Donostia – La mala campaña del aceite de oliva redujo las exportaciones del Estado en un 35,8% el pasado 2023, una tendencia que va camino de repetirse una vez más este año, según estimaciones del sector, que compite en producción con otros países mediterráneos.
Los datos, aportados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, muestran que las ventas al extranjero de aceite de oliva sumaron el año pasado un total de 684.500 toneladas por un valor que asciende a los 4.148 millones de euros.
Frente al brusco descenso en volumen, las importaciones de aceite de oliva de otros países apenas bajaron el 2,3% anual, situándose en 213.300 toneladas por 1.131 millones de euros.
El director gerente de la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva), Rafael Pico, explicó ayer que esas cifras eran previsibles puesto que “donde no hay no se puede exportar”, en alusión a la caída a la mitad de la producción en el Estado durante la pasada campaña 2022-2023.
Exportaciones a granel
Con una disponibilidad de aceite mermada y precios triplicados en origen, la peor parte se la han llevado las exportaciones a granel, que es “un mercado de precio” en el que se han posicionado otros países como Turquía, Marruecos y Siria, que venden el producto con un precio más barato, según explicó Pico.
Esto ocurre pese a que algunos de estos países han optado por imponer ciertas restricciones a la exportación para dar estabilidad a sus precios internos.
En 2023, el Estado español importó sobre todo aceite de oliva de Portugal (80.782 toneladas, un 27,7% menos que en 2022), Túnez (41.991 toneladas, un 38% menos) y Turquía (20.943 toneladas, un 304% más).
El director gerente de Asoliva recordó que el consumo de otros aceites y grasas se ha incrementado a nivel mundial, donde también compiten otro tipo de aceites como el de semillas, aguacate, canola, girasol, coco y pepita de uva.
En el mercado del aceite de oliva envasado, las empresas del Estado están esforzándose por no perder cuota de mercado, a la espera de que en algún momento llueva y se pueda recuperar tanto la producción como las exportaciones con la vuelta a la normalidad en los precios, afirmó Pico.
El Estado dirigió el pasado año sus exportaciones de aceite de oliva especialmente a Italia, donde vendió 151.153 toneladas de este producto, un 52% anual menos, y a Estados Unidos, con 99.568 toneladas, lo que supuso un 36% menos. Estado Unidos es un destino que ha tardado más en verse afectado.
“En 2024 creo que la disponibilidad va a ser igual o un poco menor y va a pasar exactamente lo mismo” con el comercio exterior, auguró el representante de la industria exportadora.
Mercado internacional
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, entre los meses de octubre a enero la producción oleícola en el Estado se incrementó un 25% respecto a los cuatro primeros meses de la campaña anterior, que fue peor como consecuencia de la sequía y de las olas de calor.
La producción aumentó un 20% en Italia y un 19% en Portugal en ese periodo, frente al acusado descenso del 40% en Grecia.
Fuera de la Unión Europea, la producción también tuvo un notable descenso. En Turquía cayó un 45%, mientras que en Siria descendió un 24% y un 1% en Marruecos. Del mismo modo, se elevó un 11% en Túnez en esos cuatro meses.
Se espera que las exportaciones de la UE a terceros países sumen 532.000 toneladas en la campaña 2023-2024, un 11% menos que en la anterior, y que las importaciones se sitúen en 160.000 toneladas, un 9% menos.
Durante la World Olive Oil Exhibition (WOOE) celebrada esta semana en Madrid, exportadores e importadores pudieron ampliar contactos en un momento de escasez de producto a nivel mundial, con una estimación de 2,4 millones de toneladas para la campaña actual (-6,3%).