Es dulce, es fácil de pelar, sus gajos se comen de un solo bocado y resultan jugosos sin escurrir demasiado zumo. Por ello no es raro que la mandarina tenga una enorme popularidad entre pequeños y mayores. Como a las naranjas, la podemos ver todo el año en las estanterías de los comercios pero es ahora cuando se encuentra en plena temporada y aprovecharnos del producto de cercanía, del que llega a casa en su punto sin tener que viajar demasiado.

Pero, ¿sabemos encontrar las mandarinas perfectas entre todas las que se nos ofrecen desde los mostradores? Con estos consejos será más fácil disfrutar de ellas en la mesa o en la merienda.

Mandarinas ya peladas listas para comer. Jcomp/Freepik

Por tratarse de un fruto de invierno, de septiembre a marzo es la época perfecta para las mandarinas por lo que si quieres conseguirlas jugosas, dulces y a buenos precios lo mejor es adquirirlas durante esos meses del año

A tener en cuenta

1) Observar las hojas: Algunas mandarinas llegan con hojas a la cesta del súper. Atentos a ellas, son un buen indicador de frescura. Cuanto más tersas y más verdes se muestren, mejor, más fresca y en mejor estado estará.

2) La apariencia exterior: La piel de la mandarina debe ser fina, limpia y brillante. La cáscara debe estar en buen estado, sin golpes ni cortes. Debe estar pegada a su interior, lo que indicará jugosidad. Los tonos que tiren a verde indican falta de madurez (y no mejora con dejarla unos días en el frutero) y los amarronados que ya ha pasado el límite de sazón.

3) Debe estar levemente blanda: Al presionarla ser ligeramente blanda pero firme, algo que indica que está en su punto ideal. Si esta blanda o muy blanda puede ser que ya este empezando a secarse y si es dura, puede que todavía esté verde. e

4) El tamaño es importante: Cierto que este aspecto depende mucho de las variedad, ya que las hay más grande o más pequeñas. Pero comparadas entre las de la misma variedad, el tamaño indica que ha estado más tiempo en el árbol, nutriéndose y creciendo.

5) El peso de cada una: Más allá del tamaño del fruto, que ya se ha dicho que puede depender de la variedad, si la mandarina tiene peso indica que tiene mucho jugo y también más dulce. Esto va unido a la firmeza al tacto.

6) El olor de la fruta: La mandarina es una fruta muy aromática, por lo que debe oler a eso, a mandarina. Puede que acercar la nariz a la fruta no haga gracia al tendero, y más en época de gripe y resfriados, pero comprobar su aroma ayuda a elegir la más sabrosa.

Flanes de mandarina

Y una vez bien elegidas las mandarinas, se pueden hacer flanes de mandarina. Esta es la receta.

Ingredientes:

  • 500 ml de zumo de mandarina
  • 5 huevos
  • 140 gramos de azúcar
  • Ralladura de naranja
  • 3 cucharadas de azúcar (para el caramelo)
  • Agua

Elaboración

En un cazo a fuego alto poner las tres cucharadas de azúcar y un poco de agua y dejar que se haga el se funda hasta que el caramelo tome un color dorado pero sin que llegue a quemarse. Una vez logrado, verter el caramelo en el fondo de los moldes individuales o de uno grande. Mientras se va cocinando el caramelo se exprimen las mandarinas y se cuela el zumo. El resultado se reserva. En un bol se baten los cinco huevos con el azúcar hasta que quede bien mezclado y homogéneo. también se le añade un poco de ralladura de cáscara de naranja. Se sigue batiendo mientras se va incorporando poco a poco el zumo de las mandarinas. Para ganar tiempo se puede poner a precalentar el horno a 190º con calor arriba y abajo.

Con la mezcla del huevo azúcar y el zumo de mandarina se van rellenando los moldes que ya llevan el caramelo en el fondo y se colocan en una bandeja de horno o en una fuente de horno con agua. Es importante que los moldes estén bien apoyados en el fondo y no floten. La bandeja se mete en el horno para que los flanes se hagan al baño maría durante unos 45 minutos o hasta que estén cuajados. Esto se comprueba pinchado uno con una aguja o un cuchillo fino y que salga limpia. Una vez fuera del horno dejar templar y que reposen unas horas en el frigorífico antes de sacarlos a la mesa. Una vez desmoldado se puede decorar con un gajo mandarina o unas hojas de menta.