el Ayuntamiento de Zumaia acaba de llegar a un acuerdo con el Gobierno Vasco para comprar a este último el edificio de la antigua estación de tren del Urola ubicado en el parque de Gernika y que hasta hace un año albergaba el ambulatorio. Aunque aún está por decidir qué utilidad se le dará al nuevo inmueble municipal, el alcalde, Iñaki Agirrezabalaga, y el edil de Urbanismo, Andoni Etxaniz, aseguran que "seguirá siendo de uso público".

Al conocer la noticia de que el emblemático edificio es ahora propiedad del Consistorio, para muchos zumaiarras, sobre todo los más jóvenes, es casi inevitable querer hurgar en el pasado y hacerse las siguientes preguntas: ¿Cuándo y para qué fue construido el edificio?, ¿qué era antes de ser un ambulatorio? o, ¿por qué está ubicado en pleno muelle? Más de uno ni siquiera habrá oído hablar de la importancia que tuvo el edificio en el muelle comercial de Zumaia, inaugurado en 1926 por el rey Alfonso XIII. Y es que se convirtió en la estación de tren del ferrocarril del Urola, que supuso un importante impulso para la economía de la villa. En el libro Estudio histórico del puerto de Zumaia: Zumaia, historia de un puerto (2000) de Lourdes Odriozola Oyarbide se describen con precisión los orígenes del edificio popularmente conocido como de la estación de tren de Moilaberri. Tal y como relata Odriozola, la construcción del Muelle del Urola, también denominado como de la Diputación, "constituyó uno de los últimos esfuerzos de las instalaciones provinciales orientado a adecuar el transporte marítimo". Moilaberri fue inaugurado en 1926, con la llegada del ferrocarril. Pero antes, las instituciones del valle del Urola tuvieron que aunar fuerzas para conseguir el ansiado muelle comercial, que posibilitaría las labores de carga y descarga de la mercancía directamente de los buques a los vagones de los trenes y viceversa.

Entre 1910 y 1920 la red ferroviaria existente (el Ferrocarril del Norte, los Ferrocarriles Vascongados, y las líneas Hernani-Donostia, Irun-Elizondo y San Prudencio-Oñati), cubría buena parte de las comunicaciones del territorio, pero el valle del Urola seguía carente de una buena infraestructura de transportes. Por ello, tras la petición de los ayuntamientos en 1922, finalmente la Diputación decidió instalar un nuevo tendido ferroviario que saliendo de Zumarraga y pasando por Azkoitia y Azpeitia finalizaría en Zumaia. La línea empalmaría con los Ferrocarriles Vascongados y además conectaría con el puerto zumaiarra.

El Ayuntamiento cedió entonces 10.000 metros cuadrados al ente foral y éste encargó el proyecto al azpeitiarra Nicolás de Bizcarrondo. De Bizcarrondo propuso la construcción de un muelle de 100 metros en la zona más próxima a la ría de Narrondo y al muelle de Santillana (el actual Txomin Agirre kaia). Gracias a la infraestructura se consiguió canalizar por Zumaia gran parte del tráfico marítimo que por entonces se veía obligado a utilizar los puertos de Bilbao, Donostia y Pasaia. "Para la carga y descarga se utilizaba una grúa y aún hoy en día se pueden apreciar los restos del carril de la grúa en el parque de Gernika", asegura el vecino de Zumaia y miembro de ZIIZ (Centro de Información del Patrimonio Industrial de Zumaia) Pello Etxabe.

entre la cultura y el turismo

Más salas de reuniones

Aunque el ciclo expansivo del puerto quedó interrumpido en 1930 por la crisis, el edificio siguió albergando la estación de tren hasta 1974, el mismo año en el que se construyó el nuevo puente hacia Getaria que dificultaba el paso del ferrocarril. La familia del jefe de la estación permaneció en el inmueble hasta los 80, etapa en la que se instaló el ambulatorio.

Ahora, el Ayuntamiento comprará el edificio de 500 metros cuadrados, que se encuentra vacío desde hace un año, por 355.000 euros. El Consistorio deberá pagar durante diez años 36.000 euros anuales (sin intereses) a Lakua. "Está catalogado por su valor cultural e histórico y queremos acondicionarlo para darle uso público", señala el alcalde. Aunque no hay nada concretado, se barajan diversas posibilidades, como ubicar la oficina de turismo en el lugar, una instalación deportiva o que se convierta en un edificio para el euskera.

La mayoría de los vecinos de la villa apoyan impulsar el turismo y la cultura a través del emblemático inmueble. El zumaiarra Javier Sasiain defiende la idea de organizar actividades culturales, mientras que el fotógrafo y miembro de ZIIZ Javier Carballo va más allá e indica que en la planta baja se podría ubicar "una estupenda oficina de turismo, con una sala para proyectar vídeos e imágenes de Zumaia a los turistas". El uso del primer piso no lo tiene tan claro, pero cree que haciendo un acceso desde el exterior (para no pasar por la oficina de turismo cuando esté cerrada), "se podrían instalar las diferentes asociaciones culturales del municipio".

Itziar Senosiain y Jon Sudupe indican que ahora, además del convento y la Alhóndiga, la villa contará con un edificio público más y "habrá que pensar qué utilidad dar a cada uno". "Estaría bien tener una academia para aprender idiomas", subraya Sudupe. Senosiain asegura que faltan más salas para reuniones. Opinión que comparte la vecina Rosa Valdivia, quien añade que "se evitaría tener que ir hasta la casa de cultura para las reuniones de los cursillos". "Aunque habría que instalar un ascensor en el antiguo edificio", recuerda.