a pandemia originada por el COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de dos sectores estratégicos que están íntimamente unidos y que son esenciales para el desarrollo y progreso de un país como son las telecomunicaciones y las tecnologías de la información (TIC's), sobre todo si se quiere afrontar de manera decidida la recuperación de la gran recesión económica que nos ha traído el virus.

La coincidencia, que en este tipo de situaciones evidentemente no es casual, entre la conmemoración de los 25 años de la constitución de Euskaltel y la presentación de la nueva operadora Guuk -que va a competir en su mismo mercado y tratando de recuperar aquellos valores identitarios que también supo aglutinar la primera operadora vasca-, ha puesto de relieve de nuevo no solo la ubicación de los centros de decisión de esas compañías, por mucho que las sedes sociales estén en Euskadi, sino también el modelo de país que se está construyendo.

Igual panorama podemos observar cuando se hace un repaso a las compañías TIC, que en el caso de Gipuzkoa han ido poco a poco cayendo en manos extranjeras, hasta el punto de que su centro de decisión se ha trasladado a las matrices, con lo que aquel sector que identificaba al territorio por su apuesta emprendedora e innovadora en este campo está desapareciendo poco a poco al sucumbir a los intereses de los inversores foráneos.

Empresas tecnológicas con un gran potencial en seguridad informática o software de gestión de empresas están en estos momentos en manos de grupos portugueses, italianos o canadienses. La última operación de venta se ha registrado hace algo más de un mes.

En este sector hay una compañía, probablemente la más grande, que desde hace varios años está en venta tras, al menos, dos intentos de compra por parte de inversores extranjeros que no cuajaron, amén de las due diligence, que se han hecho a posibles interesados. Una empresa que fue líder en el sector en su tiempo pero que, en este momento, parece no está ofreciendo servicios de valor añadido y diferenciadores que le hagan atractiva a un posible comprador.

En lo que se refiere a las telecos el escenario que se presume con la existencia de estas dos operadoras se va a centrar en la utilización de todas las herramientas de marketing para posicionarse en el mercado a la captura del cliente que busca el label vasco en sus servicios de telecomunicaciones, en vez de, probablemente, apostar por contenidos exclusivos y tecnologías diferenciadoras.

Esta situación recuerda mucho a lo que le está pasando a Finlandia, un país de apenas 5,4 millones de habitantes que de contar hace siete años con una compañía fabricante de móviles como Nokia y ser símbolo de la pujanza tecnológica e innovadora a nivel mundial, ha caído en sus niveles de I+D y ser una excepción entre los países nórdicos, que siguen invirtiendo en este campo provocando una dualidad entre la Europa del norte y la del sur.

La mala gestión y la dificultad de adaptación a los nuevas innovaciones que se estaban planteando en el mercado con la irrupción de los teléfonos inteligentes, donde emergieron nuevos competidores internacionales, hizo que en tres años Nokia pasase de controlar el 34% del mercado de móviles en el mundo al 3% y de estar valorada en 120.000 millones de euros a ser vendida a Microsoft por 5.540 millones.

La crisis del COVID-19 está siendo un acelerador que ha hecho cambiar de manera determinante el escenario hasta el punto de que lo que tenía que pasar en diez años se ha fraguado en apenas seis meses a una velocidad que todavía no somos capaces de adivinar en su intensidad ni en la dirección que tomará

La transformación digital se ha acelerado en todos los sectores hasta el punto de que lo virtual ya forma parte de nuestra cotidianeidad y de nuestras relaciones personales y profesionales, y está provocando un cambio en las relaciones económicas mundiales en las que las corporaciones digitales se presentan como unos agentes que están teniendo tanto poder como los gobiernos.

En este sentido, resulta significativo que el valor financiero de Microsoft, Apple, Amazon, Google, Alibaba, Facebook y Tencent alcance los 5,5 billones de dólares, superando el PIB de Japón, que es la tercera economía mundial.

Está claro que la tecnología se ha convertido en el mayor factor de cambio económico de la historia, tanto en rapidez como en contundencia y que es un elemento fundamental en la creación y distribución de riqueza, que incluso puede afectar a la propia supervivencia de las personas.

Por ello, es necesario que la apuesta por la ciencia y la tecnología se convierta en una gran cuestión estratégica porque el futuro de los países dependerá del desarrollo de estas dos actividades que cada vez interactúan de una manera más rápida y consistente.

En este sentido, la creación de un ecosistema que permita la innovación y la creación de nuevas empresas tecnológicas en el país se revela como un elemento indispensable para afrontar esos cambios, en donde el binomio universidad-emprendizaje se presenta como esencial para vertebrar ese nuevo escenario en una dinámica en que los conocimientos quedarán inservibles en la medida que las tecnologías se vayan sustituyendo entre sí. Y todo ello con la existencia de unas herramientas que favorezcan el arraigo de las nuevas empresas e impidan su deslocalización o traslado de sus centros de decisión. El momento lo requiere.

El valor financiero de Microsoft, Apple, Amazon, Google, Alibaba, Facebook y Tencent alcance los 5 ,5 billones de dólares, superando el PIB de Japón, que es la tercera economía mundial