¿Tiene alguna afición aparte de la cocina y la escritura que no conozcamos? 

–Hacer alpargatas. Llevo 28 años haciendo alpargatas y mandándolas a los papas, a famosos, a los príncipes... hasta a Cabo Cañaveral he enviado mis alpargatas.

¿Cuál es el txoko favorito de su ciudad, su provincia, más allá...?

–Yo nací para vivir en la Txantrea, este barrio trabajador que me encanta por su calor humano y la cercanía de sus gentes. En cuanto a Navarra, nuestra provincia es una divinidad, pero me quedo con mi casita en Ciriza, en el valle de Etxauri, rodeada de cerezos, donde suelo ir a inspirarme y relajarme en verano.

¿Su plato favorito para preparar?

–Me encanta hacer migas de pastor, y me apasiona preparar casquería: manitas de cerdo, callos, callos con garbanzos...

¿Y para comer?

–Me privan las alubias rojas, y el cardo me parece una delicia, así como unos buenos esparraguicos puestos con mimo aunque sean en conserva, unas alcachofas...

¿Algún plato que le haya sorprendido?

–No salgo mucho, pero en su día en el Gaucho insistieron en que probara su anguila y me encantó. Y me encantan los fritos que tenemos en Pamplona, que son extraordinarios.

¿Y algún cocinero que le haya sorprendido?

–Siempre quise muchísimo a Luis Irizar, y adoro a Juan Mari y Elena Arzak. Comer en su restaurante es el cielo de la gastronomía. Y me encantó comer en Martín Berasategui. Y aunque no he comido en Mugaritz, Andoni Luis Aduriz me ha hecho un prólogo con mucho cariño. No estiraré la pata sin ir allí.