EL día de San Sebastián tiene devotos. Entre ellos, la inmensa mayoría de donostiarras que año tras año viven esta fiesta con más intensidad que ninguna otra, residan en la ciudad o fuera de ella. Para estos últimos, la celebración del 20 de enero supone, a menudo, una magnífica ocasión para regresar a casa. Una cita ineludible. Pero también se ha convertido en algo sagrado para algunos extranjeros que ya se sienten en su segundo hogar. Ésta es la historia de cuatro personas, dos donostiarras, un norteamericano y un italiano. Sólo un pequeño ejemplo de lo que es San Sebastián, "la mejor fiesta del mundo", para algunos.

Desde Logroño

Al Reencuentro Antiguotarra

Como tantos otros años, Amparo Rodríguez y su esposo Félix, riojano de nacimiento, tomaron su coche ayer y viajaron de Logroño a Donostia para reunirse primero con sus hermanas Isabel y Maite en el bar Kalaberri de El antiguo, a las 13.30 horas. "No hace falta ni decirlo". Un ritual que se repite año tras año, una hora antes del Reencuentro Antiguotara que el grupo Patxatxa del barrio organiza desde hace 29 años. Cerca de un centenar de antiguotarras se reúnen todos los años el sábado anterior a la festividad de San Sebastián.

Comieron en la sociedad Baso Etxea. Amparo explica que "vamos siempre; sólo falté el primer año". Únicamente el trabajo, cuando el día de San Sebastián toca entre semana, como este año, les impide acudir el día 20 y les deja una espinita dentro: "Trabajamos mi marido y yo y no podemos ir, pero cuando toca en fin de semana, aprovechamos".

Desde Mallorca

A tocar con el Txubillo

La que no falla es Marijo Fernández, donostiarra de 44 años y residente en Mallorca desde hace once. El trabajo -es enfermera- le llevó a las islas baleares, pero siempre, por San Sebastián, se toma unas vacaciones para acudir a su ciudad y tocar en la tamborrada Txubillo -salen de la plaza Easo el día 20, de 16.30 a 20.00 horas-. No ha faltado ni a los ensayos. "En los once años que llevo fuera de Donostia, sólo he faltado un año a San Sebastián. No me lo pierdo. Para mí, es una cita obligada", apunta. Le gusta pasar las fiestas con la familia y sus amigos. Y, ¿cómo no? Tocar en la Tamborrada.

Recuerda que un año le acompañaron a Donostia en estas fechas unas amigas de Mallorca y que la fiesta "les encantó". "Decían que iban a volver todas y se quedaron sorprendidas de ver tanta gente participando en la fiesta. Es algo que allí no se estila", añade.

Desde Miami

El norteamericano de Amara

Robert Winter no es nuevo en Donostia. A su llegada al aeropuerto de Hondarribia el viernes por la tarde, tras casi 20 horas de viaje, le esperaba su buen amigo Iñaki Olasagasti para darle un abrazo y llevarle directamente a tomar una ducha y cambiarse. Apenas tuvo tiempo de tomar algo y saludar a otros amigos antes de acudir al ensayo que la tamborrada de Amara Berri llevaba a cabo a las 20.00 horas.

Robert Winter, catedrático norteamericano de 68 años, vive a caballo entre Chicago y Miami. Llegó a Donostia para el Carnaval de 1997 y se enganchó a sus amigos donostiarras. Regresó para las fiestas del Carmen de 1998, en Amara Berri, y así conoció lo que era la tamborrada. Le cautivó. Desde entonces, es un habitual el día de San Sebastián. Ascendido de barril a tambor hace ya unos años, sabe que con su nuevo instrumento "si cometes un error, lo saben todos" y por eso ha ensayado a distancia las nuevas piezas que cada año introduce la compañía de Amara Berri en su repertorio. "Me mandan las canciones por mp3 y yo las escucho en mi portátil. He estado ensayando a distancia". También lo ha hecho en el aeropuerto de Barajas, "sin palos, por supuesto", escuchando y simulando con sus manos el tocar del tambor.

Buen conocedor de la fiesta, en 2004 se le erizaron los pelos en el tablado de la Consti, cuando fue la persona elegida por Amara Berri para acudir a la Izada en nombre de su compañía: "No entiendo cómo algunos donostiarras no tocan en la Tamborrada, cuando yo vengo desde allí todos los años sólo para eso". Se siente un poquito donostiarra.

desde Italia

Doble estreno en Itsasburu

Stefano Ghizzi es italiano, aunque lleva un tiempo viviendo en Donostia con su novia, que toca en la compañía femenina de la Peña Anastasio. Ése ha sido su gancho. En cuanto conoció la fiesta, le cautivó. Este año, tomará la alternativa. Está de estreno. Doble. Está "totalmente ilusionado" con su debut en la tamborrada y desfilará, además, con una de las cuatro nuevas compañías de adultos que este año se unen a la fiesta. Itsasburu, en este caso. Desfilarán por las calles de Gros a partir de las 16.30 horas del miércoles.