo mismo, el barrio de La Marina, centro neurálgico de actividad (con comercios, bares, oficinas bancarias y hasta hace bien poco, el propio ambulatorio de Osakidetza, ahora trasladado de forma provisional a Jostaldi), con el entorno de la campiña, donde viven, en calles y en multitud de urbanizaciones, unos 5.500 hondarribiarras.

Han pasado hasta hoy 364 días desde la apertura de estas escaleras, cuya obra se prolongó durante cinco meses y que tuvieron un coste de 1,9 millones de euros. Y decimos apertura, que no inauguración, ya que no hubo un acto formal de este tipo, al renunciar el Consistorio a realizarlo "por respeto a la discrepancia de parte de los vecinos de la zona de Madalen Karrika", que protestaron de forma enérgica en su momento y que llegaron incluso a recopilar más de 1.500 firmas en oposición a los planes del Consistorio.

Los ciudadanos opinan

Mejor comunicados

Al margen de aquella polémica, este año de andadura ha hecho que sean cada vez más las personas que utilizan estas escaleras mecánicas, en detrimento incluso de los otros dos puntos de conexión entre Marina y campiña; las escaleras de la pescadería Claudia y las que dan a parar al túnel del bar Tiralíneas, ambas en la calle Santiago.

Especialmente en verano y también ahora que la OTA está en marcha para todo el año en La Marina, no son pocos quienes aparcan en los aledaños de estas escaleras, salvándose del pago y bajando cómodamente a disfrutar de su tiempo libre o a realizar compras y otras gestiones. La mayoría de ciudadanos coinciden en que ha mejorado la comunicación de La Marina con la campiña.

"Utilizamos muchos las escaleras mecánicas para bajar a La Marina. Se nota que ahora pasa mucha más gente por este punto, sobre todo gente de mayor edad, como el caso de nuestros padres, por ejemplo; nosotros no tenemos tanto problema en realidad pero la comunicación ha mejorado", señalaban este domingo Ramón y Amaia, una pareja que vive en la campiña, concretamente en la urbanización de Olabide, cerca del instituto Talaia.

Estos dos jóvenes afirmaban que ya eran asiduos de la conexión entre la calle Donostia y Madalen Karrika "antes de que se hicieran las escaleras mecánicas. Era nuestro punto de bajada a La Marina más cercano a casa y no nos costaba tanto utilizar la escalera normal. Lo más duro era subir a la vuelta".

Izaro Eceiza, de 28 años de edad, es vecina del barrio de Amute pero como muchos hondarribiarras, acude con frecuencia a La Marina. Este domingo por la mañana lo hacía llevando en el carrito a su hija, acompañada de José Ramón Eceiza, su padre, de 58 años de edad.

"Siempre hemos solido aparcar en la parte de arriba y bajábamos a La Marina por estas escaleras. Ahora se hace de forma más cómoda, pero creo que el problema de accesibilidad más serio, el de las personas con minusvalías, el de la gente mayor con dificultades para andar y el de quienes vamos con niños, no se ha solucionado", afirma Izaro Eceiza, que como muchos progenitores, utiliza el carrito infantil en las escaleras mecánicas, aunque de por sí, no debería hacerlo. Al entrar a la plataforma de las escaleras, se advierte de esta restricción.

¿Se podrá algún día garantizar al 100% la accesibilidad peatonal entre la campiña y La Marina en alguno de las tres conexiones de escaleras existentes? El alcalde de Hondarribia, Aitor Kerejeta, recuerda que se comprometieron "en su día a estudiar la instalación de una plataforma elevadora para personas en silla de ruedas en las escaleras de Tiralíneas".

El análisis técnico ha determinado que si instalan la plataforma, "no sería posible, por la anchura, mantener los tramos de subida y bajada de estas escaleras, por lo que, a expensas de futuros proyectos, esta posibilidad queda aparcada", señalaba ayer el primer edil.

Sin números concretos

Avance en calidad de vida

El alcalde de Hondarribia se muestra, en todo caso, "muy satisfecho" por el resultado del proyecto de estas escaleras mecánicas, que en su primer año de andadura han demostrado, en su opinión, haberse convertido "en un avance para la calidad de vida de muchísimos hondarribiarras, tanto de los de la campiña como de los que viven también en La Marina".

El Consistorio no tiene cifras exactas del número de personas que han podido utilizar estas escaleras ya que, explica Aitor Kerejeta, no consideraron "oportuno instalar en su momento los contadores electrónicos que hubieran permitido tener esa información, debido a que nos parecía algo que, pese a no tener un coste económico excesivamente elevado, no iba a aportarnos demasiado".

En cualquier caso, el alcalde cree que "el uso que hondarribiarras y visitantes han hecho de estas escaleras mecánicas ha venido a confirmar el objetivo que teníamos con este proyecto, que era mejorar la vida de muchas personas y facilitar la comunicación entre dos de las zonas más pobladas de la ciudad".

Estos doce meses de andadura también han dado para vivir aspectos negativos, como "algún que otro acto vandálico que ha obligado en algunos momentos a parar las escaleras y que también ha tenido un coste económico", relata Aitor Kerejeta.

El primer edil cree, en todo caso, que "estas escaleras mecánicas fueron un acierto y lo demuestra el uso que está haciendo de ellas tanta gente" y considera que la polémica que surgió con buena parte de los vecinos de Madalen Karrika es ya algo "completamente olvidado".

"Entendimos que era adecuado hacer ahí las escaleras porque de los tres puntos de comunicación existentes, era donde más desnivel había que salvar, con 20 metros de altura en desnivel y 134 peldaños a pie", recordaba Kerejeta.

Además, el alcalde de Hondarribia considera que "el tiempo ha dejado atrás los temores de los vecinos tanto por la obra en sí en lo que afectaba a sus casas, como en cuanto a ruidos y otros problemas por la afluencia de gente en las escaleras".