El perfil industrial de la economía vasca y su notable desarrollo tecnológico son un imán para la captación de inversión extranjera, que encadenó el año pasado cuatro cursos de gran intensidad en Euskadi. Tomando como referencia el periodo 2020-2023, las empresas vascas han recibido algo más de 9.500 millones de euros procedentes de otros países. Esa cifra supone casi el 8% del capital foráneo que ha llegado al Estado esta década y solo la Comunidad de Madrid y Catalunya superan ese porcentaje.

Según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo hechos públicos esta semana, el 63% de las inversiones extranjeras tienen como destino Madrid. Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchas compañías con presencia en diferentes comunidades tiene su sede principal en la capital del Estado. Es allí donde se registra la entrada de los fondos aunque posteriormente pueden revertir, en parte o incluso en su totalidad, en otras economías regionales. La tarta madrileña está por tanto más repartida de lo que parece a simple vista. Con todo, al menos en el plano estadístico, queda poco para repartir entre el resto de comunidades.

De ahí la importancia del posicionamiento de Euskadi, que está relativamente lejos del segundo del ranking pero que ha conseguido superar a Valencia, una comunidad también con gran potencial industrial y que por su tamaño tiene un Producto Interior Bruto más elevado.

En esa dinámica fue clave en su momento la compra por parte de Siemens de la totalidad del fabricante de aerogeneradores Gamesa en 2022. Ese año, Euskadi concentró el 16% de las inversiones extranjeras en el Estado y, con cerca de 5.517 millones de euros captados, incluso superó a Catalunya por primera y única vez hasta ahora.

Sin embargo, la media anual del resto del periodo supera los 1.300 millones y el dato del año pasado (1.555,7 millones) supera en un 72% el de 2020. Puede decirse por tanto que la inversión extranjera avanza a un ritmo constante, a velocidad de crucero. Y lo hace reforzando variables como el empleo o la recaudación fiscal, ya que junto a los centros productivos la gran mayoría de las compañías mantiene su sede en la Comunidad Vasca.

El socio alemán

Euskadi ofrece un ecosistema que combina infraestructuras, dinámicas de innovación, desarrollo tecnológico y trabajadores cualificados formados en universidades y centros de FP cada vez más pegados a la realidad del tejido productivo y no pasa desapercibido para el capital extranjero.

Al igual que ocurre en el terreno de las exportaciones, el principal socio inversor de las empresas de Euskadi es la primera economía europea, Alemania. Casi la mitad del dinero extranjero que llega procede de ese país. Además, el otro gran foco de inversión es Luxemburgo, el país más rico del mundo según el Fondo Monetario Internacional con un PIB per cápita de 137.000 dólares (unos 126.000 euros).

La fortaleza de su sector bancario, su ubicación geográfica –limita con Alemania, Francia y Bélgica–, sus incentivos fiscales y su potente industria –con la enseña de la mayor siderúrgica del mundo, ArcelorMittal– hacen de Luxemburgo uno de los principales núcleos de fondos de inversión a nivel mundial. De allí han salido más de 3.100 millones de euros los últimos cuatro años con destino a Euskadi.

A mucha distancia, Reino Unido y Francia se sitúan en tercera y cuarta posición del ranking de inversión extranjera en empresas de la CAV. Estos cuatro países concentran el 95% del capital foráneo que recibe el tejido productivo vasco.

Otro grupo en el que figuran seis países –Suecia, Países Bajos, Estados Unidos, Irlanda, Portugal y Emiratos Árabes– elevan el porcentaje hasta casi el 97% con pequeñas cantidades y el resto está muy diseminado.

Por sectores

Siguiendo con el detalle, diez actividades productivas suponen casi el 90% del total de la inversiones que atrae Euskadi. La energía es la principal protagonista de la captación de recursos extranjeros a través de dos segmentos: la fabricación de material eléctrico y el suministro de energía, que suman en torno al 57% del capital.

La metalurgia, a través de la producción de acero y hierro, pero sobre todo de su transformación en material para uso industrial, supera los 1.600 millones, el 17%. También destaca el epígrafe otro material de transporte –sectores naval, ferroviario y aeronáutico– con más de 1.000 millones (11,5%).

La construcción, la máquina herramienta y la informática y electrónica tienen un peso menor, en torno a un 4% conjunto. Y a partir de ahí se completa el top 10 con productos farmacéuticos y caucho y plástico de forma más residual.

En la agenda de crecimiento de los próximos años está, por citar la partida más elevada, la inversión de Mercedes Benz en la ampliación y adaptación de la planta de Gasteiz al mercado de furgonetas eléctricas. Serán 1.000 millones de euros, distribuidos en varios ejercicios para poner en marcha las nuevas instalaciones en 2026.

Serán una base sólida sobre la que seguir avanzando y consolidar el atractivo de Euskadi como país receptor de capital extranjero.

En el otro lado de la moneda, las empresas vascas han invertido más de 10.698 millones de euros en el extranjero los últimos cuatro años. Son 2.675 millones de media anual, y más de la mitad lleva el sello de Iberdrola y su apuesta por el desarrollo de las energías renovables en países como Reino Unido o EE.UU. La industria de los componentes de automoción también tiene un gran peso en la distribución del gasto exterior de la economía de la Comunidad Autónoma del País Vasco.