- Angela Xu es cofundadora de Ming Da Consulting, firma creada en Donostia con el objetivo de servir de puente a los intereses empresariales de Euskadi y China con servicios como la búsqueda y gestión de proveedores, organización de agendas de trabajo, promoción de productos y servicios en China o formación para llevar a buen término los negocios. Experta conocedora de la realidad económica del país asiático, explica cómo se ha reactivado la actividad empresarial china y qué oportunidades ofrece este mercado, y lo recoge en una infografía que ha diseñado junto con la empresa Iceberg Vision Consulting de Donostia.

¿Qué medidas han tomado las empresas chinas en su vuelta a la actividad?

-Hay medidas que están generalizadas en todas las empresas, tales como el uso de mascarillas, la toma de temperatura varias veces al día, mantener la distancia de seguridad, la desinfección frecuente de zonas como comedores, talleres, oficinas y otras con mucha más frecuencia como ascensores, pomos de las puertas, etc. Aparte, también se trabaja en casa siempre que sea posible, se dispone de flexibilidad horaria, y cada trabajador rellena un formulario para registrar sus movimientos durante 14 días. Algunas empresas marcan el suelo con direcciones para evitar cruces y, si se produce un caso, se cierra la línea de producción en la que trabaja esa persona contagiada durante dos semanas.

¿Y los parques empresariales, donde se concentran muchos negocios?

-Se controlan mucho los accesos, limitando generalmente a una entrada y una salida y también se toman las temperaturas y se registran todos los accesos. Una acción común para todos es que se tiene en el móvil un código QR, al que se le llama Código de Salud, y al que solo se tiene acceso si está de color verde. Si se ha estado en zona de posible infección o hay algún tipo de riesgo de contagio y no se ha pasado la cuarentena correspondiente, entonces está en rojo y se debe confinar a la persona durante un mínimo de catorce días.

¿Están las empresas vascas preparadas para este tipo de medidas?

-Técnicamente, por supuesto. La mayor dificultad que veo es la disciplina de las personas en mantener las acciones a lo largo del tiempo y que no se relajen, cosa que en China por razones culturales, sociales y respeto a la autoridad se siguen y se seguirán escrupulosamente el tiempo que sea necesario.

¿Y son todas exportables?

-La acción que creo que será más complicada de aplicar, no solo en el País Vasco sino en todo Europa, es la que permite al Gobierno monitorizar totalmente a través de una aplicación en el móvil los movimientos de los ciudadanos y su estado de salud. En China la privacidad no está tan considerada como en Europa. La gran mayoría de los chinos, entre los que me encuentro yo misma, no tiene ningún problema, por el bien común del país ante el COVID-19, en que el Gobierno tenga esta información.

¿En qué situación se encuentra en la actualidad el tejido empresarial chino?

-La pandemia ha representado un duro golpe para las empresas, que seguirán sufriendo hasta que esté totalmente controlada en China y en el resto del mundo, pero desde hace unas semanas ya han empezado a funcionar y van tomando el pulso a la actividad. Económicamente el mundo necesita de China, pero también China depende del mundo. Por este motivo, este país ayuda en lo posible, con la experiencia ya vivida, a otros estados para terminar con esta pandemia. Este es un problema de todo el mundo y solo se solucionará con la colaboración de todos los países.

¿Las empresas del país asiático han previsto planes de contingencia para afrontar la nueva etapa?

-Creo que no hay empresa en el mundo que tuviera previsto un plan de contingencia ante esta situación. El impacto va a ser grandísimo, difícil de cuantificar. En China cada empresa, en la medida de lo posible y sus características particulares, ha diseñado sus propios planes de contingencia ante esta crisis pero lo realmente importante son las decisiones que está ya tomando el Gobierno desde hace más de un mes. Por encima de cualquier plan de contingencia particular de cada empresa, están las medidas que implanta el Gobierno y son las que realmente van a tener un impacto positivo en la economía y en las empresas.

¿En qué consisten?

-Se adopta una gran cantidad de medidas de estímulo económico que sobre todo se centran en la reducción de impuestos para apoyar a las empresas y las rentas de los ciudadanos, así como en incentivar las personas y sectores sanitarios tan importantes hoy en día.

¿En qué línea se dirigen las fiscales?

-Se han eliminado los aranceles e impuestos para donaciones extranjeras y para las donaciones locales y se ha reducido o eliminado tanto el Impuesto de Sociedades como el IVA. Además, para productos médicos y sanitarios y elementos de primera necesidad también hay incentivos en cuanto a los impuestos. La provincia de Hubei, cuya capital Wuhan ha sido la más afectada del país, tiene medidas especiales para proteger a sus pequeñas y medianas empresas como por ejemplo la exención del IVA.

¿Es el tejido empresarial chino un espejo en el que mirarse?

-En el País Vasco, como en toda Europa, no se van a poder tomar exactamente las mismas medidas que en China, pero yo creo que sería conveniente al menos conocer lo que se está haciendo y funciona allí para aprovecharnos de esa experiencia y crear nuestro propio futuro empresarial.

¿Las empresas vascas han intensificado sus relaciones con China?

-Yo creo que todavía queda mucho camino a la pequeña y mediana empresa vasca para ampliar sus relaciones de negocios con China. En general, las relaciones comerciales no se han intensificado, siguen siendo igual que antes excepto en el tema de material sanitario. Ahora parece que en el mundo solo existe el COVID-19 y todo se mueve alrededor de esta enfermedad.

¿Cree que puede ser un buen punto de partida para reforzar las relaciones comerciales en general?

-No solo puede sino que, en mi opinión, debe convertirse en una oportunidad, y no solo para ciertas comunidades que tienen mayor presencia empresarial en China como el País Vasco, Catalunya o Madrid, sino para todo el Estado español en general. China ve a España como un país amigo y con respeto, y esto es fundamental para hacer negocios con mi país. Hay que respetarse y crear confianza antes de hacer negocios. China sufrirá mucho con esta crisis, como el resto de países del mundo pero, como todos los chinos, estoy segura que la maquinaria volverá a funcionar y a crecer.

"A la mediana y pequeña empresa vasca todavía le queda mucho camino para ampliar sus relaciones de negocio con China"

"En Europa será muy complicado aplicar la monitorización de las personas a través del móvil, tal como se hace en China"