- La cercanía de la junta de accionistas del próximo 30 de junio, en la que se decidirá el nuevo mecanismo de venta de acciones, alimenta las dudas del consejo de administración de IMQ sobre sus fuerzas de cara a esa cita. Así cabe interpretarse de los últimos movimientos de la dirección, que ha organizado cuatro “sesiones informativas” en torno al acuerdo que ha alcanzado con SegurCaixa Adeslas, que situaría a un socio externo en una posición de control de la compañía con el 50% de la empresa del grupo que genera más ingresos, IMQ Seguros.

En un comunicado interno remitido esta semana, la presidencia recomienda a los médicos no delegar el voto “sin estar debidamente informados”. O lo que es lo mismo, no dar su respaldo a la Asociación en Defensa del Igualatorio (Ademi) sin escuchar los argumentos de la dirección en una de las reuniones convocadas. Ademi plantea facilitar la compra de acciones por parte de médicos que trabajan en la compañía y no son socios o de los que pudieran estar interesados en formar parte del proyecto.

Una hoja de ruta calificada de “suicida” en la primera reunión convocada por el consejo el pasado viernes Adeslas ha fijado un precio de 255.000 euros por paquete accionarial -5.000 menos que Ademi-, garantiza que no superará el 50% de IMQ Seguros -controla ahora el 45%-, pero no establece límites en la Sociedad de Médicos, que hoy es coto reservado de los sanitarios.

La aseguradora de Caixabank y Mutua Madrileña tomaría en ese caso el control al no tener contrapeso en un accionariado compuesto por 1.000 médicos, lo que genera incertidumbre sobre el arraigo de la compañía. Además, Adeslas no ha aclarado si el precio de compra de futuras participaciones será el mismo o si se producirá un ajuste en función del valor del mercado. El esquema de reuniones planteado por el consejo, con un encuentro semanal cada miércoles hasta el 23 de junio, supone que el proceso de divulgación del acuerdo no concluirá hasta una semana antes de la junta. SegurCaixa Adeslas solo participará en la última cita.

La decisión del consejo de frenar la delegación de voto se percibe como un intento de amarrar apoyos en un escenario dividido. La única referencia del reparto de fuerzas a día de hoy es la última junta. El sector afín a la Plataforma de Accionistas del Igualatorio (PAI), los que quieren vender al mejor precio posible y tienen menos reservas sobre el control, tuvo en octubre el apoyo del 58% de los accionistas. Ademi ha hecho una intensa labor de captación de votos los últimos meses y todo apunta a que ha ganado terreno.