¿Cuáles diría que son los principales retos que el sector de la automoción tiene actualmente?

El sector de automoción está en un punto de inflexión. Los jóvenes no tienen mucho interés en tener vehículo propio, algunos ni siquiera carnet de conducir, lo que favorece la aparición de nuevos modelos de negocio asociados a la movilidad en los que se puedan compartir vehículos. Además, el futuro va hacia una movilidad cero emisiones y autónoma. Las iniciativas para reducir esas emisiones pasan por la electrificación, el uso de baterías o incluso, el hidrógeno. Desde el BRTA estamos investigando para ayudar a la industria a abordar estos retos completamente disruptivos.

Por comenzar por el inicio de la cadena de valor, ¿qué vías de investigación tienen abiertas en cuanto a materiales y fabricación?

En el campo de los materiales hay muchas líneas abiertas además de los nuevos materiales para reducir el peso de los vehículos, con los consiguientes beneficios de reducción de emisiones. En este sentido en el BRTA estamos trabajando en el diseño de nuevos materiales donde los atributos de sostenibilidad y seguridad sean prioritarios, aplicando estrategias de ecodiseño que permitan el desarrollo de nuevos materiales y productos que cumplan con criterios de reciclabilidad y transformación de materia prima secundaria.

Imagino que la electrificación y la búsqueda de combustibles alternativos de cero emisiones es también una parte importante de los esfuerzos investigadores.

La electrificación implica investigación en muchos aspectos, debido a los retos que presenta: reducir el coste de los equipos, incrementar la autonomía y reducir los tiempos de recarga. En general se tiende a asociar la electrificación con las baterías y es un punto muy importante porque con los desarrollos actuales, las baterías suponen alrededor del 35% del coste de un vehículo eléctrico y un peso considerable.

La movilidad automatizada, cooperativa y conectada (CCAM) es otra de las ramas por las que se está apostando. ¿En qué consiste exactamente?

El futuro de la movilidad será cooperativa, conectada y autónoma. Conectada significa que los vehículos estén comunicados con otros elementos de la vía, como la infraestructura, para recibir las señales o la información de los operadores en el propio vehículo o para recibir información de las maniobras que va a hacer otro vehículo, además de otros elementos. La cooperatividad viene por el desarrollo de servicios de manera que a partir de lo que pueda detectar un vehículo se informe al resto de vehículos de la vía. Si un vehículo detecta una situación de riesgo en un determinado punto, puede avisar al resto de personas usuarias. Todo esto no se puede separar del desarrollo del vehículo autónomo.

¿Qué avances se están realizando en este campo?

Evidentemente el avance de la técnica va por delante de todos los aspectos legales y normativos, la tecnología está muy avanzada. Aunque parezca lejano, los fabricantes prevén que en menos de 10 años estarán los primeros vehículos con un nivel 5 de automatización en las calles. Eso significa que no necesitarán actuación humana y serán completamente autónomos.

¿Pasa el futuro de la seguridad en carretera por ceder la conducción al vehículo?

Está demostrado que el factor humano aparece como causante en el 90% de los accidentes, parece razonable que seguirá siendo así mientras conduzcamos los humanos. Además, se estima en un 40% la incidencia de la distracción en los accidentes en autopistas y autovías. La conducción automatizada incrementa la seguridad de manera notable. De hecho, ya se ha demostrado en los actuales sistemas de ayuda a la conducción que están reduciendo significativamente los accidentes y su severidad.

La sostenibilidad y la economía circular van a ser fundamentales en los años venideros. ¿Cómo se están aplicando estos conceptos en el sector de la automoción?

Ante la problemática de la escasez e inestabilidad del suministro de materias primas y energía, situación mundial que se ha incentivado aún más por la pandemia y la guerra en Ucrania, investigar en este ámbito resulta primordial. La industria de automoción consume gran cantidad de materiales principalmente el acero con diversas aleaciones, aluminio, fibra de carbono, imanes y composites. En el caso de las baterías existen empresas dedicadas a dar una segunda vida a las baterías. En el BRTA trabajamos en recuperar lo máximo posible de la chatarra de los vehículos.

¿Qué papel cree que juega el sector vasco de la automoción en el panorama internacional? ¿Es nuestra industria del automóvil reconocida?

Las cifras de la automoción en Euskadi son verdaderamente impresionantes. Tenemos un fabricante de vehículos y dos de autobuses. Hay 300 empresas suministradoras con sede en Euskadi con 290 plantas fuera de España. Estas empresas tienen una facturación de 18,4 mil millones de euros y emplean a 85.000 personas. Además, tenemos el clúster Acicae que coordina las actividades de automoción y el centro específico de automoción AIC. Se espera que el mercado de los vehículos autónomos crezca de manera exponencial y que genere nuevos puestos de trabajo. Desde el BRTA seguiremos apoyando a la industria del automóvil y a las nuevas empresas emergentes para que sigan siendo competitivas a nivel internacional y sean capaces de afrontar los nuevos retos.