- ¿En qué lugar queda la hostelería con esta prórroga de los ERTE? ¿Les alivia? ¿Esperaban más?

-Se ha conseguido mantener los ERTE, sí; pero no el tratamiento que nos corresponde tener como sector. Somos un sector afectado de manera directa, tanto por la reducción de la actividad turística, como por las limitaciones que se están poniendo a nuestra actividad y creemos que deberíamos haber tenido la misma consideración que el sector de alojamiento, donde los ERTE se han mantenido de una forma regular. En nuestro caso, la mayoría que se plantean son más limitativos. Y luego pedimos que los ERTE se mantengan no hasta una fecha, sino hasta que se recupere la actividad en un 75%. Ese es el parámetro que se ha fijado en Italia.

¿Por qué cree que se ha hecho esa diferencia con ustedes?

-Yo creo que es porque es muy caro, porque somos el sector que más gente tiene en ERTE. Se nos han dado los ERTE con muchos obstáculos, de tal modo que lo que se pretende es que los empresarios del sector intenten capear la situación de la mejor forma posible por sus propios medios o, en su caso, renunciando a realizar la actividad y presentando un concurso de acreedores, que los habrá, y muchos. Al final, lo que se deje de pagar por ERTE, se pagará por desempleo.

Dice usted que el impacto económico que han sufrido en esta pandemia ha sido mayor del esperado.

-En abril la previsión era que el nivel de recuperación nos permitiría estar trabajando en septiembre u octubre al 80% de la actividad. Esto no ha sido así; en concreto, el primer semestre en Gipuzkoa se ha trabajado al 56%. Y en verano se ha mantenido. Por dos razones: la primera, el cierre generalizado de fronteras que ha impedido los flujos turísticos; y en segundo lugar, por las limitaciones impuestas a la actividad, reduciendo las posibilidades de trabajo. Un ejemplo: desde el 28 de julio el ocio nocturno está cerrado. Y el ocio nocturno representa un 10% de la actividad hostelera.

¿Qué supone todo esto en cifras?

-Hablamos de dejar de facturar unos 700 millones de euros sobre un total de unos 1.700; es decir, en torno a un 42%; y que la lista del paro, a finales de marzo, engrosara en casi 6.000 trabajadores de este sector solo en Gipuzkoa. Durante este verano han dejado de trabajar en el sector hostelero unos 2.300 trabajadores.

¿Cuántos han bajado la persiana?

-Creemos que quien está cerrado ahora ya venía cojeando de antes. Y ahí tenemos casi un 4% de establecimientos que ya están cerrados: unos 200, y creemos que otros 200 se cerrarán como mínimo de aquí a la primavera del año que viene. Hay que tener en cuenta que mucha gente ha agotado sus reservas este verano trabajando a medio gas y ahora, o hay financiación y se articulan medidas para que esta gente pueda tener capacidad financiera, o habrá más cierres.

¿Lo llamaría una situación crítica?

-Aquí hemos tenido gente que tiene que volver a hipotecar su casa para pedir un préstamo para tirar para adelante. Al final, todos los datos macroeconómicos que manejamos, desempleo, bajada del PIB, etcétera, son el sumatorio de decisiones personales que están tomando empresarios de siete u ocho personas. Y esa gente va a salir adelante si ve cierto grado de empatía y apoyo desde las instituciones públicas. Pero eso se tienen que decidir ya, porque en noviembre ya será tarde. Se les tiene que ayudar con subvenciones directas a fondo perdido. Esa es la gran reclamación que hacemos. Pero hay que incidir en varias áreas. Lo primero, el área sanitaria. Luego, tenemos que articular los protocolos de cierre y apertura de la manera más ágil posible. Y evitar también precintos que han sido visualmente muy duros y que han afectado a la imagen en muchos sitios.

¿Se han sentido señalados?

-Sí. Precisamente, otro aspecto importante es intentar diluir el foco mediático. Todas las imágenes para ilustrar temas relacionados con la hostelería,necesitan una terraza, un bar... lo entendemos. Pero ha habido imágenes de contagios generales y de actitudes incívicas que son de carácter general y se han ilustrado con imágenes de la hostelería.

¿Era una asociación sencilla de hacer, quizás?

