Hoy se cumplen veinticinco años de uno de los sucesos más tristes de la historia del fútbol, en el que desgraciadamente perdieron la vida 56 personas y 265 resultaron heridas.
Todo estaba preparado para las celebraciones en el estadio de Valley Parade de Bradford. El equipo de la ciudad, el Bradford City, y el Lincoln City se enfrentaban en la última jornada de liga de la tercera división inglesa, con el equipo local matemáticamente ascendido.
El partido se encontraba a escasos minutos de llegar al descanso cuando el colegiado de la contienda, Don Shaw, era alertado sobre algún tipo de incidente que estaba ocurriendo en las gradas, y suspendió el duelo de manera inmediata para sorpresa de todos los jugadores.
Un incendio en la tribuna principal era lo que estaba causando el pánico entre los aficionados que se habían acercado al estadio a celebrar con sus jugadores el ascenso a la segunda división (First División).
El pánico se adueñó de los seguidores de aquella tribuna que optaron por tomar dos caminos distintos. La gran mayoría de ellos se decidieron a saltar al terreno de juego para ponerse a salvo, mientras que otros pensaron que la solución más factible sería la de huir por los tornos de la puerta de entrada.
Pero lo que muchos no supieron es que, tras el pitido inicial, las autoridades habían cerrado las puertas del Valley Parade para que algunos hinchas no entrasen al estadio sin pagar, lo que provocó que muchos quedaran atrapados bajo el horror de las llamas.
El fuego se extendió a una velocidad endiablada debido fundamentalmente a que el techo, las vigas y los asientos de la tribuna estaban construidos con madera (como muchos campos ingleses de la época), hasta tal punto que la grada acabó por derrumbarse en menos de cuatro minutos.
El terrible accidente se saldó con la muerte de 56 aficionados y casi 300 heridos de diversa consideración.
La causa del accidente
Una colilla mal apagada
Tras lo sucedido se abrió una investigación que determinó que el causante del incendio fue una colilla mal apagada, que había sido arrojada a uno de los cubos de basura, y que, tras entrar en contacto con materiales como el papel y la madera, comenzó a arder expandiéndose por toda la grada.
A raíz del incendio el Bradford City se vio obligado a disputar sus encuentros, durante una temporada y media en otros campos como en el Odsal Stadium, Ellen Road o en el Leeds Road, hasta que se reconstruyó el Valley Parade.
A mediados de diciembre de 1986, y ante más de 15.000 espectadores, se inauguró el nuevo estadio de un club que jamás olvidará uno de los acontecimientos más tristes en la historia de este deporte.
Además, el Bradford instauró una placa conmemorativa para recordar a cada uno de los fallecidos en aquel fatídico 11 de mayo de 1985.
Después del suceso las autoridades inglesas se decidieron a aplicar leyes para combatir la inseguridad y los actos vandálicos en los campos de fútbol, aunque no entraron en vigor hasta casi cuatro años después, cuando se dio otra de las tragedias más recordadas en el mundo del deporte, la de Hillsborough.
Otras tragedias
Heysel y Hillsborough
Con el desastre de Valley Parade todavía reciente, sólo dieciocho días después se produjo otro acontecimiento dramático en los prolegómenos de la final de la Copa de Europa que enfrentaba a Liverpool y Juventus, y que marcó un antes y un después en la historia del deporte por las duras sanciones que impuso la UEFA. El mal reparto de las entradas provocó un exceso de afluencia a un estadio con capacidad para 60.000 personas.
Además, la cercanía de los aficionados más radicales del Liverpool con los de la Juventus de Turín fue la clave que inició la desgracia. Los hooligans ingleses, además de lanzar objetos, comenzaron a acercarse al lugar donde se encontraban los turineses, que, en un intento de retroceder, se agolparon contra una de las vallas, provocando el aplastamiento de los aficionados más cercanos a ellas.
El resultado de este incidente, conocido como la tragedia de Heysel se saldó con la muerte de 39 seguidores, 34 de ellos italianos, y más de 600 heridos, y con la expulsión por cinco años de competiciones europeas a todos los clubes ingleses y seis para los reds.
Una situación similar es la que se dio cuatro años después en Hillsborough, en el partido de semifinales de la Copa de la Asociación de Fútbol de Inglaterra que enfrentó al propio Liverpool y al Nottingham Forest, en la que murieron casi un centenar de asistentes.
El mal estado del estadio y el exceso de aforo fueron los detonantes de una avalancha en la que perdió la vida, entre otros, el primo del actual futbolista del Liverpool Steven Gerrard.
Lo más triste de estos acontecimientos es que cada uno de ellos se pudo haber evitado si se hubiesen tomado las medidas de seguridad oportunas. Tras el accidente de Valley Parade es poco entendible que se tuvieran que esperar cuatro años para promover nuevas leyes de seguridad en los campos de fútbol. De haberlas impuesto desde un principio Heysel y Hillsborough no formarían parte de la historia negra del deporte.