ada vez que pongo la tele, tengo la impresión de vivir una especie de déjà vu, como si fuera Bill Murray en su papel de meteorólogo en Atrapado en el Tiempo, viviendo una y otra vez el día de la marmota. Pero hay un detalle importante, y es que como decía Marx en su 18 de Brumario, todo se repite, "la primera vez como tragedia, la segunda como farsa". Una farsa con algunos ingredientes nuevos, de nuevas chapuzas, de más tiempo perdido. Así no se achica la incertidumbre; y aquí tenemos que estar, obligados a seguir el reality político-económico, al grito de "más deuda", como en aquel tren de la película de los Hermanos Marx en el Oeste, que para avanzar se tenía que consumir a sí mismo.

Si no se recupera la confianza, la parte económica de esta pandemia pasará una cuenta en forma de fractura social y política, cuyas consecuencias prefiero no imaginar. Pero hoy vamos a hablar de lo ocurrido en la economía de la CAV durante el pasado año. Eustat acaba de colgar las series de datos trimestrales corregidos que nos permiten empezar a analizar bastante bien lo ocurrido a nivel macro.

El dato general señala un descenso del 9,45% del PIB real de la CAV. Si ponemos esto en una perspectiva más personal, dado que, por ahora, a nuestros jubilados no les han bajado nominalmente la paga, algo que tampoco ha ocurrido con el personal que trabaja para la Administración pública, este ajuste es equivalente a que, a cada autónomo, parado y asalariado no público, le hubieran quitado del bolsillo una media de unos 7.800 euros.

Así, desde el punto de vista del PIB, la demanda tiene dos perspectivas básicas, la demanda interna y la externa. La demanda interna se divide en consumo e inversión. La primera nos habla del consumo final, tanto privado como público que hacemos todas las personas, empresas e instituciones de la CAV. La contracción del consumo privado ha sido brutal, ya que con un 10,7% ha caído más que la propia economía. De los 9,45 puntos que ha caído el PIB, dos tercios (5,81) se deben al consumo final. La única parte positiva es el consumo público, que ha crecido un 4,44%, pero con un impacto muy inferior al de la caída del consumo privado.

La evolución del consumo real privado, comparada trimestre a trimestre, nos muestra que ya en primer trimestre se produjo una contracción del 5,1%, a pesar de ser "normales" los primeros meses del año; en el segundo la contracción se amplió a 19,8%, y así hasta el último trimestre con una contracción del 9%.

La otra pata de la demanda interna es la inversión. Si las empresas perciben incertidumbre y/o ven que no venden, será complicado que inviertan y creen empleo, pues eso es lo que nos dicen los datos. Los datos de inversión distinguen la inversión en maquinaria y bienes de equipo, de los demás elementos, ya sean edificios, infraestructuras, vivienda, propiedad intelectual (I+D, software), etc. La primera es una componente típicamente empresarial y es precisamente la que más ha caído, nada menos que un 13,3% en términos reales y supone 1,2 puntos de esos 9,45 que ha caído la economía.

Al igual que ocurría con el consumo privado, todos los trimestres muestran una contracción en términos reales respecto al año anterior. Con un 4,8% negativo en el primero, en el segundo llega el colapso, nada menos que con 30% negativo, para luego seguir en negativo con un 12,5% y un 6,3%. Un año perdido, pero es importante fijarse en esta variable clave de la inversión empresarial, ya que será la señal adelantada de que nos estamos recuperando.

Así las cosas, si los de casa no compran, intentamos vender más fuera, aquí es donde entra la demanda externa. Nuestra tasa de cobertura de comercio exterior en euros suele estar en torno al 97%, esto quiere decir solemos exportar el 97% de lo que importamos. Aquí solemos tener pequeño superávit (5%) con el extranjero, mientras tenemos un déficit (7%) con el Estado.

Pues en esto, tampoco ha sido un buen año. La tasa ha bajado al 94%, dicho de otra manera, tanto importaciones como exportaciones han sufrido una contracción brutal, pero esta contracción en términos reales ha sido mayor para nuestras exportaciones (15,3% frente a 17,1%). Casi otro punto negativo (0,8) dentro de esos 9,45 puntos negativos del PIB real total. Comparado con el impacto del consumo privado puede parecer poco, pero no es así, desde una perspectiva más micro. Han desaparecido casi 9.000 millones de euros en forma de ventas de exportación, casi un 12% del PIB total, que no han sido sustituidos fabricando aquí, lo que hemos importado de menos.

Para hacernos una mejor idea de esta parte, piensa que el 80% de lo que exportamos se concentra en cuatro capítulos, por este orden: material de transporte (vehículos y ferroviario), metal, material eléctrico y productos minerales. Si lo vemos por países, dos tercios de todo lo exportamos se concentra en Francia, Alemania, Gran Bretaña, USA, Italia, Holanda, Bélgica y Portugal. Hemos exportado menos a todos, pero en particular a Gran Bretaña, nada menos que un 43% menos, con un impacto que casi supone un cuarto de todo lo que hemos exportado de menos. Si a ello le sumamos lo de Francia y USA, entre los tres casi hacen la mitad de todo lo que han bajado nuestras exportaciones.

Como puedes ver, nuestra economía real ha sufrido un impacto trágico y asimétrico. Es importante este segundo detalle, ya que ha sido la parte de la población y empresas, cuyos ingresos dependían de la actividad normal de la economía de mercado, sobre la que se ha producido el impacto directo y de quien depende de manera crítica que se reactive el consumo.

Ahora, lector, imagina que te hemos contratado como experto macroeconomista. Queremos que hagas tu previsión económica a partir del lado de la demanda. Por lo pronto, sin terminar este primer trimestre de 2021, sabemos que va a ser un mal trimestre, puede que con dato negativo. La Semana Santa se va a perder, y puede que el verano, dada la disponibilidad de vacunas. Plantéate las preguntas que consideres: ¿Crees que va a mejorar el empleo? ¿Notas que gastas menos que antes? ¿Empezarán a invertir más las instituciones y empresas gracias a las ayudas oficiales? ¿Se recuperarán nuestros mercados de exportación? ¿Crees que habrá elecciones generales este año? Etc.

Son muchas preguntas, pero tú eres el experto oficial, y no te olvides que, como tal, tienes que ser algo optimista, pero sin pasarte, que todavía no te han hecho consejero/a... Para ello, apoyándote en los impactos negativos del año 2020, vas a hacer una estimación para este año. Tu estimación tiene tres componentes: consumo, inversión y sector exterior. Para cada una, vas a considerar un porcentaje de mejora respecto al año pasado. Si crees que vamos a recuperar todo lo perdido, pondrías un 100%, si crees que la mitad, pues un 50%, etc. La cuenta es: 6 x % de recuperación del consumo + 3 x % de recuperación de la inversión + 1 x % de recuperación del comercio exterior. Hoy, ya que mañana no sé, mis porcentajes son 50, 65 y 70%, con lo que recuperaríamos 5,65 puntos de esos 9,45 que nos hemos dejado el año pasado. Ahora divide esos puntos que te han salido entre 90,5 y calcula tu previsión. A mí, me sale un 6,2% de crecimiento del PIB real de la CAV para este año.

Seguimos ruta.