A los condicionantes económicos que influyen en la caída de las ventas de automóviles hay que sumar una lectura social que cada vez apuntan más especialistas. Tener un coche ya no es, para muchos, el sinónimo de libertad e independencia que fue en décadas pasadas. El teléfono móvil y los recursos digitales han desplazado al vehículo. Daniel Lopatnikov es investigador, doctor en Sociología por la Universidad Pública de Navarra y experto en movilidad urbana. A su juicio, "la idea de libertad está cambiando" y no va a estar asociada a tener coche, sino a "moverse libremente". "Vamos a un modelo mucho más abierto e híbrido, donde la movilidad va a ser un servicio y no una propiedad, con vehículos compartidos", explica. "Las nuevas generaciones están creciendo en un ambiente de mayor concienciación sobre el cambio climático. Se les trata de vender la ideadel coche eléctrico como alternativa ecológica, pero muchos no se pueden permitir uno en propiedad", apunta.

Una razón que actúa conjuntamente con la financiera. Gran parte de los jóvenes han vivido la crisis de 2008 y la actual, que han retrasado su emancipación. "Por un lado, hay un cambio profundo de valores y por otro está la situacion socioeconómica", dice Lopatnikov, que subraya que "los jóvenes de hoy tienden a ser urbanitas y vivir en la ciudad, lo que los hace menos dependientes del coche". "En las ciudades, especialmente en las grandes y en sus centros urbanos, más dotadas de transporte público y servicios de movilidad, es lógico esperar que el desapego por la cultura de propiedad del coche sea cada vez mayor", añade el investigador.