No será una tasa municipal, sino un “impuesto autonómico”, pero lo que está claro es que los turistas deberán pagar una cuantía extra por pernoctación cuando se alojen en establecimientos hoteleros de Euskadi. Así lo ha adelantado este viernes el consejero de Comercio, Turismo y Consumo, Javier Hurtado, en una entrevista en la radio pública vasca. El debate se centra ahora en qué se empleará el dinero recaudado y si se establece alguna forma de reparto más o menos acordada y que satisfaga las expectativas de unos y otros. Lakua confía en que las partes pacten y los ingresos reviertan “tanto en el sector, como en los ayuntamientos”.
Euskadi gravará las pernoctaciones de turistas. No será una decisión de cada municipio aplicar un coste extra o no hacerlo. Hurtado dio algunas pistas, pero tampoco explicó los detalles. Dijo que el impuesto se aplicará de “forma progresiva”, de modo que no pagarán lo mismo los huéspedes de un hotel de 5 estrellas que los de un camping.
Eso sí, el consejero también anunció que habrá “bonificaciones y exenciones” que no concretó, pero sobre las que sí aportó algunas pistas. De este modo, sí avanzó que habrá diferencias en temporada alta y baja con el objetivo de repartir mejor las visitas, lo que se conoce como “desestacionalización”. Es decir, que los turistas se repartan y no vengan siempre en las fechas de mayor afluencia.
También señaló que las personas menores de 16 años podrían quedar exentas. En todo caso, el Gobierno Vasco se da ahora un plazo de seis meses a partir de septiembre para presentar su propuesta, en busca de un acuerdo entre las partes que podría llevar a la aplicación de este nuevo tributo en 2025, como pronto. Estas tasas e impuestos se aplican ya en 21 países europeos, según dijo el consejero del Gobierno Vasco, quien citó los casos de Baleares, Catalunya y París como ejemplos estudiados.
“No resta atracción”
Fuentes del sector hotelero consultadas por este periódico señalan que “este impuesto de pernoctación” no va a retraer a los turistas, que seguirán llegando igual, pero sí apuntan que, “tal y como ha sucedido en otras comunidades autónomas”, se notará un impacto en la rentabilidad de los establecimientos, que tendrán que ajustar sus precios para seguir siendo competitivos e incorporar ese impuesto en el precio final. “Pero no va a bajar la atracción del destino”.
Estas fuentes aseguran que el impuesto no debería aplicarse de forma inmediata, puesto que “muchos establecimientos están dándole la vuelta todavía a los créditos que tuvieron que pedir en los años 2020, 2021 y 2022 por la pandemia”.
En todo caso, aseguran, ya se les había comunicado que en esta legislatura se les aplicaría “sí o sí” esta medida, ya que “había consenso de gobierno”. “La polémica”, dicen, llegará “cuando se plantee qué hacer con lo recaudado”, apuntan. Aquí hay visiones enfrentadas. Hurtado dijo que todas las “posiciones son legítimas” y dejó clara su postura en favor de un reparto acordado.
Desde el sector turístico se aboga por emplear ese dinero en “invertir en la formación de nuestro personal”, incluso en “promoción” y reclaman la creación de una entidad de gestión mixta, público-privada para ello.
Por su parte, ayuntamientos como el de Donostia, la meca del turismo vasco, han defendido que la recaudación tiene que recaer en el Consistorio en su integridad”. Así lo afirmó recientemente el concejal Jon Insausti en una entrevista a este periódico. Aunque también añadió que este nuevo gravamen debería “contar con un pacto político” y también “con la industria turística, sobre todo con el sector hotelero”, dijo.
El alcalde, Eneko Goia, ha insistido también públicamente en esta vía: “Aplicar la tasa turística, con la recaudación a cargo del Consistorio, posibilitaría destinar esos ingresos a mejorar los servicios que se prestan a la ciudadanía donostiarra”.