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El bloqueo desequilibra a Emmanuel Macron

Macron fuerza a Lecornu a intentar recomponer los apoyos para un nuevo gobierno, consciente de que un nuevo fracaso no le deja otra opción que adelantar las legislativas o, incluso, las presidenciales

El bloqueo desequilibra a Emmanuel MacronEFE

Francia atraviesa una de las crisis políticas más graves de los últimos años. La dimisión del primer ministro Sébastien Lecornu nada más completar la nómina de su nuevo gabinete evidencia la profundidad del desgaste institucional que vive el país.

La causa inmediata ha sido la oposición generalizada que ha provocado su gobierno: ni los aliados tradicionales ni los sectores moderados del Parlamento han emitido ondas favorables, al considerar que no representa la ruptura prometida con el ejecutivo de Francois Bayrou. El presidente Macron, consciente de la gravedad de la situación, ha dado a Lecornu un plazo de dos días para intentar recomponer apoyos y presentar un nuevo equipo.

Todo ello tras la renuncia de Bruno Le Maire, ministro de Economía y figura clave del macronismo, a quien se responsabiliza del aumento de la deuda pública y del desgaste del proyecto reformista que en 2017 prometía “superar las divisiones tradicionales”. El ambiente político en París evoca a los últimos días de la IV República, cuando la inestabilidad parlamentaria y la incapacidad para formar mayorías desembocaron en una crisis de régimen.

Hoy, la parálisis es similar: las fuerzas tradicionales se debilitan, mientras los extremos se fortalecen. Tanto la ultraderecha de Marine Le Pen como la izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon observan la situación desde la barrera, aguardando el inevitable fracaso de Lecornu para dirigir sus ataques directamente contra Macron.

Los analistas coinciden en que El Elíseo se enfrenta a dos posibles escenarios, ambos de alto riesgo. El primero: la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de nuevas elecciones legislativas, con la posibilidad de que la extrema derecha se refuerce aún más y sin que la relación de fuerzas ofrezca una salida al bloqueo parlamentario. El segundo, aún más dramático: la dimisión del propio Macron si el intento de reconstruir su base de gobierno fracasa, lo que abriría la puerta a unas elecciones presidenciales anticipadas.

Sea cual sea el desenlace, la crisis francesa añade un nuevo foco de incertidumbre a una Unión Europea que ya enfrenta divisiones internas, tensiones migratorias, contexto económico frágil y la amenaza de Rusia. Si Francia —uno de los pilares fundadores del proyecto europeo— se hunde en una espiral de ingobernabilidad, el impacto se dejará sentir en todo el espacio comunitario.