El Partido Popular anuncia acciones legales contra el Partido Socialista por presuntos delitos de financiación ilegal, cohecho y tráfico de influencias. El anuncio, hecho público a través de la secretaria general, Cuca Gamarra, y no de su presidente, Alberto Núñez Feijóo, cierra una semana en la que el PP ha buscado la manera de recolocar su estrategia política ante la opinión pública tras conocerse la tramitación de una reforma legal que acorta las penas de importantes presos de ETA también con el apoyo de los populares. Una circunstancia que convirtió el debate del Congreso de los Diputados del jueves en un cuadrilátero verbal con un PP nuevamente instalado en la hipérbole. Ahora, el principal partido de la oposición da un paso más y anuncia querellas contra el Partido Socialista por varias causas, algunas de ellas actualmente investigadas en sede judicial. La lucha contra la corrupción política es una máxima irrenunciable en cualquier Estado de Derecho. Sin embargo, la acción debe estar siempre acompañada de un mensaje de coherencia por parte del agente actor que reclama liderar esa lucha a fin de que la opinión pública crea en la veracidad de la medida a tomar. Y, aquí, el Partido Popular, tanto el actual con Alberto Núñez Feijóo como los anteriores con Pablo Casado y el propio Mariano Rajoy, han rehuido siempre de la asunción de responsabilidades y/o autocrítica sobre las sentencias que dan por demostrado que en el PP existió una ‘caja B’ para su financiación irregular, así como ante otros escándalos que han puesto en tela de juicio determinadas gestiones de algunos de sus líderes más importantes. Es necesario abrir un nuevo tiempo de serenidad en el discurso para favorecer el diálogo que permita, a su vez, el acuerdo. La constante imagen de crispación política, ahora aumentada con el anuncio de una ofensiva judicial a gran escala por parte del PP al PSOE, solo contribuye al descrédito de la actividad de los y las representantes elegidos por sufragio universal. Y da carta de naturaleza a aquellas opciones más populistas que se aprovechan de este caos para generar mayor controversia e incrementar, con ello, sus opciones de ir recabando más apoyo social. Anuncios como el realizado por el PP, por tanto, son estériles mientras no vayan acompañados de un tiempo de serenidad que se impone cada vez con mayor urgencia.