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Cerrado por la cumbre

Vecinos, trabajadores, paseantes y conductores que frecuentan el Centro y Gros descansarán al saber que la cumbre de ministros europeos finalizará esta noche. En la mañana de ayer costaba transitar, y más aún conducir, por el centro de Donostia.

Cerrado por la cumbre

a pesar de las advertencias lanzadas desde hace días por parte de los medios de comunicación, muchas personas se sorprendieron ayer por el "caos" que provocó en Donostia la celebración del Consejo Europeo de Ministros de la Competitividad. Por desconocimiento, olvido, despiste o por el mero hecho de ser lunes por la mañana y no haber tenido tiempo para recapacitar sobre las consecuencias que está teniendo la cumbre de ministros en la ciudad, varios conductores se aventuraron a acceder al Centro de Donostia en sus vehículos particulares. Error. Decenas de agentes de movilidad, guardias municipales y ertzainas bloqueaban las entradas de varios puntos que habían sido cerrados por la cumbre.

Excusas como "tengo que entrar a trabajar o la escuela de mi niño está por ahí" no sirvieron de mucho. La seguridad de los ministros europeos y sus equipos es el objetivo primordial de las fuerzas de seguridad y del Ayuntamiento, que no han dudado en blindar las inmediaciones del Kursaal y el Palacio de Miramar, puntos neurálgicos del consejo de ministros de la UE. Para ello, desde el domingo hasta esta noche se prohíbe aparcar en catorce calles y se ha restringido el tráfico de otras tantas.

El paseo de Zurriola es uno de los lugares por los que resulta casi imposible circular. En la mañana de ayer, efectivos de la Ertzaintza vigilaban la zona desde la azotea del Kursaal, levantaban las tapas de las alcantarillas de la carretera, pedían a los acreditados que se identificasen y se cercioraban de que sólo los vehículos autorizados pudiesen acercarse al palacio de congresos. El resto tuvo que seguir las vías alternativas que se han habilitado o bien seguir las recomendaciones de los agentes de movilidad y la Guardia Municipal.

menos clientes

Lunes, día de poco trabajo

Justamente en el paseo de Zurriola, en la tienda Noctalia Flex, trabajan Natalia, Beatriz y Yolanda, que intentaban evaluar las consecuencias que está teniendo la cumbre en su negocio. "Está claro que si no pasan coches baja el número de clientes, pero todavía es pronto para decir nada porque han pasado pocas horas desde que hemos abierto y es lunes por la mañana, el momento con menos ventas de la semana, ", explicaron ayer las mujeres.

Desde la calle Usandizaga, Antonio, el propietario de la tienda Paula"s, coincidía con las trabajadoras de Noctalia: "Han cerrado casi todas las calles del entorno y por aquí no pasa nadie".

Pese a las "complicaciones" generadas por la llegada de los representantes de la UE, el dueño de Paula"s se animó ayer a inaugurar los descuentos del 50% en su negocio. "Ahora sólo espero que empiece a llegar más gente y que pueda vender mucho", comentaba.

Como la mayoría de las personas consultadas en este reportaje, Pablo Baroja y su esposa no quisieron entrar a valorar el contenido de la cumbre, pero confesaron que estaban contando los minutos que faltan para que acaben las reuniones del Kursaal "porque están molestando muchísimo a los vecinos". "No se puede aparcar, ni echar la basura, han cambiado las paradas del autobús y todo está lleno de policías", argumentaba este vecino de Gros que confesaba sentirse "muy descontento".

gros y Miraconcha

Menos vigilancia

Muy diferente era el aspecto que presentaban en la mañana de ayer el entorno de Tabakalera y Miraconcha, las otras dos zonas afectadas por la llegada de los ministros de Bruselas. En Egia no había presencia policial y las restricciones de tráfico del domingo habían desaparecido. "Ayer (por el domingo) impidieron aparcar en una dirección de Duque de Mandas y abrieron el subterráneo para que los residentes estacionasen ahí", explicó Julia Rodríguez.

Un día más tarde, sin embargo, no quedaba rastro de esos cambios. "Ayer no me enteré de nada y hoy veo que todo sigue como siempre", señaló Maite Irastorza.

El paseo de Miraconcha y las inmediaciones del Palacio de Miramar continuaban ayer tomados por los afectivos de la Ertzaintza, quienes paraban a todos los vehículos que intentaban acceder a la zona. La gente no paraba de salir y entrar de los jardines de Miramar, pero la mayoría, tal y como delataban sus acreditaciones y sus uniformes, eran periodistas y empleados del catering. El ajetreo llegaría horas más tarde al aproximarse la hora de la cena de los ministros.