Un grupo de aficionados de la Real ha convocado este sábado a las 18:00 horas, media hora antes del partido de Liga contra el Rayo Vallecano, junto al monumento que recuerda a Aitor Zabaleta, una concentración bajo el lema La violencia no nos representa en favor de una manera de entender la afición por el fútbol, en este caso por los colores blanquiazules, “respetuosa y comprometida”. Los promotores de esta iniciativa, que han encontrado el apoyo de varias peñas realistas pero por ahora no del club, han dado este paso tras los incidentes ocurridos en los prolegómenos del partido que enfrentó a la Real contra la Roma. Como se vio en las imágenes, seguidores ultras de la Real atacaron con sillas y otros objetos contundentes a aficionados del equipo italiano en las inmediaciones del estadio. Además de la inaceptable agresión, los altercados provocaron una situación de riesgo para los miles de pacíficos aficionados de todas las edades que a esa hora disfrutaban de los momentos previos al partido. Por desgracia, no estamos ante un hecho excepcional, sino ante un capítulo más de una secuencia demasiado larga que acumula episodios graves y que ensucian la reputación de la Real. El vaso ya venía lleno de incidentes como los provocados contra aficionados del Leganés, del Betis o del Logroñés, en este último caso en diciembre, en el contexto del masivo desplazamiento realista a la capital riojana. Esta semana, la Ertzaintza ha detenido a cinco personas a las que acusa de haber participado en estos altercados. Es un hecho conocido la existencia de un pequeño sector de seguidores que, sobre todo fuera del estadio, tanto en casa como fuera, ha exhibido actitudes incompatibles con la conducta general de la afición blanquiazul, que se caracteriza por su deportividad y respeto. Lo cierto es que el fenómeno no es exclusivo de la Real. Pese a todos los graves precedentes que ensombrecen la historia del fútbol, los clubes no han sido capaces de librarse de esta lacra, que en muchas ocasiones encuentra una condescendencia rayana en la connivencia por eso de que son “de los nuestros”. Bienvenida sea la convocatoria de esta tarde, mucho más en un club como la Real, que vivió en sus carnes el trágico episodio del asesinato de Aitor Zabaleta y que debe servir de vacuna contra toda expresión de violencia para que nunca ocurra algo que sea irremediable.