Esta bilbaína nacida en 1993 colabora en una de las áreas más potentes de la Clínica MHS: la de investigación, una vía para seguir sumando hitos que transforman vidas. Cursó Física e Ingeniería Electrónica en la Universidad del País Vasco antes de involucrarse en un máster en Física Biomédica y un doctorado en Neurociencias que está por finalizar. Conversamos con ella sobre la importancia de la actualización en la medicina, los retos y ventajas de estas terapias innovadoras y la salud mental de la población actual.
¿En qué punto se encuentra la neurociencia hoy en día?
Queda mucho por recorrer en este ámbito, y esto es una carrera de fondo. El cerebro tiene un superpoder, que es la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad que tiene de modificarse y de reorganizarse él mismo. Se dan casos en los que un paciente sufre un traumatismo o un tumor y debe ser operado o incluso se le debe extraer una parte del cerebro, e incluso en este contexto el cerebro es capaz de volver a aprender las funciones que le has retirado. Esta característica nos abre muchas posibilidades a los neurocientíficos e investigadores para seguir ahondando en diversas patologías y enfermedades.
¿Cuáles son tus líneas principales de investigación?
Yo me centro en la estimulación cerebral no invasiva, y dentro de este campo existen dos técnicas: la estimulación magnética transcraneal (EMT) y la estimulación por corriente directa (tDCS). No debemos olvidarnos que nuestras neuronas se conectan a través de la electricidad, como la que nosotros utilizamos a diario para cargar nuestro móvil o enchufar el ordenador. Esto implica que nuestras neuronas se conecten de una forma u otra, y ahora tenemos la opción de inducir la electricidad de forma externa.Al contrario que con las terapias electroconvulsivas, estas técnicas innovadoras nos permiten aplicar corrientes al cerebro de un modo no invasivo, seguro e indoloro con resultados muy positivos.
Imagino que estos tratamientos tan novedosos están rodeados de cierto escepticismo social.
Así es. El desafío está en transmitir al público esta información para que sea consciente de que tiene estas herramientas al alcance de su mano y que comprenda que estos tratamientos no conllevan dolor ni efectos secundarios. Cada vez son más los centros en España que trabajan con la estimulación magnética transcraneal y la estimulación por corriente directa, así que el siguiente paso es lograr que las personas se familiaricen con sus beneficios, se sientan seguras y confíen en estas técnicas.
¿Qué funciones desempeñas dentro de la clínica?
Me dedico a labores de investigación y revisión para seguir actualizados a nivel bibliográfico sobre los estudios que se están llevando a cabo. Esto es fundamental no solo en el ámbito de la neurociencia sino en la medicina en general, porque se están produciendo avances a una velocidad vertiginosa y no podemos quedarnos atrás. En la Clínica MHS nos esforzamos en estar al día de los nuevos protocolos y tratamientos para después poder estandarizar su uso, y de ahí que también estemos colaborando con diferentes universidades con el objetivo de consolidarnos como un centro de formación en materia de neuromodulación.
¿Algún cambio importante que hayas detectado en el contexto de salud mental actual respecto al que existía hace una década?
A lo largo de estos años que he estado preparando mi tesis doctoral sí que he observado que el promedio de edad en pacientes de ictus ha disminuido en los últimos cinco años. Asimismo, a menudo nos encontramos con personas que no se esperaban sufrir una enfermedad cerebral como esta, no se imaginaban que les iba a tocar enfrentarse a esta situación.
Parece que hoy en día existe el riesgo de sufrir ictus a edades más tempranas en comparación con las generaciones anteriores.
Efectivamente. Antes no era tan común escuchar casos de accidentes cerebrovasculares como puede ser un ictus. Sin embargo, hoy en día unas 120.000 personas sufren un ictus y cerca de 25.000 mueren cada año en España a causa de esta enfermedad. Lo grave no es padecer un ictus, sino todas las secuelas que deja. Hay quienes piensan que esta patología es algo que te sucede una vez en la vida y ya está, pero no es así, porque nosotros hemos llegado a ver casos de pacientes con dos ictus seguidos estando hospitalizados y bajo control. Un accidente así puede darse en cualquier momento, e incluso le puede pasar a pacientes totalmente sanos.
"Hoy en día unas 120.000 personas sufren un ictus y cerca de 25.000 mueren cada año en España a causa de esta enfermedad"
¿Piensas que estas cifras están relacionadas con nuestros hábitos de vida?
Es cierto que vivimos un ritmo de vida demasiado frenético y estresante, pero yo me enfocaría más en abordar qué es lo que ocurre tras experimentar una patología neuronal que te cambia todo. Se nos prepara para ser conscientes de todos los elementos que preceden a un problema neurológico o un trastorno pero, ¿qué pasa después?. No disponemos de suficiente información sobre cómo gestionar nuestra vida una vez que esta enfermedad ya se ha producido.
"Estamos muy cerca de integrar avances que podrían revolucionar nuestra práctica clínica, llevando el nivel de precisión a cotas que hasta ahora eran difíciles de alcanzar"
¿Y por qué crees que es fundamental reforzar esta parte del proceso?
En mis investigaciones he observado que existe mucho desconocimiento sobre la realidad de esta patología por parte del paciente e incluso de su círculo cercano. Precisamente, en circunstancias como esta es indispensable estar acompañado e informado. Cuando se produce una enfermedad así, el cerebro ya no funciona de la misma forma, por lo que disponer de los recursos necesarios podría aliviar la carga emocional del paciente y también de aquellos que le rodean.
¿Qué nuevas incorporaciones están planteando para la forma de trabajar en la clínica?
Estamos constantemente explorando tecnologías avanzadas que nos permitan optimizar el diagnóstico y el tratamiento en salud mental. El futuro probablemente estará marcado por herramientas que ofrezcan una visión más precisa y funcional del cerebro, con enfoques personalizados para abordar cada caso. Estamos muy cerca de integrar avances que podrían revolucionar nuestra práctica clínica, llevando el nivel de precisión a cotas que hasta ahora eran difíciles de alcanzar.
¿Cuáles son los proyectos a corto plazo que estáis impulsando desde la Clínica MHS?
Nuestro objetivo principal es seguir innovando en el abordaje de patologías complejas. Creemos firmemente en la importancia de desarrollar protocolos avanzados que puedan ofrecer soluciones rápidas y efectivas, especialmente para pacientes que no han respondido a terapias convencionales. Estamos trabajando intensamente en proyectos que podrían marcar un antes y un después en la forma de tratar ciertas condiciones, basándonos en la última evidencia científica y en tecnologías de vanguardia.