El sector de la construcción representa el 5% del PIB español y el 10,7% del PIB del País Vasco, según datos del INE. Se trata, sin duda, de una actividad económica que está jugando un papel muy relevante en la recuperación y crecimiento de Euskadi, a tenor del informe 2021 de Ascobi.

Pese a ello, la problemática reside en la falta de mano de obra; la que hay es escasa y cada vez está menos especializada. Y es que, a raíz de la crisis económica de 2008 que atizó con fuerza al sector, la construcción sufrió la pérdida de mucho capital humano. Se le suma que el trabajo de arquitectos e ingenieros se ve trasladado directamente a la obra, convirtiendo este proceso en una actividad muy artesanal, que puede dilatarse en los tiempos y que está supeditada a las condiciones ambientales. 

Por todo ello, el modelo de construcción industrializado supone una reinvención necesaria. La fabricación de grandes piezas dentro de talleres mediante procesos automatizados, permite dar un vuelco a la situación de los trabajadores ofreciéndoles nuevas oportunidades laborales.

Cadena de montaje de módulos de viviendas industrializadas en fabricación para AEDAS Homes. AEDAS Homes

Un trabajo más amable e inclusivo

Además de ser una construcción más respetuosa con el medioambiente gracias a la eficiencia en la producción y los pocos residuos que genera, el nuevo modelo industrializado aglutina otras ventajas sobre el modo tradicional. Y entre ellas, la de abrir una nueva puerta en el mercado laboral, en la que se requiere un perfil más cualificado y se brindan mejores condiciones a los empleados y empleadas.

Se abre una nueva puerta en el mercado laboral, en la que se requiere un perfil más cualificado y se brindan mejores condiciones a los empleados y empleadas.

Las nuevas tecnologías y la digitalización permitirán transformar el mundo de la construcción generando nuevas plazas de trabajo que precisarán de una formación específica, independientemente de las condiciones físicas de las personas. Tradicionalmente, la construcción ha sido una actividad muy masculinizada por el gran esfuerzo físico que exigen las circunstancias en el exterior. Sin embargo, acceder a la construcción industrializada es y será mucho más igualitario, además de estar mejor remunerada. 

En la actualidad, según el INE, el número de mujeres que trabajan en la construcción en España asciende a 120.000, lo que supone el 8,4% de los puestos de trabajo dentro del sector. La mayoría de ellas, desempeñan labores de administración o de gestión pero se prevé que estas cifras aumenten con la consolidación de la industrialización ya que conllevará, como decimos, nuevas oportunidades de trabajo para colectivos que actualmente son escasos en el sector, como las mujeres o los jóvenes. 

El nuevo modelo de construcción necesitará más ingenieros en telecomunicaciones, especialistas en medioambiente, en salud laboral… Pexels

Tampoco hay que pasar por alto que el nuevo modelo necesitará más ingenieros en telecomunicaciones, especialistas en medioambiente, en salud laboral… 

Refuerzo de la seguridad laboral

Debido a la naturaleza del modelo industrial, gran parte del proceso se realiza en planta y no a la intemperie, la peligrosidad y los accidentes laborales se reducen de forma sustancial en la obra. En 2021, 121 trabajadores de la construcción perdieron la vida en el lugar de trabajo por incidentes que pueden ser producidos por el movimiento de cargas, trabajos en altura, transporte, acopio, etc. La accidentabilidad en obra aumenta respecto a los procesos industrializados en un 90%, según se refleja en la Guía de Construcción Industrializada Sostenible del País Vasco editada por Ihobe. En un espacio cerrado donde los procesos son automatizados los accidentes laborales pueden ocurrir pero, sin duda, disminuyen la siniestralidad habitual de la obra.

La peligrosidad y los accidentes laborales se reducen de forma sustancial en la obra

A esta mayor seguridad laboral se le suman unas condiciones más amables; un mejor ambiente alejado de las inclemencias del tiempo (llegando a paralizar la obra en condiciones extremas) y la posibilidad de trabajar por turnos, como es habitual en las fábricas, algo que facilita la conciliación familiar

La puesta en marcha de una fábrica, nave o taller en un lugar concreto fortalece, a su vez, el tejido industrial de la zona y la riqueza de la población. Propicia un lugar de trabajo fijo que no varía en función de las obras que se estén llevando a cabo, por lo que evita desplazamientos a los trabajadores otorgándoles más estabilidad.  

Mayor especialización

La construcción industrializada está bien arraigada en países vecinos pero en nuestro territorio todavía se encuentra en una fase muy incipiente. Sin embargo, la población es cada vez más consciente de la necesidad de reducir la huella de carbono, de cuidar el medioambiente, de evitar generar más contaminación... La transformación de la construcción es inevitable, no sólo por las oportunidades de trabajo que ofrece, sino también porque la sociedad está más sensibilizada con la sostenibilidad en todos los aspectos de la vida, también en la vivienda. 

La sociedad busca cada vez más casas sostenibles. AEDAS Homes

Entonces, ¿qué pasará con los oficios tradicionales: peones, obreros, soldadores…? ¿Desaparecerán? Los expertos del nuevo modelo coinciden que seguirán existiendo y siendo necesarios; eso sí, tendrán un peso menor, algo que disminuye el impacto negativo por la escasez de profesionales que existe a día de hoy.

Entonces, ¿qué pasará con los oficios tradicionales: peones, obreros, soldadores…? ¿Desaparecerán?

Lo cierto es que el sector tradicional de la construcción no está atrayendo al talento joven; las duras condiciones, la exigencia física y las largas jornadas no seducen a los trabajadores más jóvenes que perciben el sector como algo anticuado y que no les ofrece condiciones acordes a las expectativas de esta generación. 

Sin embargo, la construcción industrializada sí puede mejorar esas perspectivas, y además, fomenta la especialización ya que requiere el conocimiento de tareas específicas. Genera, por lo tanto, un incremento en la cualificación del personal.

En conclusión, el gran desafío de la construcción industrializada es cautivar al talento joven y otros perfiles que hasta el momento han estado alejados del sector, como el talento femenino, brindando nuevos puestos más atractivos que permitan la transformación necesaria del sector hacia un modelo más sostenible.