La recaudación fiscal de las haciendas forales continúa la senda del crecimiento, acorde al desempeño de la economía vasca, pese a impactos no previstos cuando se calculó el objetivo de 2024. El Consejo Vasco de Finanzas constató ayer que se está produciendo un efecto notable en los recursos debido a la obligación de devolver 730 millones de euros a los mutualistas que cotizaron antes de 1979, según estableció el Tribunal Supremo. El efecto de estas devoluciones se manifestará en un menor incremento de la recaudación, que alcanzará los 18.300 millones –unos 700 menos de lo calculado–, pero no supondrá en la práctica una merma de recursos sobre la disponibilidad financiera de las cuentas públicas respecto al año anterior, que seguirá siendo ligeramente superior. La actividad económica de los tres herrialdes de la CAPV seguirá generando recaudaciones récord, según el cálculo de previsiones para 2025, que ayer fijó el objetivo en 19.718 millones de euros. Este es el factor que debe impulsar el diseño de presupuestos en las instituciones para el próximo ejercicio y que debe manejarse con realismo a la hora de valorar modificaciones en los sistemas fiscales. El necesario equilibrio entre la disponibilidad de recursos públicos y la actividad privada es clave para mantener una expectativa de crecimiento económico, mejora salarial y dotación de recursos a los servicios públicos. No cabe cuadrar la ecuación del bienestar si se desatiende alguno de estos extremos. Desequilibrar el balance en detrimento de alguno de ellos es un riesgo que puede impactar en todo el sistema. Así, los recursos públicos deben asegurarse con una recaudación suficiente que permita acometer las necesarias acciones de actualización y el desempeño de los servicios. Dar la espalda a esta necesidad social, factor de equilibrio, mediante una reducción de los mismos, conllevaría endeudarse o asumir una merma de la calidad de esos servicios. En el otro extremo, catapultar la presión fiscal no se traduce automáticamente en mayor recaudación pero sí en caídas de la inversión productiva, merma de empleo y parón de la economía en el pasado: no hay recursos cautivos. El modelo puede asumir ajustes en términos de eficiencia, pero no volantazos por inspiración ideológica. El objetivo irrenunciable es el bienestar y su sostenibilidad.