Han pasado veinticuatro años desde que protagonizara su primera película, El Bola, pero todavía hoy todo el mundo lo conoce por ese apodo, especialmente en Parla (Madrid). A sus treinta y seis años, Juan José Ballesta, quien comenzó su carrera cinematográfica en el mundo de la publicidad, ha participado en numerosos largometrajes y series de televisión. Además, ha recibido importantes premios, como el Goya al mejor actor revelación (que ganó con solo 10 años) y la Concha de Plata del Festival de San Sebastián. Sin embargo, para él, la fama no fue sinónimo de felicidad, y a los diecisiete años decidió alejarse del cine para retomar sus estudios de secundaria y trabajar como marmolista, oficio en el que ganaba alrededor de setecientos cincuenta euros al mes. Tras una entrevista en el programa de Jordi Évole, en la que compartió detalles de su vida, la editorial Destino se puso en contacto con él y le propuso escribir sus memorias. El libro, que ya está disponible en las librerías, se titula La vida mejor. En sus páginas, el parleño relata cómo fueron sus primeros castings, el acoso escolar que sufrió tras su primer éxito, su decisión de hacer una pausa en su carrera, las críticas que recibió por ir de copiloto en un coche a ciento ochenta kilómetros por hora, así como dos denuncias que enfrentó: una por un supuesto robo, que fue archivada, y otra por una presunta agresión sexual, que aún está en manos de la justicia.
¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
Me llamaron de la editorial Destino porque me vieron en el programa de Jordi Évole. Me dijeron que parecía una persona muy inspiradora y me propusieron hacer el libro. Le di una vuelta y les dije que sí. El libro trata de mi vida, de la salud mental, de cómo saber mantenerte, de cómo saber llevar la vida desde pequeño sin que te afecte a lo personal y a lo emocional, de cómo he compaginado el trabajo con mi familia y con el barrio donde me crie. En fin, un poco de todo.
¿Lo escribió con ayuda?
Me ha ayudado Eva Cruz, que ha sabido cogerme muy bien el tono. Hemos tenido muy buen feeling. Nos lo pasamos muy bien grabando en Parla. Ella lo ha transcrito porque si me pongo yo a escribir me voy de aquí y me salto diez años y luego me vuelvo quince (risas). Me ha ayudado mucho a la hora de estructurar y plasmar. Creo que ha hecho muy buen trabajo. El libro está muy bien escrito. Parece que lo he escrito incluso yo (risas). Estoy muy contento con Eva, con la editorial y con todo lo que está sucediendo con el libro.
¿Habrá más libros?
Nunca se sabe. Bueno, no sé, igual de aquí a diez años.
¿Bendice el día que fue a su primer casting?
Mis padres siempre han sido muy currantes, de clase media baja, obreros. Un día, de pequeño, le dije a mi madre que me apuntara a castings al igual que hacía con mi hermana. Así, si me cogían me ganaba unos dinerillos y me compraba un chándal, balones y otras cosas. Y nada, me apuntó y en el primer casting me cogieron.
En 2000 recibió el premio Goya a mejor actor revelación por la película El Bola. Fue el cuarto intérprete más joven en conseguirlo, ¿qué supuso este galardón para un chaval tan joven?
Supuso la fama de un día para otro. Me acuerdo que estaba en el instituto y cuando salía había montones de cámaras, de chavales arremolinados. No sabía dónde meterme. Fue una ola de fama increíble. Bueno, con la película 7 Vírgenes pasó lo mismo. Han sido las dos olas más gordas.
En 2005, nada más alzarse con la Concha de Plata del Festival de Cine de San Sebastián, se retiró para estudiar y trabajar como marmolista. ¿Qué le pasó?
Sentí que estaba muy estresado y que me sobrepasaba la situación. También lo hice un poco por salud mental. Cuando estás en la cima y te entra el mal de altura hay que saber bajar y poner los pies en la tierra. Al final, lo importante es que yo a nivel emocional, mental y personal esté bien y cómodo con lo que hago. No me sirve de nada ser actor, estar ganando mucho dinero, vivir bien, si no soy feliz conmigo mismo. Creo que eso es importante. Lo he hecho ya otras veces. Si algún día lo tengo que volver a hacer, lo haré.
