El ataque de Rusia –con cientos de drones y decenas de misiles– contra Kiev y otras zonas de Ucrania ocurre justo antes de que Zelenski viaje a Estados Unidos para reunirse este domingo con Donald Trump, lo que introduce una clara tensión de fondo al encuentro. El bombardeo, además de víctimas humanas, ha causado daños severos en infraestructura civil y energética, agravando la situación humanitaria de millones de personas en pleno invierno. Aunque no esté sentado en la mesa de negociación, Putin remite un mensaje claro a los interlocutores: Moscú no está debilitando su presión militar, sino todo lo contrario, incluso ante esfuerzos diplomáticos para que callen las armas. Este recrudecimiento bélico podría recalibrar las prioridades, tanto para Zelenski como para Trump. Kiev interpreta el bombardeo como una señal de que Rusia “no quiere terminar la guerra”, dificultando así concesiones bilaterales y soluciones de alto el fuego. La escalada rusa, por otro lado, da a Ucrania argumentos para solicitar garantías de seguridad más firmes, apoyo militar reforzado y compromiso político más claro de Estados Unidos y sus aliados. Zelenski tiene argumentos para enfatizar ante Trump que la ofensiva demuestra que Rusia no respeta acuerdos de alto el fuego ni pausas humanitarias sin una presión internacional sólida. Para el presidente de EEUU, el ataque puede generar fuertes consecuencias políticas internas y externas. Por un lado, el bombardeo da pie a aumentar la presión sobre él para mantener o ampliar el apoyo a Ucrania, ya sea en forma de armas, sanciones o acuerdos de seguridad. Por otro, no se descartan debates dentro de su propio entorno político sobre la estrategia de EEUU frente a Rusia. La percepción pública y mediática de que la guerra continúa justo antes de una reunión clave proyecta una imagen de urgencia que achica el margen de maniobra negociadora de Trump, tanto si intenta moderar su apoyo como si busca compromisos más ambiciosos con Kiev. Además, este escenario alimenta los fantasmas de una guerra a gran escala con cierres temporales de aeropuertos y despliegue de fuerzas en países vecinos como Polonia, lo que subraya el riesgo de que el conflicto tenga implicaciones más amplias en la OTAN y Europa del Este. Esto condicionará la agenda del encuentro entre Trump y Zelenski, ampliando el foco más allá de un mero plan de paz ucraniano.