-Los picos de contagio se han producido hace quince días y llevamos desde el 29 de julio con el ocio nocturno cerrado. ¿Y por qué? Porque las fuerzas de seguridad no han vigilado el ocio nocturno no profesionalizado, el alternativo. No se han preocupado de botellones y lonjas hasta hace quince días. Hemos sido paganos, sobre todo el ocio nocturno, de una inacción importante en este ámbito.

¿Eran ustedes un blanco fácil?

-Las fuerzas de seguridad han estado vigilando el ocio regulado, pero nadie puede entrar en jardines familiares, en piscinas de comunidades de vecinos, en lonjas de chavales y muchos lugares que se han salido de los círculos de control y que es donde creemos que ha habido y sigue habiendo muchísimos contagios. Lo que sí está claro es que nosotros hemos cumplido a rajatabla, aunque siempre habrá excepciones, las normas que nos han dado para controlar la pandemia; porque si no, la situación habría sido mucho peor. Ha habido muchos cierres de establecimientos hosteleros, pero no ha habido brotes importantes y en cribados masivos realizados entre clientes el porcentaje de positivos ha sido bajísimo, sobre el 1%.

¿Cuántos trabajadores de hostelería hay ahora en ERTE en Gipuzkoa?

-A 30 de agosto, 1.470, que es aproximadamente un 18% del máximo que hubo en su momento. Esos 1.470 trabajadores representan el 25% de todos los ERTE que hay en estos momentos en Gipuzkoa. Una de cada cuatro personas en ERTE son hosteleros. Somos el sector más afectado.

Somos el quinto sector económico de Gipuzkoa y Euskadi en términos de empleo y de valor añadido bruto. Y creemos que necesitamos un trato parecido al que han tenido en otros momentos otros sectores económicos en el que una situación exógena ha irrumpido en el mercado y han roto las normas del mercado, como sucedió con el carbón o en la banca.

¿Es quizá por falta de prestigio?

-Nosotros somos importantes por nosotros mismos: 23.000 trabajadores, 4.400 establecimientos abiertos, 1.700 millones de facturación, solo en Gipuzkoa, donde tenemos la mejor hostelería del mundo, reconocida por todo el mundo; pero además, tenemos una naturaleza de impulsores de la economía en el sector de alimentación, de transporte de último kilómetro, de mantenimiento; esos sectores dependen de nosotros. Tenemos una cadena de valor larguísima por debajo. En hoteles, restaurantes y cafeterías se venden el 27% de los alimentos que se producen en el Estado. Y estamos así, porque un agente exógeno, la pandemia, afecta al core business de nuestro negocio. Nosotros no vendemos cerveza. Eso lo vende el supermercado. Nosotros vendemos socialización y lo que se ha cortado es la socialización.

Detálleme algunas de esas ayudas directas a fondo perdido que piden.

-El Ayuntamiento de Berlín está pagando los alquileres de las discotecas; el Gobierno italiano, a todas las familias les ha dado un cheque de turismo de 500 euros. Una reducción del IVA, que es la norma que más se ha aplicado en toda Europa. Nosotros pedimos que con carácter temporal, el IVA pase del 10% al 4%. Ayudas a fondo perdido se están dando en otros países, hasta 4.000 euros. Cantidades que tienen que ser importantes para mantener abierto el local y el empleo. La cuarta línea de ayuda sería la de impulso del consumo. Y aquí el Gobierno Vasco sí que ha actuado y acaba de lanzar un plan de bonos de ocho millones de euros. Y la quinta línea es la flexibilización de normativas que nos permitan ajustarnos a la nueva normalidad, como agilizar las licencias de actividad y obras; que se suprima el 3,75% que te cobran cuando pides un aplazamiento de pago a Hacienda. En Bilbao, por ejemplo, se han suprimido 300 plazas de aparcamiento en superficie para habilitar más terrazas.

¿Cómo se siente el hostelero hoy?

-Muy cabreado. Quien más ha puesto para solucionar esto y al que más se le ha pedido es a la hostelería. ¿Y no nos van a compensar nada? ¿Ni siquiera los alquileres? Ahí, sí nos gustaría participar en las decisiones sobre el destino del dinero que se ha anunciado en nuestro ámbito; que no hablen por nosotros ni las cámaras de comercio, ni Confebask, porque ni saben del sector, ni tienen capilaridad.

"Uno de cada cuatro personas en ERTE son hosteleros. Somos el sector que más ha sufrido esta crisis"

"Durante este verano han dejado de trabajar en la hostelería 2.300 personas solo en Gipuzkoa"