- El sector del automóvil es la primera industria del Estado español, pues aporta entre el 10 y el 12% del PIB, pero es todavía más importante en Euskal Herria, dado que entre fábricas de ensamblaje de coches, Mercedes Benz Vitoria y Volkswagen Navarra; de neumáticos, Michelin y Bridgestone-Firestone; componentes, Gestamp, CIE Automotive, Grupo Mondragon etc; acerías, Sidenor y un largo etcétera, supone casi la cuarta parte de la economía vasca. Este importante sector se encuentra en una de las situaciones más complicadas de la historia, confirmada por el anuncio de Nissan de cerrar sus instalaciones de Barcelona. La clausura de la planta catalana supone un serio toque de atención para las 17 fábricas del Estado, que se enfrentan a grandes retos como la recuperación de la demanda tras la crisis del COVID-19 y la transformación eléctrica.

Un ejemplo del impacto de la crisis en el sector es el hundimiento en Bolsa de las dos grandes firmas vascas de componentes de automoción. Gestamp valía en 2019, unos 2.466 millones de euros y a 30 de junio, solo 1.289 millones. Por su parte, CIE ha bajado de 2.719 millones a 2.014 millones.

Por todo ello, a corto plazo, recuperar la demanda es clave. Durante la primera mitad de este año, las ventas de coches en el Estado alcanzaron las 339.853 unidades, lo que representa un descenso del 50,9%. La falta de confianza de los consumidores que no saben qué vehículo comprar ante los mensajes contradictorios que lanzan las administraciones respecto a la tecnología diésel, la fiscalidad, el acceso de los coches a las ciudades etc, es clave. De ahí, la necesidad de un mensaje claro de apoyo a esta industria estimulando su demanda con planes Renove, favoreciendo, además, la progresiva electrificación y no poniendo más trabas de las necesarias al uso del coche en los grandes centros urbanos.

Porque además esta industria tiene un problema adicional: el coche eléctrico, en su actual grado de desarrollo, no despega. Coches caros, pesados, con autonomía limitada, y sin puntos de recarga suficientes, su uso se circunscribe a los entornos urbano y ahí muchos ayuntamientos tampoco los quieren. El resultado es que las matriculaciones de vehículos eléctricos en España registraron un retroceso interanual del 35,1% en junio, con 908 coches, según Anfac. De hecho las ventas de coches eléctricos, que solo son el 1,4% del mercado total, suman 5.849 unidades en el primer semestre, un 12,1% menos.

Según Raúl Montoya, representante de USO, primer sindicato en Nissan Barcelona, “el futuro pasa por el coche eléctrico pero hace falta un plan de transición que propicie crear infraestructuras de recarga, así como un programa de apoyo tecnológico para que nuestras fábricas se adapten a esa nueva realidad, además de impulsar la demanda a corto plazo”.

De ahí, la importancia de la puesta en marcha del plan Renove español que es una de las medidas estrella recogidas en el Plan de Impulso a toda la cadena de valor del Sector de Automoción, presentado hace dos semanas por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para el que “está industria es muy importante para nuestro país” y que contempla movilizar 3.750 millones de euros para impulsar el sector.

Para el sector estimular la demanda es clave y el director general de la Asociación de Fabricantes (Anfac), José López-Tafall, recuerda que el plan Renove aprobado es “absolutamente necesario” ante la situación “difícil” en la que se encuentra el sector por el coronavirus. El directivo señala que las ventas de coches “están hundidas” y cree que las ayudas servirán para “remontar en parte”. “Es un plan alineado con lo que están haciendo países como Francia y, además, lanza un mensaje muy potente hacia afuera, hacia las casas matrices de nuestra industria automovilística, por el que España trabaja por un mercado fuerte para todo tipo de vehículos y por la competitividad de su sector”, señala.

No hay que olvidar que los centros de decisión del automóvil están fuera del Estado y en un momento de sobrecapacidad productiva y de cambios tecnológicos hay riesgo de que las inversiones se concentren en Alemania y Francia, sede de los principales fabricantes con plantas en España. Además, el Renove es un plan que aborda “sin duda” el reto de la descarbonización, ya que impulsa la demanda de vehículos cero emisiones y obliga al achatarramiento, para eliminar vehículos viejos y contaminantes, y sustituirlos por más eficientes.

No hay que olvidar que medidas como el plan Renove sí tienen éxito como se ha demostrado en Euskadi, una vez más a la cabeza en los apoyos a la industria, pues aunque no impidió una nueva caída en las matriculaciones en junio el descenso fue solo del 6%, por debajo del 37% registrado en España sin plan Renove en vigor el mes pasado. A partir de ahora las ayudas del plan Renove estatal y vasco se podrán sumar, lo que supone llegar a 3.600 euros para un diésel o gasolina y a 8.000 para un eléctrico. Levantar las ventas es clave en esta transición.