Berlín – Alemania inauguró ayer su primera terminal flotante de Gas Natural Licuado (GNL), tras la llegada al puerto de Wilhelmshaven del buque Hoegh Esperanza procedente de España y dentro de la estrategia de la primera potencia europea para cortar su dependencia del gas ruso.

El canciller Olaf Scholz, su ministro de Economía y Protección del Clima, Robert Habeck, y el de Finanzas, Christian Lindner, así como el jefe del gobierno regional de Baja Sajonia, Stephan Weil, presidieron la apertura formal de la terminal, a unos 3 grados bajo cero y en medio de una gélida niebla.

“Es la primera de las cinco terminales de GNL previstas para sustituir el gas ruso y garantizar que ningún hogar queda sin suministro”, destacó Scholz en una breve declaración. “Lo hemos construido en un tiempo récord, exponente del nuevo ritmo alemán en la toma y ejecución de decisiones”, añadió.

La expectación mediática era más que notable. También lo fue el despliegue policial, ante las críticas de organizaciones medioambientales contra la instalación de esa infraestructura, a la que seguirán otras cuatro terminales en distintos puntos del litoral norte y báltico alemán.

El Hoegh Esperanza, de 300 metros de largo, había arribado al puerto alemán con una carga de 167.000 metros cúbicos procedente de la planta de Saggas de Sagunto. La compañía Uniper, el primer suministrador de gas de Alemania, prevé que el 22 de diciembre empiece a fluir su gas a la red.

Según Uniper, esa carga es suficiente para abastecer por un año a entre 50.000 y 80.000 hogares. A medio plazo suministrará 5.000 millones de metros cúbicos, equivalentes al 6% del consumo anual alemán. Con la entrada en funcionamiento de las otras cuatro terminales, aún en construcción o a la espera de su licencia, se alcanzaría un tercio del consumo total alemán y se reduciría notablemente la dependencia del país. – Efe