o que pasa dentro del túnel, se queda dentro del túnel y cuesta mucho sacarlo fuera, denuncia el sindicato ELA, que, apoyado en el testimonio y las denuncias de tres trabajadores, ha emprendido una batalla judicial que dura ya año y medio y acumula trece demandas colectivas ante la Inspección de Trabajo y decenas de juicios. Esta misma semana se celebran tres de los "casi 40 que tenemos pendientes, y hasta ahora en todos nos han dado la razón", asegura Igor San José, el responsable de la Construcción de ELA.

Imanol se asustó cuando un er-tzaina, el mismo que le había parado ya cuatro veces y denunciado en todas ellas por llevar excesos de carga entre el 30% y 50%, le dio un tirón de orejas: Un día vais a matar a alguien y el juez va a ir a por vosotros. Allí lo escucharon todos. Estábamos ocho camiones de la misma empresa en la báscula", reconoce este hombretón con brazos como dos piernas y una espalda que "no entra en la foto": 120 kilos de peso

Fue un antes y un después. "En el momento que me dice eso el ertzaina, me voy donde Igor (responsable de ELA), y lo denunciamos. Yo salgo de esta cuesta (junto al polideportivo Pío Baroja), y según la velocidad que llevo, ya sé si llevo 36 o 38 toneladas, cuando en un camión de tres ejes puedes llevar un máximo de 26. Y en un tres ejes, 10.000 kilos de más son muchos. El ertzaina tenía razón", asegura Imanol. Pero denunciar tiene un precio y este zarauztarra de 48 años lleva un año pagándolo. No se iba a ir de rositas.

"Desde el momento que metemos la denuncia, ya empiezan las amenazas", interviene el responsable de ELA. "A mí me dijo el gerente de mi empresa (subcontratada): Algún día vas a tener un accidente y lo vas a pasar muy mal. Y diez días después me llamó alguien para decir: Tienes hasta final de mes para abandonar la empresa y retirar la denuncia. "¿Y tú quién eres?", le dije. Yo soy el quete da el encargo", respondió". Imanol lo denunció ante la Ertzaintza y el juicio penal está pendiente.

Lleva ya cuatro juicios. Y en las vistas salen todos los trapos sucios. El juez solicitó información a la Policía y ahí aparecieron no solo las cinco denuncias incoadas al camión de Imanol, sino un total de 25 sanciones a los camiones que sacaban las tierras del túnel del metro, todas de la misma compañía, con sede en Donostia, por sobrecargas de hasta el 51%.

También se constató que entre 2009 y 2019, el camión que conducía Imanol registró 16 no conformidades durante las preceptivas ITV (Inspección Técnica de Vehículos). "Hay un caso que hasta cuatro veces seguidas sale desfavorable y, en vez de ir al taller, iba a trabajar. Ha tenido denuncias de la Ertzaintza por sobrecarga con la ITV desfavorable", asegura el responsable de la Construcción de ELA.

Ya en primera instancia, el juez instó a la empresa a poner todo en orden, pero Imanol, apoyado por el sindicato, recurrió al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), "porque entendíamos que se tiene que condenar sin esperar a que hubiese un accidente o un fallecido. Aquí los hechos están probados por la Ertzaintza y por Osalan", añade San José.

Y lo que sucedió es que "el TSJPV, además de constatar que todo esto ha pasado, establece que la empresa tiene que indemnizar con 5.000 euros al trabajador. Es la primera vez que se indemniza por daños morales y con finalidad preventiva, pese a no haberse producido lesión concreta", explica el sindicalista mostrando la sentencia. La empresa ha recurrido al Supremo.

También ha habido sanciones por parte de la empresa al trabajador. "Le han metido dos. Recurrimos y quedó claro en el juicio que detrás de ellas estaban las denuncias que Imanol estaba haciendo por falta de seguridad en estas obras. El juez anuló ambas y fijó indemnizaciones de 12.000 y 6.000 euros por daños y perjuicios", señala San José. Ambas son firmes y la empresa ya le ha abonado los 18.000 euros.

"Lo vergonzoso es que todo el mundo sabía cuál era el problema y si esta subcontrata está en el metro, es porque lo hace a esos precios y de esa manera. Porque aquí son la UTE (Unión Temporal de Empresas) adjudicataria y la propia ETS (Euskal Trenbide Sarea) las que tiene que decir basta. Y no solo no lo hacen, sino que a quien ha levantado la mano para denunciarlo, se le está machacando. En principio, la UTE ha tenido constancia de estas denuncias, en las actas de la Inspección de Trabajo y del CRL (Consejo de Relaciones Laborales). Todos tenían constancia y nadie nos ha apoyado", lamenta San José.

