o solemos quebrar de repente. Ni siquiera anímicamente. Nuestro espíritu no nos deja, pero ojo cuando caemos. Aquí me voy a acordar de Joan Margarit, que estos días nos ha dejado, cuando en Nuestro Tiempo nos habla de esto, y de cómo a veces nos quedamos a vivir en las heridas, que a veces, se pueden convertir en un sitio para vivir.

Y es que lo que viene va a ser muy heavy. La semana pasada fue la Comisión Europea la que advirtió a España de que, dada su estructura empresarial con una muy alta participación de micro pymes (0-9 empleados) y pequeña empresa (0-49 empleados), el tema se iba a poner muy serio al desconectar los estímulos y no dar ayudas directas. A este respecto, quiero añadir que, en esta cuestión, Gipuzkoa ocupa la posición más vulnerable de entre las tres provincias de la CAV. Entre micro pymes (41%) y pequeñas empresas (26%) tenemos dos terceras partes del empleo de las empresas no financieras, y casi 9 puntos porcentuales de diferencia con la media de la UE.

Así las cosas, hace tiempo que de manera reiterada nos hablan de dinero público y empresas zombis. Al final va a pasar lo que tenía que pasar y ahora toca hacer lo que otros ya han hecho, pero nosotros no. Estoy hablando de la conversión de una gran parte de esa masa de dinero prestado en ayudas directas, anticipos reembolsables, créditos participativos y otras fórmulas por el estilo. Y sí, es una forma de condonar deuda.

Pero, para no cambiar, esto también lo haremos complicado. Se habla de muchas cosas, de un "cheque" por cinco meses de facturación, de transformar créditos ICO, de que todo esto lo podría llevar la banca comercial, de falta de transparencia, etc. De hecho, el Gobierno tiene un fondo de 10.000 millones de euros para dar ayudas directas, pero no hacía uso de él. Recientemente ha comenzado también con este tema y sin ninguna transparencia, véase el reciente ejemplo de Air Europa con 475 millones euros.

Lo central es que habrá apoyo para las empresas "viables", dicho de otra manera, no habrá ayuda para las empresas zombis. Claro que saber qué es una empresa zombi es complicado. En USA califican a Boeing de zombi, por ejemplo, pero aquí se ha aprobado un plan especial para apoyar al sector aeronáutico.

Por otro lado, no hay información actualizada de las empresas, ya que las cuentas del año 2020 se empezarán a conocer a partir del segundo semestre del 2021. Ahora mismo no hay más información que la estadística, y en parte, la fiscal.

Para complicar las cosas, la ley prevé el mecanismo concursal para establecer unas reglas de confianza que permitan trabajar al sistema empresarial. La actual ley concursal nace en el año 2003. Cuando llegó la crisis financiera del 2008-2014 se vio que no se ajustaba bien ni a su propósito ni a la realidad en la que debía aplicarse. Así entre 2009 y 2015 sufrió seis reformas, y es un mecanismo que trata de ayudar tanto a empresas como a personas, cuando como dice la ley "no puedan cumplir regularmente con sus obligaciones exigibles". Si un empresario tiene claro que no va a poder cumplir, tiene dos meses para solicitarlo. No hacerlo puede tener consecuencias muy graves.

Pero aquí también el covid alteró las cosas, y entre las medidas que se aprobaron, también se acordó una medida que diera tiempo a las empresas a reestructurar su deuda, conseguir liquidez y compensar pérdidas. Tal cual decía el RDL 16/2020 en abril del 2020, y para ello, introdujo algo nunca visto en nuestra historia reciente, la no obligación de solicitar el concurso de acreedores hasta el 14 de abril de 2021 ni responder por su falta de presentación, aunque la insolvencia se haya agravado durante el año 2020. Esto para todo el mundo.

Bien, llegados a este punto tenemos que preguntarnos qué sabemos. No hay que olvidar que nuestro sistema económico se basa en la confianza, y para ello, la información es fundamental. Por un lado, sabemos que el impacto de la crisis ha sido asimétrico en su intensidad negativa. Por otro lado, la información de los registros mercantiles no recoge nada de todo lo ocurrido.

A estos efectos el único que tiene información fiable, si bien con un cierto sesgo hacia las empresas medianas y grandes, es el Banco de España (BE) a través de su Central de Balances integral y trimestral. Dicho esto, conforme a la información más actualizada, la de este mes de febrero, se establecen dos criterios a la hora de detectar posible zombis o empresas con problemas.

De manera simplificada, el primero hace referencia a tener una deuda que sea igual o mayor a las tres cuartas partes de que tiene la empresa en su activo neto. El segundo es que su deuda sea igual o mayor a diez veces lo que genera la empresa, o no gane dinero o tenga pérdidas, o lo que es lo mismo, el riesgo de impago. Una empresa puede tener problemas con los dos o con uno de estos criterios.

Pues ahí vamos querido lector, y agárrate. Antes del covid, un 14% de las empresas tenía problemas por deber casi todo lo que tenían (primer criterio), y un 20% tenían un muy serio riesgo de no devolver lo que debían al ser poco o nada rentables, o por deber demasiado respecto a lo que generaban. Pues los datos del BE nos dicen que con el covid, el primer dato ha subido al 21% y el segundo al 38%.

Hay dos sectores con una desviación enorme respecto al resto. El primero es la hostelería, restauración y ocio, con un 43% de empresas con deuda excesiva y un 68% en riesgo de impago. Le sigue el de los servicios relacionados con los vehículos a motor, con un 30% de empresas con deuda excesiva y un 57% con riesgo de impago.

Los datos del sector industrial manufacturero nos hablan de un 12% de empresas que partían con problemas de deuda excesiva, ahora son un 18%, si bien el impacto es mayor en la parte del riesgo de impago, con un 38%.

La situación se va a complicar ¿Se volverá a prorrogar el matrix de la solvencia empresarial después del 14 de abril? En todo caso lector, si ya venías mal de antes o este toro te ha enganchado, y te ha acabado de dejar tocado, no esperes. Haz bien las cosas, hazlas cuanto antes y protégete. Aprovecha lo que te ofrece la ley.

Hay varias razones de peso. La primera es que no habrá ayudas directas para todo ni todo el rato. La segunda es que ahora te van a escuchar. La tercera es que se va a formar un atasco épico en todos los ámbitos concursales y sociales, y el tiempo correrá en tu contra.

Y la cuarta, fundamental, no existen "empresas" zombi o vulnerables, existen trabajadores, ilusiones, familias. Otro día hablaremos de esos señores de la cosa pública que ven zombis en el ojo ajeno.

Seguimos ruta.

68%

de las empresas integradas en el sector hostelero presentan riesgo de impago