Desde siempre, el ahorro de alimentos, su máximo aprovechamiento ha sido una de las máximas prioridades de la humanidad. Conseguir comida para sobrevivir resultaba una tarea fatigosa, que necesitaba mucho esfuerzo y cuando sobraba algo o se conseguía más de la necesaria para ese día, se guardaba para cuando volviera la escasez. El concepto derroche no entraba en el vocabulario de nuestros antecesores, que descubrieron que el frío era un buen conservante.

Los frigoríficos, las neveras en los hogares se convirtieron en un electrodoméstico presente en todos los hogares ayudando a conservar los alimentos y alargando algo su vida útil. Pero no es mano de santo y los productos acaban estropeándose, como atestigua el clásico medio limón en el cajón de las verduras.

Los platos cocinados en casa no tienen una vida larga dentro del frigorífico, por lo que hay que consumirlos rápido para evitar intoxicaciones. Freepik

Cocinados en casa

Esto es especialmente relevante cuando guardamos en un tupper las raciones sobrantes de la ensaladilla, del guiso de carne, de la tortilla de patatas o la verdura cocida. Pero a diferencia de muchos platos precocinados e industriales, no suelen incluir ingredientes conservantes que alejen su fecha de caducidad. En un momento de alta concienciación por evitar el desperdicio alimentario, es importante tener esto en cuenta, ya que el frío no es un protector infalible ni eterno y puede acabar desarrollando alguna contaminación que afecte a nuestra salud.

Además ocurre que en nuestro país, por desconocimiento o por dejadez, tendemos a mantener alimentos en la nevera más tiempo del recomendable. Ni todos los productos tienen el mismo aguante ni todas las recetas se salvan a pesar de que estén cocinadas. De hecho, por ejemplo, aquellas que entre sus ingredientes tengan huevo, cocinado como en las tortillas o crudo como en la mayonesa, no deben pasar mucho tiempo sin ser consumidas.

¿Por qué no aguantan?

El principio básico para la conservación es que el frío de la nevera ralentiza el crecimiento de bacterias, pero no lo detiene por completo. En el caso de la congelación, se paraliza la acción de los microorganismos, pero una vez descongelada, estos siguen donde lo habían dejado. Así, con el paso de las horas o los días, microorganismos como la Salmonella, la Listeria o el Campylobacter pueden multiplicarse y acabar provocando intoxicaciones alimentarias. Además, algunos vegetales con el paso de los días pueden acumular sustancias no deseadas, como los nitritos en las espinacas.

Por este motivo es necesario conocer cuánto tiempo máximo se recomienda conservar cada alimento para evitar riesgos sanitarios que van desde una simple indigestión o una gastroenteritis hasta complicaciones más graves.

Platos tradicionales y su caducidad

En nuestro país se cocina mucho, tanto para la comida del mediodía como para la cena. Y algunas veces son de aprovechamiento de sobras, por lo que el riesgo se pone serio. Estos son algunos de ellos y el tiempo recomendado:

Tortillas y otros platos con huevo

La tortilla de patatas es un clásico de nuestra mesa. Y al debate de con o sin cebolla se une el punto del cuajado del huevo. Y cuanto menos lo esté y más tiempo pase en el frigo, mayor es el riesgo de salmonelosis. Por este motivo, las tortillas no deben pasar más de 24 horas, un día en la nevera. Cocer huevos también es una opción de tenerlos preparados para cuando hagan falta. En ese caso la norma es no pelarlos hasta que se utilicen. Si ya es tarde para tener en cuenta esto, el huevo cocido pelado tiene un umbral de no más de tres días. Si además forma parte del adorno de una ensaladilla con mayonesa casera, el tiempo se reduce a 24 horas de nuevo.

Los huevos cocidos deben guardarse en la nevera con cáscara. Si están pelados hay que consumirlos en 48 horas como mucho. Freepik

Pollo y croquetas caseras

El pollo es otro clásico, tanto en su versión asada como guisada. Pero, a riesgo de señalar una obviedad, es un ave, y como tal, debe consumirse, sobre todo si se conserva cruda, en un máximo de dos días. Las carnes de ave tienden a ser propensas a ser un caldo de cultivo de bacterias como Campylobacter y la Salmonella no le va a la zaga. ¿Y las croquetas de pollo? En este caso, y en el de todas las croquetas, el riesgo está en la bechamel, que no debe guardarse más de tres días en el frigorífico.

Pescado y marisco

El pescado y el marisco, si este ya está muerto antes de cocinarlo, son productos que se descomponen enseguida, por lo que hay que tratar de consumirlos enseguida. Una vez cocinados, pescado frito, a la plancha o asado no debe pasar más de dos días en el frigo. Por su parte, el marisco cocido, entre 24 y 36 horas. Y más cerca de la primera que de la segunda para evitar eventuales problemas digestivos.

Pan y bollería casera

El pan, por sí mismo, tiene un aguante bastante razonable fuera del frigo, más allá de que se seque, en función de su propia calidad y de cómo ha sido elaborado. Pero la humedad del frigorífico no le sienta especialmente bien, por lo que es raro guardarlo ahí. Pero otra cosa son los bocadillos o las tostadas con tomate, que no deben guardarse más allá de 24 horas. Hay un alto riesgo de que aparezca moho. Lo mismo sucede con los bizcochos caseros, por lo que es mejor congelarlos antes que meterlos en la nevera.

Verduras cocidas

Las verduras tienen su propio carácter. Las espinacas, acelgas, judías verdes, y la mayor parte de las que tienen hojas verdes, una vez cocidas, pueden generar nitritos al conservarse demasiado tiempo. Estos compuestos, cuando están presentes en cantidades excesivas en el cuerpo, obstaculizan la capacidad de nuestros glóbulos rojos para transportar oxígeno. Por ello, solo hay que conservarlas un máximo de un día.