El Real Unión y el Barça Atlètic empataron este domingo en el partido disputado en el Stadium Gal. Un encuentro marcado por las lluvias de las últimas horas y que obligó a ambos equipos, habituados a un buen trato del balón y el juego en corto, a improvisar para tratar de llevarse los tres puntos de un césped pesado por las precipitaciones y muy criticado por la prensa que cubre al equipo visitante.

Patatal”, coinciden en calificar el terreno de juego del Stadium irundarra dos periódicos como El Mundo Deportivo y Sport, que en el caso de los segundos, señalan incluso que el choque “no debió jugarse”. En la crónica del club blaugrana se asegura que “el estado del césped y las constantes interrupciones, con muchas faltas señaladas por el árbitro, han privado de un mejor espectáculo”.

Lejos de los planes iniciales de uno y otro equipo, acostumbrados más a jugar en corto, el choque resultó disputado en todas las facetas del terreno, donde los futbolistas de ambos equipos, intentaron adaptarse con más balones en largo y más pugnas que de lo normal.

Así, en la primera mitad las jugadas más peligrosas fueron del bando visitante, mientras que en la segunda mitad el equipo irundarra (que cayó 2-1 en la ida) fue merecedor de marcar dos o tres goles, con una ocasión a puerta vacía marrada y otro balón al poste, además de un gol anulado a Antón Escobar por fuera de juego.

“Se podía jugar poco. Durante toda la semana hemos intentado jugar a lo que nosotros jugamos pero hoy era prácticamente imposible”, reconoció el entrenador local, Iñigo Idiakez, que en la última pregunta de la rueda de prensa explicaba cómo en las bandas apenas se podía jugar: “Pensábamos que por el centro sí, pero tampoco. Era un poco estar atentos a lo que podía pasar en el campo, seguir las jugadas...”.

“Lo que sucedió en el Stadium Gal fue una mezcla de waterpolo y tenis. Balonazo arriba, balonazo abajo. Resbalones, caídas, jugadores por el suelo. Un desastre de espectáculo”, resume el cronista de Sport, que critica al colegiado Muñoz Piedra (hubo cambio de última hora y pitó Fernández Buergo) por permitir “que se disputara una broma de partido. Un simulacro, una vergüenza de encuentro que tendría que sonrojar al mundo del fútbol”; en otros términos, “90 minutos de infamia, de desesperación, de insulto al fútbol”.

Aseveraciones que pueden resultar exageradas para los algo más de 1.000 espectadores que se dieron cita en una desapacible tarde en la que la lluvia dio una tregua hasta los minutos finales, y en la que gran parte de los jugadores saltaron al césped con una máxima clara: no era día de arriesgar con pases atrás en zona defensiva, no fuera que el balón se quedara a medio camino.

Un terreno de juego “encharcado debido a las intensas lluvias de las últimas horas” como recogió la crónica del club local y que arrancó con mucha agua. Con el paso de los minutos, hubo zonas con menos agua, pero se iban levantando con el paso de los futbolistas.

Aun así, el equipo local fue capaz de sobreponerse con el paso de los minutos y tener ocasiones para llevarse el duelo. Al final, reparto de puntos que no satisface ni a unos ni a otros: el conjunto irundarra, porque con 31 puntos no se aleja de los 26 que tiene el Tarazona, en zona de descenso a falta de 12 partidos por jugarse; y el filial del Barcelona, porque con 45 puntos se queda quinto (en zona de play-off) a 5 del líder, el Deportivo de A Coruña.