"Lo pusimos en conocimiento de la UTE y de la Inspección de Trabajo en 2019, pero no vemos movimiento. En primera instancia ganamos el juicio en enero de 2020 y les dijimos que todo está constatado, pero al único que ha denunciado los hechos, al trabajador, se le está amenazando, mientras vemos que los camiones siguen andando con sobrecarga", añade.

Imanol ha hecho ya un año de baja y puede que tenga que volver al trabajo después de Semana Santa. "Imagínate las ganas que tengo yo ahora de ver a ese impresentable, después de amenazarme", asegura. Entre tanto, los juicios siguen adelante. "Nos hemos visto obligados a solicitar la extinción del contrato a la empresa, por vulnerar sus derechos fundamentales", apunta San José. La vista es en mayo.

"Me ha tocado a mí levantar la mano, pero aquí, ayuda ninguna, ni por parte de la UTE, ni del Gobierno Vasco. Solo se mueven si muere alguien y, en ese caso, el malo habría sido yo, por callármelo. Ahora lo digo, y las consecuencias las pago yo", lamenta este camionero con 25 años al volante y 18 en la misma empresa.

San José asegura que "se ha transmitido esto a ETS y me piden colaboración para buscar una solución al problema que han tenido en el metro, pero seguimos en un proceso judicial muy largo, y vemos que el trabajador está solo. Lo grave es que en una obra pública, estando el Gobierno Vasco detrás, no pegue nadie un golpe encima de la mesa", apunta.

Pero hay más. Esta semana se van a celebrar tres de los "cerca de 40 juicios" que quedan pendientes por denuncias de trabajadores de las obras del metro de Donostialdea. El sindicato ELA ha presentado ya trece demandas colectivas ante la Inspección de Trabajo y defiende ante los tribunales más de una decena de casos por reclamaciones de cantidades y despidos improcedentes.

Según San José, la propia Euskal Trenbide Sarea paró el tema de las horas tras la denuncia del sindicato. "En julio de 2019, no obstante, aquí se habían metido un montón de horas y se han podido probar gracias a otro trabajador que ahora está trabajando fuera", explica el sindicalista. La consecuencia es que la "empresa tuvo que reconocer más de 10.000 horas extras y en el informe de la Inspección de Trabajo (que nos muestra), aparece gente con 400 horas y pico", indica. Hablamos de 10.000 horas entre 35 trabajadores.

"Cuando la empresa de excavación (con sede en Madrid) detectó quién fue la persona que denunció, lo echaron a la calle fulminantemente, para que sirva de aviso a los demás. Esto funciona así. El que abre la boca, ya sabe lo que tiene", resume San José. "Fuimos a los tribunales y se declaró improcedente el despido", añade. Y ahora otros 23 de estos 35 trabajadores han denunciado su situación y se han puesto en manos del sindicato. Los juicios vendrán en cascada.

También denunció su situación una mujer, una inspectora de obra. Justo el día que el sindicato expuso el caso en el CRL, después de ocho meses de silencio, recibió la carta de despido. Ella lo achaca aún a una casualidad. Reconoce que tiene miedo y finalmente declina salir en la foto con Imanol.

"Es que yo ya estaré cruzada, creo que no voy a trabajar en la vida. Esta empresa me da igual, porque son los peores en mis años de experiencia. Quieren duros a cuatro pesetas, pero es que las ingenierías son muy pequeñas y no quiero que piensen que soy problemática", asegura.

El 23 de junio de 2020 fue atropellada por una retroexcavadora en el túnel de Morlans. La máquina estaba picando más allá de la hora máxima permitida en esta obra, "hacia las 23.45".

Sufrió "lesiones de carácter grave", derivadas del aplastamiento de la pierna derecha "y menos mal que un compañero avisó al conductor de la máquina para que parase, si no, auskalo lo que habría pasado", rememora.

"Estoy enfadada, porque me parece una injusticia que un accidente así se catalogue como leve", lamenta. "Nadie llamó al 112" y la trasladaron al hospital en su propio coche de empresa. Por eso denunció su situación, ocho meses después, cuando nadie la llamaba y empezó a sentirse en la estacada. Hoy sigue en rehabilitación.

Esta semana se celebran tres de los "casi 40 juicios" pendientes por denuncias de los trabajadores en cuestiones laborales

Los camiones que transportan la tierra sacada de los túneles acumulan al menos 25 multas constatadas por la Ertzaintza por excesos de carga