El Clúster del Papel de Euskadi ha celebrado su asamblea general en la que constata la “complicada” situación que atraviesa el sector provocada por una caída de la demanda, unos altos costes que restan rentabilidad y bloqueos comerciales que merman sus carteras de pedidos.

Las 41 empresas asociadas al clúster vasco facturaron el pasado año 1.795 millones de euros, de los que el 48% fueron ventas en mercados exteriores, con una reducción del 4% en la producción de pasta y papel. En el balance facilitado a los medios, el Clúster del Papel de Euskadi observa un ejercicio con una evolución a la baja.

Las empresas asociadas al clúster facturaron 1.795 millones de euros en 2022, de los que el 48 % fueron exportaciones

El primer semestre de 2022 se caracterizó por una fuerte demanda que, por miedo al desabastecimiento, asumió los elevados precios consecuencia de unos altos costes de producción. El segundo semestre, en cambio, se constató un frenazo en los pedidos que ha provocado que las empresas del sector dispongan de un exceso de productos almacenados “que el mercado no ha podido absorber”.

Este exceso de stocks se ve agravado por la imposibilidad de repercutir en su totalidad el alza de precios energéticos, de materias primas, de suministros y de transporte que ha dado como resultado unas “preocupantes” pérdidas de rentabilidad, según ha advertido el clúster vasco.

La situación se complicó aún más, según ha señalado, con el bloqueo comercial de Argelia al Estado, que “ha provocado pérdidas en empresas asociadas de al menos 33 millones de euros” al haber vendido alrededor de 34.000 toneladas menos de papel. La caída general de los pedidos obligó a las compañías a incrementar los ERTE y la reducción de jornadas, con influencia directa en los proveedores.

El primer semestre de 2022 registró una fuerte demanda que no pudo compensar el frenazo de la segunda mitad del año

En este sentido, el Clúster del Papel de Euskadi ha lamentado que la caída de la actividad ha frenado inversiones y ha limitado las operaciones de mantenimiento, “lo que redunda en una menor carga de trabajo” para sus proveedores, que son fabricantes de bienes de equipo, de equipos auxiliares, de consumibles y las ingenierías.

SIN PUNTO DE INFLEXIÓN

El clima generalizado de preocupación, además, se agudiza porque los productores del sector “no detectan ningún punto de inflexión que lleve a un aumento de la demanda” para absorber los stocks y relanzar la actividad, aseguró el clúster vasco.

Entre los aspectos positivos, ha citado que el empleo se mantuvo con remuneraciones entre un 20 y un 30% por encima de la media estatal y con un 90% de contratos fijos. También destaca el mantenimiento el año pasado del esfuerzo inversor, al ejecutar proyectos cuyo presupuesto global asciende a 111 millones de euros.

Instalaciones de Papresa en Errenteria. Aitziber Muga

En cuanto a los "desafíos" para 2023, el Clúster señala que los costes energéticos -gas y electricidad- han bajado y parecen haberse estabilizado, aunque todavía "duplican los niveles prepandemia", mientras que el "precio de los derechos de emisión se mantiene en niveles récord, triplicando su precio desde finales de 2020". Los costes de las materias primas se sitúan en niveles "muy altos", mientras que los costes salariales se han incrementado de forma muy importante por el alto nivel alcanzado por el IPC en 2022.

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