La Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) advirtió esta semana del “gran impacto psicológico y social” que supone para las personas mayores de 50 años mantenerse como desempleados “con la única salida de percibir un subsidio desde los 52 años y de estar esperando a alcanzar la edad para poder jubilarse”. La organización recordaba que las personas paradas que superan esta edad representan el 46,5% del total de desempleados.

El 60,7% de los parados mayores de 50 años son mujeres, por quienes, según el CEOMA, “ser mayor de 50 y mujer se convierte en una misión imposible para conseguir un empleo”, declaró el presidente de la organización, José Luis Fernández. Este porcentaje es ligeramente superior al 60,4% que representan las mujeres sobre el total de parados.

El presidente de CEOMA explicó que, con el retraso de la edad de paternidad y maternidad, muchas personas a esa edad “tienen hijos pequeños y cargas hipotecarias, por lo que su situación es desoladora” y conlleva “problemas de salud mental que la sociedad no está atendiendo de forma adecuada”.

Al analizar la distribución de los contratos suscritos en 2023 por tramos de edad, ésta se mantiene similar a la de 2022. El 50% de los contratos se realizaron a trabajadores menores de 35 años (un 27,15 % a los de 25 a 34 años y 23,39 % a menores de 25 años). Según se incrementa la edad, el porcentaje va decreciendo: 21,95 % de 35 a 44 años, el 18,69 % de 45 a 54 años y por último un 8,82 % a mayores de 54 años.

Ante esta situación, Fernández reclamó a empresarios y administraciones que “no sigan mirando hacia otro lado” y “tomen decisiones que ayuden a este colectivo”, que a menudo “se queda sin oportunidades laborales”, a pesar de que la veteranía “aporta una experiencia y unas cualidades que redundan en beneficio de las compañías y que contribuyen a su desarrollo económico”.

Para potenciar su inclusión en el mercado laboral, Fernández pidió “planes de formación específicos, una promoción de la formación a lo largo de la vida, fijar criterios de flexibilidad organizativa y potenciar la transmisión del conocimiento”.

“Tenemos que conseguir que no exista una imagen negativa, tanto en la empresa privada como en las administraciones, de los profesionales de más de 50, a quienes se les condena a un paro de larga duración. Y en las mujeres la situación aún es más complicada”, añadía.

Asimismo, el presidente de CEOMA criticó que, por un lado, se retrase la edad de jubilación, que en la actualidad alcanza los 66 años y seis meses, cuando “la situación de paro entre los mayores de 50 es tan elevada”. En su opinión, “es algo muy contradictorio, ya que no se puede pedir a las personas que se jubilen más tarde si no se les ofrece empleo a partir de cierta edad”.

Para Fernández, al margen de la economía, fomentar la vida activa “es necesario socialmente y ayuda a reducir los costes socio-sanitarios y a prevenir la dependencia”, teniendo en cuenta que las personas mayores suponen ya el 20,42% de la población, porcentaje que se situará cerca del 30% dentro de 15 años.

‘Empresas amigables’

Para favorecer la ocupación entre los mayores y acabar con la discriminación por edad en las empresas y potenciar los planes de talento sénior, la organización ha impulsado el proyecto Empresas amigables, que pretende también concienciar sobre la importancia de evitar caer en estereotipos y en edadismos, teniendo en cuenta la relación institucional o comercial con las personas mayores y la diversidad generacional entre empleados y personas mayores.

Las empresas que quieran formar parte de esta iniciativa tienen que superar una evaluación y reciben una acreditación que les reconocerá como empresas amigables con las personas mayores.