Euskal Herria lidera el auge del autoconsumo colectivo de energía
La CAV cuenta con más de 90 comunidades energéticas y Nafarroa, con 51
Cada vez más hogares y municipios de Euskal Herria optan por generar su propia energía, impulsados por una combinación de factores que ha cambiado por completo el panorama energético en apenas dos años. La drástica caída del precio de la tecnología fotovoltaica y un marco normativo más favorable, que ha eliminado antiguos peajes y ofrece mayor seguridad jurídica, han permitido el despegue del autoconsumo.
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Este nuevo contexto, unido a la creciente preocupación por la dependencia de redes externas y la necesidad de garantizar el suministro eléctrico ante imprevistos como el corte generalizado del pasado 28 de abril, ha dado alas a las comunidades energéticas, una fórmula basada en el autoconsumo colectivo que gana fuerza en barrios, pueblos y comarcas.
Euskadi, referente en el autoconsumo de energía eléctrica
En localidades como Zumarraga, Hernani, Tafalla, Villaba, Bilbao, Derio –donde se aprovechan las cubiertas del antiguo seminario–, Gernika –en la ikastola San Fidel–, Muskiz –con iniciativas como TEK Somorrostro y TEK San Martín–, Zierbena o Barakaldo, decenas de vecinos se han organizado para compartir energía limpia, reducir su factura y reforzar su independencia energética. Euskal Herria se ha convertido en referente estatal en esta transición energética, con un modelo que combina sostenibilidad, cooperación y resiliencia.
Según el Informe de Indicadores 2023 del Observatorio de Comunidades Energéticas Energía Común, Euskadi contaba a finales de ese año con 90 comunidades energéticas constituidas, lo que la coloca a la cabeza del Estado. Más del 35% de sus municipios cuentan con al menos una de estas entidades activas. Buena parte de ellas se concentran en Gipuzkoa, donde programas como “Energía Argitu”, impulsado por la Diputación Foral, han facilitado la creación de unas 60 comunidades energéticas que ya benefician a más de 10.000 familias, de 55 localidades.
El impulso que ha experimentado este modelo radica, en buena medida, en la implicación institucional y la articulación territorial. Desde hace décadas, el Ente Vasco de la Energía (EVE) ha apostado por las instalaciones de generación de energía eléctrica con fuentes renovables para autoconsumo, abriendo la posibilidad a cualquier tecnología renovable, como la fotovoltaica, la eólica, la biomasa, o la marina, si bien la más utilizada hasta la fecha ha sido la fotovoltaica.
A través de un convenio con el Departamento de Educación de Gobierno vasco, el EVE ha instalado más de 170 plantas fotovoltaicas de una potencia media de 5 kW en las cubiertas de los institutos públicos de secundaria en Euskadi. Además, este proyecto ha querido sensibilizar a los estudiantes sobre las ventajas de las energías renovables.
A la vista del éxito de este proyecto de colaboración, el EVE extendió esta operación a otras Administraciones Públicas de Euskadi. Así, se han instalado casi 50 plantas fotovoltaicas de distintas potencias en las cubiertas de edificios públicos, pertenecientes tanto a Gobierno vasco como a administraciones locales.
El papel de las cooperativas
Otro de los grandes impulsos a este modelo energético se iniciativas como Ekiola o Goiener. Fundada en Ordizia en el año 2012, Goiener promueve la generación y el consumo de energía renovable con el objetivo de recuperar la soberanía energética ciudadana. Actualmente, cuenta con más de 18.000 socios comprometidos con el proyecto y más de 22.00 contratos activos.
La cooperativa no solo comercializa electricidad 100% renovable, sino que también impulsa proyectos de generación local y comunidades energéticas. Hasta la fecha, ha acompañado la creación de 23 comunidades de energías renovables (CER) y sigue trabajando en la constitución de otras nuevas. Estas iniciativas permiten a vecinas y vecinos compartir energía limpia, reducir su factura eléctrica y fortalecer la resiliencia energética de sus localidades.
Nafarroa apuesta por las comunidades energéticas
El impulso también ha sido notable en Nafarroa, multiplicando de manera exponencial el número de comunidades energéticas. De acuerdo con los últimos datos del Gobierno Foral, existen 51 comunidades registradas y 1.795 socios, de los cuales un 92,7% son personas físicas, un 4,8% pymes y el 2,5% restante, entidades locales.
Alrededor del 30% de los municipios navarros —82 localidades— están implicados actualmente en iniciativas de este tipo, ya sea con comunidades constituidas o en proceso de gestación. La energía cooperativa ya forma parte del paisaje rural y urbano navarro, con ejemplos que van desde pequeños pueblos del Pirineo hasta zonas industriales del entorno de Pamplona.
Inconvenientes
Este avance ha sido posible gracias a una decidida política pública de acompañamiento. Sin embargo, el apagón del pasado 28 de abril ha puesto de manifiesto una limitación importante: muchas instalaciones de autoconsumo solar están conectadas a la red eléctrica para funcionar. Así, incluso en lugares como Valcarlos, donde existe una infraestructura avanzada, no se pudo evitar el corte energético durante esa jornada. Solo unas pocas viviendas equipadas con sistemas híbridos –que combinan paneles solares, baterías de almacenamiento y un inversor especial que permite operar en modo isla– lograron mantener el suministro eléctrico.
No es el único inconveniente. Las principales dificultades señaladas por expertos y entidades locales para el crecimiento de este modelo son la falta de una regulación clara y estable, los obstáculos administrativos para acceder a ayudas o permisos, y la escasa implicación de los grandes operadores eléctricos en un modelo que pone en cuestión su hegemonía. "Las ayudas para fomentar el autoconsumo no son suficientes; hay que simplificar la burocracia", apunta Koldo García, miembro de Goiener.
A pesar de estos desafíos, el modelo de autoconsumo continúa creciendo también a nivel estatal. Según el Informe de Indicadores 2023, a finales de ese año había registradas 353 comunidades energéticas en todo el Estado, lo que supone que el 4% de los municipios ya cuenta con alguna forma de organización local para la generación y gestión compartida de energía. Sin embargo, su distribución es muy desigual, y en muchos casos las iniciativas se encuentran aún en fase embrionaria o dependen de proyectos piloto con escasa continuidad.
Alianza estatal
En este contexto, las cooperativas Goiener, Som Energia, Ecooo, Energética, Som Mobilitat, ePlural y Tandem Social han impulsado una alianza estatal para fortalecer las Comunidades Energéticas. La red, inspirada en el modelo catalán Som Comunitats, busca extender esta fórmula por todo el Estado, con más de 400 comunidades y más de 3.000 personas ya implicadas. La CAV, Nafarroa, Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León serán los próximos focos de expansión.
El impulso europeo también llega por la vía legislativa. La Unión Europea ha fijado un objetivo para que las energías renovables representen al menos el 42,5% del consumo total de energía de la UE para el año 2030, con la aspiración de alcanzar el 45%. Bruselas considera a las comunidades energéticas una herramienta clave para lograr este objetivo, al permitir descentralizar, democratizar y abaratar el acceso a la energía.
Del 12 al 15 de mayo, el Ente Vasco de la Energía celebrará unas jornadas informativas en las tres capitales vascas –Donostia, Gasteiz y Bilbao– para presentar las claves del nuevo programa de ayudas al autoconsumo en Euskadi. Con un presupuesto de 80 millones de euros para 2025, el EVE pretende seguir impulsando esta modalidad de producción, más sostenible. Las sesiones están dirigidas a todas las personas y sectores interesados. El objetivo aclarar los detalles del plan y facilitar las claves que agilicen la tramitación de las solicitudes.