¿Cuál es su “txoko” favorito para perderse en la Costa Brava?

El Camino de Ronda. Toda la Costa Brava está atravesada por un camino que la recorre de playa a playa por el que podemos ir, si queremos, desde Lloret de Mar hasta Port Bou. Cuando me apetecía pasear, me hacía un tramo del camino.

¿Y ahora que vive entre nosotros? 

Me gusta bastante la playa de Getaria. En cierto modo me recuerda al mar Mediterráneo, ya que al estar tan protegida no tiene tanto oleaje y es muy calmada. En mi casa solía ir a las rocas a recoger cangrejos y lapas, que allí se comen… y aunque aquí me falta esa zona de rocas, al menos tengo esa playa.

¿Qué restaurante no nos debemos perder si vamos a Girona?

Cal Bosquetà, en Quart, en las montañas dels Angels, un lugar en el que se hace muy buena cocina típica catalana, y el Hostal de la Granota, en Sils, donde iba de pequeña con mi padre a comer ancas de rana.

¿Y cuál nos recomendaría en nuestro entorno?

Mi trabajo me mantiene muy ocupada y no tengo mucho tiempo para conocer restaurantes. Me gustó mucho el Jokel de Tolosa cuando lo visité, me encantaría probar el AMA, aunque no he podido hacerlo todavía, y cuando puedo, me acerco al Karela a “kuxkuxear” sus pintxos, como decís aquí. 

¿Hay algún plato que se le resista, ya sea para cocinarlo o para comerlo?

Los garbanzos me traen por el camino de la amargura. No termino de pillarles el punto de ternura adecuado. Y para comer, el hígado. No puedo con él. Cuando me lo sacan, me como solo la cebolla, si hay.