¿A qué director de cine le está más agradecido?
A Achero Mañas, porque fue el que me dio la oportunidad de hacer mi primera película, la que me llevó a la fama.
¿De qué película guarda mejor recuerdo?
Entrelobos, que fue una peli que se hizo en el campo, con animales. Es la historia real de un niño salvaje que se crio con lobos en Sierra Morena. Cuando el niño, ahora ya un adulto, vio la película, se identificó mucho con ella. Todos nos dimos por satisfechos. También guardo buen recuerdo de Gerardo, el director. Hice muy buenas migas. Es muy campechano.
¿Y de qué serie?
Servir y proteger, porque fue una serie muy dura a la hora de trabajar, al ser diaria. Hay mucho texto que hay que aprenderlo de un día para otro. Y solo tienes una o dos tomas. Te lo tienes que saber al dedillo. Pero bueno, me lo pasé muy bien porque me dio muchas tablas.
¿Cómo lleva la fama?
Tiene sus pros y sus contras, pero me ha traído muchas más satisfacciones que disgustos. Soy una persona que siempre me he sentido querido por la gente, por mi público.
La mayoría de la gente le sigue conociendo como el Bola. ¿Esto le molesta?
No, no me molesta. De hecho, en mi barrio me conocen así.
En su momento, recibió muchas críticas por viajar de copiloto en un coche a ciento ochenta kilómetros por hora...
Uno comete errores y hay que saber reconocerlo y reconducir la situación. Todo el mundo tiene derecho a cometer algún error en su vida y lo importante es eso, reconocerlo, pedir disculpas y que no vuelva a pasar.
En 2023, recibió dos denuncias, una por un supuesto robo y otra por una presunta agresión sexual. ¿En qué punto se encuentran?
Una está ahí, hemos pedido el sobreseimiento del caso porque creemos que ya es hora de que tomen una decisión. Es el precio de la fama, que tiene lo bueno y tiene lo malo. Yo me considero inocente y espero que se solucione lo antes posible. Lo he pasado bastante mal, he tenido una temporada de no sentirme bien. Me pregunto constantemente: “¿Qué culpa tengo yo?, ¿por qué me he visto involucrado en esto si no he hecho nada?”.
En el libro cuenta que el amor de su vida fue Vero y que lo pasó muy mal con la ruptura. ¿Dejó de creer en el amor en aquel momento?
No, pero sí es verdad que lo pasé bastante mal. Fue una época muy jodida, triste y difícil porque fueron quince años juntos. Estaba habituado a estar todo el día con ella, a que viniera a los rodajes, a que me acompañara a todos los lados. De repente, sientes que no sabes hacer nada sin esa persona. Es como si te quitaran un pedazo de tu corazón, pero bueno, el tiempo lo cura todo.
¿Cómo está ahora su relación con ella?
Tengo una relación fenomenal. La sigo queriendo y amando, pero de otra forma. Nos llevamos muy bien.
¿Cómo se tomaría si su hijo le dice que quiere ser actor?
Es verdad que me hubiese gustado que hubiera seguido mis pasos, pero no ha sido así. Trabaja en un taller de carrocería, ya que le encanta la mecánica. Está muy contento. Nos propusieron un proyecto sobre la vida de Ángel Nieto. Juanjito hizo el casting y le cogieron. Era para hacer de Ángel Nieto de pequeño. Y yo de Ángel Nieto de mayor. Al final, no se materializó. Juanjito no quiere ser famoso. A él lo que le gusta son los coches, la mecánica.
Está muy orgulloso de Parla. ¿Nunca ha pensado en cambiar de residencia?
No, nunca. Parla es mi ciudad, aquí me he criado y aquí me siento querido. Creo que eso nos pasa a todos. Me refiero a que donde te has criado y has vivido le tienes un amor especial. Por otro lado, tengo una casa de campo donde suelo ir los fines de semana para estar tranquilo, irme a por setas, a coger espárragos o a pescar.