EL sector hotelero donostiarra no es el único que debe emplearse a fondo con la celebración de los partidos de rugby que, desde hace un lustro, se vienen disputando anualmente en la capital guipuzcoana. Los hosteleros también deben poner al alcance de los visitantes todo su empeño y trabajo, especialmente en aquellos establecimientos ubicados en los alrededores del estadio de Anoeta.
Pero, a pesar del esfuerzo extra que requieren estos eventos, quienes regentan los bares aledaños a Anoeta se muestran muy contentos con la afición francesa y su comportamiento cada vez que visita la ciudad.
Urko Leonet, del bar Gu de Amara (calle Balleneros), afirma que, ante la masiva llegada de visitantes, suelen tener que "hacer muchos bocadillos, entre 200 y 300". "Es algo que, a pesar de que conlleve una carga de trabajo importante, al final nos reporta beneficios", afirma este joven detrás de la barra de su bar.
Desde la taberna José en la calle Balleneros, al igual que Urko Leonet, José Mari Martín tiene una visión privilegiada de lo que se suele cocer en los alrededores del estadio cada vez que los biarrots visitan la ciudad para disputar un partido. "Estas cosas nos suelen venir de maravilla. Solemos tener muchísimo trabajo pero, ¡ojalá estas cosas se celebraran cada fin de semana!", exclama sonriente.
Martín destaca, además, el "buen carácter" de los aficionados de Iparralde, que vienen a disfrutar pero que nunca "causan problemas". "Esperemos que sean iguales los seguidores del equipo galés Ospreys, que vendrán para el partido del 10 de abril...", agrega.
No es la primera vez que el responsable del bar José vive, desde detrás de la barra, una cita con el balón oval. Por ello, recuerda también muchas anécdotas sucedidas en el marco de la celebración de los últimos partidos de rugby. "Las previsiones de afluencia se han solido quedar cortas en más de una ocasión, por lo que ha llegado a mis oídos que algunos bares de esta zona han tenido que cerrarse debido a que se han quedado sin género que dispensar", agrega.
Por todo ello, también permanece esperanzado de cara a las próximas citas el 27 de marzo y el 10 de abril. "A ver si tenemos suerte también en esta ocasión", concluye.
el rugby
Una afición diferente
"Los franceses que vienen a ver los partidos del Biarritz Olympique nos tienen nada que ver con los aficionados al fútbol. Son muy buenos consumidores y saben estar y comportarse", afirma Xanti Buruate, el responsable del bar Xanti, ubicado al lado del estadio Anoeta. "Nunca ha habido problemas, algo que los hosteleros solemos agradecer mucho", recuerda.
Víctor Azcárate, del bar Arkupe, coincide con Buruate en que los aficionados franceses son "diferentes. A diferencia de quienes suelen venir a Anoeta para ver los partidos de fútbol, quienes vienen a ver rugby suelen estar en la calle seis u ocho horas, y suelen acercarse hasta los bares incluso dos horas antes y después de los encuentros. El aficionado del fútbol, en cambio, sale de casa justo antes del partido, y suele marchar también mucho antes", expresa Azcárate.
"No estaría nada mal que, una vez al mes, se disputara un partido de rugby en Anoeta y, al mismo tiempo, la Real Sociedad, por ejemplo, marchara a Biarritz a jugar", concluye entre risas Azcárate.